Hay que reconocerles que tienen arte, y mucha cara, a los periodistas del Real Madrid –que parecen ser todos por aquello de la regañina que les dio Florentino Pérez hace unos meses-. Son capaces de inventar nuevas palabras, nuevos eufemismos para ocultar lo que normalmente el común de las personas califica de atraco. Cuando estaban de persecución al líder de La Liga, estuvieron dos días discutiendo un penalti a Luis Suárez, pero escondiendo la imagen en la que se ve el contacto. Ahora que están más cerca ni se ha visto, ni leído análisis alguno sobre el gol anulado al Atlético de Madrid, ni el penalti sobre Oblak. La culpa de todo es de Simeone y ya está.

Suelen jugar a favor de obra siempre, ejecutando a la perfección los deseos del viudo con gafas, pero cuando hay cuestiones que se escapan a su control aparecen las reglas más extrañas del fútbol. Rescatan disposiciones adicionales de oscuros reglamentos o muestrarios para árbitros o entrenadores y nos ofrecen algo que hasta el momento nadie había utilizado, mucho menos contra su equipo. Ahora resulta que existe una zona Dogso, que ocupa casi todo un medio campo, en la cual se puede sacar tarjeta roja si es el último defensor y no tiene intención de jugar el balón. Como pueden ver en las imágenes de abajo, esa zona sirve para justificar la expulsión del jugador de la Atalanta, pero jamás fue invocada en la “nefasta y errada” (madridistas dixit) expulsión del jugador merengue Militao.

Cuando les afecta a ellos (porque parece que los periodistas escriben con la camiseta de su equipo puesta –Roncero lo hace, de hecho-), ni existen las zonas Dogso, ni la regla 3, ni la norma 7. Todo son errores arbitrales. De hecho en toda su vida sólo han reconocido como justa la patada y expulsión de Valverde a Morata y porque ganaron a los penaltis. De haberlo hecho alguno habría dicho que estaba demasiado lejos o que Morata fue en realidad el agresor o piscinazo. Por cierto, piscinazo hubo ayer de Casemiro y como el árbitro no le expulsó hoy han negado hasta la posibilidad de que haya tocado el suelo. Debe ser que el jugador se quedó levitando. Luego llega Rubén Uría pregunta por el reglamento donde pone eso y le dicen que es algo-que-ya-tú-sabes-está-ahí-pero-no-está. De hecho lo de disputa del balón se ha evaporado completamente de los argumentos aunque en el reglamento lo diga… bueno es que incluso ellos lo muestran. Normal que haya cachondeo en las redes sociales.

¡Ay cuando algo les perjudica! Llegan a rescatar llaves de artes marciales (¿Recuerdan aquel Ushiro Nage con el que dieron la turra años?), todos los periodistas ven lo que nadie es capaz de ver (como pasa con los goles de su equipo que siempre son golazos aunque que den en tres jugadores antes de entrar), reclaman la pena de muerte contra los colegiados y acaba llamando Florentino a la federación para que tome cartas en el asunto. Mano de santo. El VAR atraca a los competidores y es inexistente para los partidos del Real Madrid. Salvo algún acto de valentía de algún colegiado, el resto sabe perfectamente lo que tiene que hacer en favor del equipo del viudo con gafas y contra los demás. Tienen arte para defender lo indefendible y eso hay que reconocérselo, llegando hasta a inventar un reglamento nuevo si hace falta. Ahí tienen a los Fouto o los Fuentes justificando lo que haga falta. Hay que tener arte para robar y esta gente lo tiene… y todo el poder de su lado claro.

Post Scriptum. No sabía Gasperini que la mafia italiana, por muy romantizada que esté, no es nada comparable a la mafia deportiva blanca. Años de hacer una tras otra.

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