Duro Felguera sigue en su triste camino hacia la desaparición por fragmentación de sus distintas divisiones y por la estrategia del Banco de Santander de hacerse con el control de la epecista asturiana. Lo que ya adelantó Diario16 respecto a la capitalización de la deuda que Duro tiene con el pool y al despido inminente del 25% de la plantilla fue un ejemplo de ello.

El pasado miércoles se celebró un Consejo de Administración en el que, teóricamente, debían discutirse, entre otros asuntos, la propuesta del pool respecto a esa capitalización y a la condición de que se haría si conllevaba un Expediente de Regulación de Empleo de 600 personas. Sin embargo, este tema no se trató, principalmente porque los bancos liderados por el Santander  no presentaron la propuesta por escrito, centrándose en la presentación de las cuentas anuales ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores, organismo que ha ampliado el plazo para que Duro Felguera entregue sus cuentas hasta el día 9 de marzo.

Esas cuentas no serán nada buenas y los principales responsables de este hecho no son otros que el Banco de Santander, Miguel Zorita, Francisco Javier García-Carranza y el actual presidente, Acacio Rodríguez. Los tres primeros por haber mantenido a Duro en un estado de inactividad calculada desde el mes de mayo con el único objetivo de llevar a la epecista a una situación límite en la que no se generó negocio ni se cobraron las deudas que países como Venezuela, Argentina, India o Australia tienen con Duro Felguera. Esos meses fueron un tira y afloja constante entre el anterior Consejo, Zorita y el pool (liderado por el Santander) que ha tenido como consecuencia la no generación de nueva cartera de negocio por la imposibilidad de la epecista asturiana de presentarse a ninguna licitación por no poder presentar los avales que en cualquier concurso se exigen en los pliegos. Esta lucha constante terminó con la dimisión de Ángel del Valle dejando en manos del Santander al Consejo porque el actual presidente se está plegando a las imposiciones de la entidad cántabra, en concreto, a las de Francisco Javier García-Carranza Benjumea.

Volviendo al Consejo, Acacio Rodríguez presentó como un hecho consumado el acuerdo de venta de los edificios más emblemáticos de la compañía por 30 millones de euros para que el Consejo lo ratificara. Esto es una cantidad que no aporta prácticamente nada a la tesorería de Duro Felguera y, según nos confirman fuentes cercanas a la empresa, a un precio por debajo de otras ofertas que estaban encima de la mesa. Las mismas fuentes son contundentes: «este es el nuevo estilo de dirección: “hago lo que quiero y que el Consejo lo ratifique sí o sí”».

Este «nuevo estilo de dirección» también se pudo comprobar en el hecho de que Acacio Rodríguez decidió no vender una de las filiales, Epicom, sin consultar al Consejo de Administración, lo cual parece indicar que hará la misma maniobra que con los edificios de Madrid, es decir, realizar la operación con quien él, o el Santander, quiera para pedir la ratificación de la misma al Consejo.

Como podemos comprobar, Acacio Rodríguez está vendiendo «trocito a trocito» Duro Felguera de manera unilateral, sin contar con el Consejo de Administración, o siguiendo las instrucciones del Santander.

Ante esta situación es preocupante la actitud del resto de bancos del pool bancario por permitir que el Santander sea quien decida la estrategia a seguir por todas las entidades acreedoras. No es comprensible que estén dispuestas a ser cómplices de una estrategia que afectará de un modo tan negativo a la economía del Principado de Asturias.

Exactamente ocurre lo mismo con el Gobierno de Javier Fernández, con los partidos que lo sustentan (PSOE, Podemos, IU), con los sindicatos, con el propio comité de empresa de Duro Felguera. ¿No se dan cuenta de las consecuencias que tendrá que el Santander logre sus objetivos para Asturias? ¿No comprenden que se va a ir al paro, como mínimo, el 2% de la población activa del Principado? Sólo se puede explicar una pasividad así desde la inocencia o desde la complicidad.

Lo que queda absolutamente claro con lo que está ocurriendo en Duro Felguera es que, como siempre ocurre que García-Carranza está al frente, las víctimas serán los trabajadores a los que se despedirá sin ninguna piedad —ya estamos viendo lo que está haciendo el Santander con los empleados del Banco Popular— y con toda la crueldad posible. Esto es lo que han permitido quienes se han mantenido al margen o se han mostrado tan beligerantes como «un beso de monja» ante lo que hizo Zorita y lo que están haciendo ahora Rodríguez y el Santander, algo que, por cierto, Diario16 advirtió hace meses que ocurriría.

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