El gran problema del alga sargazo no es nuevo. Hay una región de océano Atlántico que, directamente, se llama «Mar de los Sargazos» y de la que se habla desde los tiempos de Cristóbal Colón. Algunos historiadores, incluso, lo remontan a muchos siglos atrás. En el siglo IV, la Ora Marítima, un poema escrito por Avieno, describe una porción del Atlántico como cubierta de algas y sin viento, y cita un relato ahora perdido del siglo V a.C. del cartaginés Himilcón. El propio Colón conocía este relato y pensaba que Himilco había llegado al mar de los Sargazos, al igual que otros exploradores. Sin embargo, los estudiosos modernos lo consideran improbable.​ Según el cartógrafo musulmán Muhammad al-Idrisi, un grupo de marinos conocido como Mugharrarūn enviados por el sultán Ali ibn Yusuf (1084-1143) almorávide, y bajo el mando del almirante Ahmad ibn Umar, llegó a una parte del océano cubierta por algas, que algunos han identificado como el Mar de los Sargazos.

El primer relato conocido acerca del mar de los Sargazos se remonta a Cristóbal Colón en 1492, quien escribió sobre la presencia de estas algas marinas, las cuales escondían aguas poco profundas que podrían hacerlos encallar, así como la falta de viento que temía que los atrapara.

En la actualidad, el sargazo, un alga tóxica, se ha convertido en un verdadero problema para la biodiversidad de la región del Caribe. En junio de 2022, la NASA captó una gran mancha que se desplazaba hacia la costa mexicana que acapara la gran mayoría del turismo.

Un informe alertó en julio de 2022 de que una marea de cerca de 25 millones de toneladas de sargazo estaba alcanzando las costas de los países del Caribe. Dicho documento señala que «además de afectar negativamente a los ecosistemas costeros, el turismo y la economía, también es un peligro para la salud humana. Podemos decir que, por ejemplo, de 2018 a 2022 tuvieron más que los 5 años anteriores, 2013 a 2017, que reportaron a su vez más cantidad que del 2008 al 2012».

En estos últimos días se ha venido publicando en medios de difusión internacional, llegando a más de 187 países, sobre el interés que ha marcado el presidente Luis Abinader con relación a la defensa del medio ambiente, la protección de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático, asuntos en los que radica una importancia tan grande que se necesita de la participación de todos los países del mundo para obtener un resultado mayor de estas luchas.

Cabe resaltar que el tiempo le sigue dando la razón al presidente dominicano y demuestra que no son un asunto de tendencia, ni de moda. Como consecuencia del cambio climático, en la República Dominicana se están produciendo inundaciones, incendios, sequias y la llegada del sargazo, cuestiones que no son exclusiva de este país caribeño.

Por ejemplo, en el Canal de Panamá, debido a las pocas lluvias, sus autoridades han tenido que reducir el calado de los buques más grandes que traspasan esta vía que conecta el Océano Pacífico con el Mar Caribe y luego con el Océano Atlántico.

En relación con el sargazo, está impactando a otros países, como Cuba, Jamaica, Honduras, Belice, México, pero también a islas como la de Guadalupe o Martinita, lo que demuestra que lejos de tratarse de una problemática aislada se trata de un asunto de todos.

El presidente Luis Abinader no se ha hecho esperar y está poniendo de su parte. Para buscar una solución a esta grave problemática, anunció una donación de un millón de dólares para el desarrollo de investigaciones de universidades para el manejo integral del sargazo la inauguración del seminario internacional «Retos y oportunidades de la gestión del sargazo para el turismo de República Dominicana», realizado por el Ministerio de Turismo. En este evento el presidente dominicano realizó un llamamiento a los países del Gran Caribe a trabajar de manera unificada para buscar una solución conjunta a esta crisis.

«Yo les pido a todos aquí que busquemos, estudiemos; hay capacidad sobrada desde la academia; lo que tenemos es que dedicarnos a buscar las soluciones, como yo digo, pragmáticas también», apuntó.

El actual gobierno dominicano, nuevamente sigue demostrando que le hace frente a los problemas, no solo desde la óptica nacional, sino que está a la disposición de trabajar desde la unidad regional. Esta visión global ha quedado evidenciada en otras ocasiones y esta no ha sido diferente, por lo cual, Abinader dejó saber que  diferentes instituciones, incluidas las universidades y ONG, están investigando sobre el problema del sargazo y que el gobierno a través de los Ministerios de Turismo y de Medio Ambiente y Recursos Naturales se unirá a la investigación con los demás países y así poder buscar una solución.

Las consecuencias del cambio climático ya están a la vista de todos y no son favorables para los Estados en diferentes sectores. Pongamos el caso del Canal de Panamá, por el que atraviesa más del 5% del tráfico marítimo mundial, principalmente de Estados Unidos, China y Japón. De seguir prolongándose este panorama se verán más golpeadas las economías de los países, pero también tendrá impacto sobre el sector pesquero.

Mientras que, con relación al sargazo, su presencia desmedida en las costas afecta el turismo, sector clave para los países del Caribe. Si en conjunto no se posibilitan vías para contrarrestar al cambio climático, sin lugar a duda, el futuro de la humanidad podría estar en grave peligro.

Un líder se manifiesta cuando hay adversidades que afrontar. El éxito es fácil de asimilar, pero para evitar catástrofes, como las que puede provocar el sargazo, hay que anticiparse a través del conocimiento. Un líder, cuando descubre que sus recursos pueden ser insuficientes, pide ayuda a los que sí pueden saber y encontrar la solución.

Por esta razón, Luis Abinader no se queda en la complacencia y esperar a afrontar las consecuencias de la catástrofe y ya se están realizando contactos con investigadores de importantes instituciones del sur de Europa, sobre todo del área mediterránea y del Atlántico este, que están investigando cómo frenar las plagas de sargazos y pueden ofrecer propuestas basadas en la efectividad y la certeza científica.

Esta es una de las cualidades que el presidente de República Dominicana ha aplicado en su nuevo estilo de gobernar. Nada se hace sin que tenga un retorno directo en el bienestar de la ciudadanía porque, cueste lo que cueste, ese es el objetivo principal.

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