El dirigente de Ciudadanos, Albert Rivera, parece haber vuelto de sus vacaciones con los poderosos de Bilderberg con las pilas cargadas y ganas de hacer oposición a todo el mundo. Incluso para apoyar la explotación de la mujer. Ya sabíamos que en Ciudadanos querían legalizar la prostitución, hacer de la “trata de blancas” un negocio legal. También habíamos ido viendo que respecto a la Gestación Subrogada mantenían su apoyo. Lo que nos ha sorprendido en esta ocasión es que ataque a la ministra de Igualdad, Carmen Calvo, utilizando una argumentación más propia de la libertad de compra en comercios que de trato a la mujer.

La ministra Calvo ha manifestado, en una entrevista en el diario El País, que la gestación subrogada era, al fin y al cabo, la “utilización del cuerpo de las mujeres más pobres”. No son ni más, ni menos que vientres de alquiler, “una compra-venta más”. Ante estas palabras, el dirigente populista ha afirmado en una entrevista en televisión Española que la ministra Calvo “debería rectificar y pedir disculpas por sus ofensivas palabras contra las personas que han escogido libremente la gestación subrogada para formar una familia. Es muy retrógrado convertir tus prejuicios en prohibiciones”. La ministra no habló en ningún momento de prohibición en sí, pero debería sin duda haberlo hecho con mucha más fuerza. Y, evidentemente, no tiene por qué pedir disculpas ni nada por el estilo. Más bien al contrario.

Al dirigente de Ciudadanos le parece bien que mujeres vendan su útero con la finalidad de ganar un dinero. Bueno, dice que eso dicho así no. Sólo lo defiende cuando es altruista. ¿Qué altruismo existe cuando se paga un sueldo y se paga un dinero por lucro cesante a una mujer que ha puesto su útero y su vida en juego por una cantidad de dinero? Ninguno y eso es lo que defiende Rivera y Ciudadanos, la explotación del cuerpo de las mujeres para un trato mercantil. Y no una explotación cualquiera, como puede ser la firma de un contrato de trabajo, sino la más infecta explotación que ha generado el capitalismo: el interior de la propia persona. Un persona que, curiosamente y de nuevo, es una mujer. Después de años de explotación doble y cuando parece que la igualdad da pasos agigantados, el capitalismo y el neoliberalismo inventan una nueva fórmula de explotación para la mujer: los vientres de alquiler.

No hay prejuicios en las palabras de la ministra, hay una lucha contra la opresión y la explotación que se produce contra las mujeres que se ven obligadas a poner su útero a disposición de quien quiera utilizarlo para engendrar seres humanos que son comprados. Es una venta de niños y niñas para aquellas parejas o individuos que pueden permitírselo. Si eres Cristiano Ronaldo, te compras dos niños; si eres Antón Pérez pues no. Por tanto, como bien expresa la ministra, es una compra-venta de seres humanos, una explotación de la mujer más y por ello deber ser prohibido. Es la utilización de los ricos y pudientes de los cuerpos de las mujeres pobres sin lugar a dudas.

Por mucho que Patricia Reyes y Begoña Villacís (grandes pensadoras del feminismo, sin duda) también la defiendan, no deja de ser explotación y utilización del cuerpo de una mujer de forma mercantil. Es la creación de la mujer como fábrica de seres humanos por mecanismos capitalistas. Aquí la plusvalía de la explotación tiene rostro humano y sale de las entrañas de la propia mujer. Además que no es una relación de igualdad-libertad como dicen en Ciudadanos. La mujer que alquila su vientre y lo que de él ha de nacer está en una relación de dominación capitalista-mercantil respecto a quienes alquilan ese útero. No hay altruismo alguno sino relación mercantil de explotación del interior del cuerpo humano. ¿Les parece bien a Ciudadanos la venta de órganos? Pues esto es lo mismo, una aberración mercantil que cosifica a la mujer como mera reproductora de seres humanos para que los compren otras personas. Una fábrica de bebes al mejor postor.

No hay ofensa, ni humillación en las palabras de la ministra, sino la constatación de una realidad de explotación y utilización de la mujer para la compra-venta de bebés, de seres humanos que son tratados como una mercancía más de uso y consumo. Aquí la fetichización de la mercancía alcanza el punto máximo de vaciamiento moral y ético. Da igual todo mientras esté bajo una relación mercantil, porque el famoso contrato que quiere aplicar Ciudadanos a los vientres de alquiler son la plasmación de eso mismo, una relación mercantil… de explotación a los más pobres. Si puedes permitírtelo te compras un ser humano igual que te compras un Ferrari. Los neoliberales del populismo de derechas traspasan todas las fronteras y piensan en comerciar con los úteros femeninos, de mujeres pobres sí señor Rivera. Porque son pobres las mujeres que alquilan sus vientres en las granjas de la India o de Florida. Mujeres pobres para que parejas con posibles del Occidente rico compren niños y niñas.

El viaje a Turín no ha sentado nada bien a Albert Rivera o ¿habrán sido las encuestas? El caso es que vuelve hostigando a la ministra de Igualdad en favor de una propuesta que llevaría a legalizar la explotación del vientre de las mujeres. El útero como fábrica de seres humanos para vender al mejor postor. Algo que idearon los nazis para crear una raza superior se transforma en una fórmula mercantil más del neoliberalismo. Esclavizar a la mujer por el útero. Cosificarla por una relación mercantil. La mujer vista como si fuese un campo de labranza del que sacar productos y más productos de venta. Pues no, señor Rivera. Los vientres de alquiler son explotación y deben seguir estando prohibidos.

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