Cuando José Luis Sáenz de Heredia y Rafael J. Salvia escribieron el guión (dirigida por el primero) para la película Don erre que erre no pudieron vaticinar que Albert Rivera superaría con creces a su criatura. Dentro del cuñadismo ideológico de la formación naranja hay un mecanismo de debate que es la insistencia machacona en una idea, por absurda que parezca, casi como el personaje de Paco Martínez Soria. Pero una cuestión es el cuñadismo, el populismo sistémico que representa Ciudadanos, y otra el no ser conscientes de la realidad. Porque el personaje de la película era cansino si veía que tenía un ápice de razón, en Ciudadanos aunque no tengan la razón insisten e insisten.

Tras llevarse numerosos rapapolvos por el apoyo a los vientres de alquiler, estar desnortado por el cambio en el tablero de juego y volver de Torino del Club Bilderberg, Rivera sigue sin aterrizar en la realidad política (en otras él sabrá), sigue sin encontrar el hueco que le habían ido confeccionando diversos medios de comunicación bien financiados por la casta empresarial. Ahora su idea fuerza es la convocatoria de elecciones cuantos antes. Quiere elecciones porque para solventar la crisis de representación que se ha generado nada mejor que recurrir al apoyo legítimo de los españoles y españolas (que ve por todos lados). Miente en realidad Rivera porque quiere forzar elecciones cuanto antes para no verse fuera del terreno de juego político si el PP se restablece y el PSOE le sigue conquistando terreno. No hay en Rivera una acción legitimista, sino sólo un interés privado. Salvar su cuello ahora que parece que se ha gastado 1,5 millones de euros en un chalet nuevo.

Deben haberle dicho en Bilderberg que gracias por los servicios prestados pero que, a partir de ahora, debe empezar a presentar garantías suficientes de ser el elemento que sirva para cimentar el sistema en favor del establishment. No puede ser que en la maniobra del PSOE, Ciudadanos y él mismo hayan quedado fuera de juego política y físicamente. Se quedaron en la inopia política y por eso las encuestas dicen lo que dicen. Y el bloque en el poder ya le ha avisado de que el apoyo depende de saber gestionar este tiempo político. Porque igual que les han subido, pueden bajarles con la misma facilidad. De hecho, pesos pesados del Ibex-35 ya están rondando y lisonjeando al “gobierno bonito” de Sánchez.

Por eso quiere elecciones y se hace el cuñado político dando a entender que “en unos meses habrás elecciones”. Como Pedro Sánchez le dijo que si apoyaba la moción le daría una fecha de elecciones se piensa que, aun no habiendo cumplido su parte, el gobierno le va a hacer caso a él, porque es él. En sus fantasías puede haber sido como Cosmos y generar el Big-Bang, pero eso es en su mente, la realidad es más tozuda y establece que, con el viento a favor, Sánchez y su gabinete parece que van a terminar posiblemente la legislatura completa. Así que Ciudadanos debería ir planteándose el estar casi dos años en la oposición de la oposición. Sí, oposición al PSOE en minoría, porque PP y Unidos Podemos son más, y oposición frente al PP para que no recupere voto. Demasiados frentes abiertos para una formación muy “espectacular”, muy de los lobbies, muy nacionalista, muy populista del sistema, pero con escasos cuadros con capacidad política.

Y, aunque sea mentira es curioso analizar las frases que lanza Rivera, quiere elecciones para lograr un “gobierno fuerte y no hipotecado” por ciertos apoyos, mediante “un pacto de gobierno estable”. Todo gobierno fuerte pasa por ser todo aquel gobierno que tenga a Ciudadanos en su seno. El resto no son gobiernos fuertes. Y, de no entrar en el gobierno, porque sus palabras ya van diciendo que se ven perdedores una vez más, pues es fuerte el gobierno que tenga un pacto de gobierno con Ciudadanos, los demás no. Los demás son apoyos interesados y peligrosos. Y aquí volvemos a tener a Don erre que erre.

Peligrosos los nacionalistas de otra nación que no sea España, porque no hay más que “una, grande y libre” para Rivera. Los secesionistas, que han sido reconvertidos en populistas por arte de la imaginación de Rivera, porque aporte intelectual para mantener esa postura ni ha hecho, ni se espera que haga, apoyan a Sánchez para sacar algo. Y ¿qué es ese algo? Romper España. Una mentira mil veces contada… porque desde el gobierno se ha insistido hasta la saciedad que el diálogo sólo será dentro de la Constitución. Y que, en caso de volver a las andadas, se aplicará el artículo 155 si fuese necesario, y sin necesidad del apoyo de Ciudadanos. Claro, la formación naranja baja también en las encuestas catalanas y tienen que seguir atizando el antagonismo independentista, sin importarles si se amplía la fractura social y se llega al enfrentamiento civil. Puro tacticismo electoral. Pero por mucho que los secesionistas puedan ser “malos, malísimos” no dejan de ser representantes de ciudadanos como los de los demás partidos. Y si vuelven al respeto de la reglas del juego, por mucho que alardeen de sus cosas de secesionistas, no dejan de ser partícipes de la democracia.

Y también están los “verdaderos” populistas, los más peligros, esos que en realidad son comunistas disfrazados, que son hijos e hijas del chavismo y de Irán, que se juntan con Julio Anguita y dicen cosas contra los poderosos (que en la versión de Ciudadanos son algo así como dioses que procuran riquezas y maná para todas las gentes). Vamos se refieren a Unidos Podemos. Es curioso que critiquen tanto a Podemos, aunque para una moción instrumental sí les valían, cuando se comprueba que donde gobiernan se genera superávit (siguiendo las directrices de la Troika) y hay más libertad. Mientras que donde gobierna Ciudadanos se logra lo imposible, como quebrar un Ayuntamiento ya quebrado, como pasó en Valdemoro. Esto tan sólo en el plano de gestión, que es lo que importa a Ciudadanos, pero si hablamos en el plano de corrupción, ya tienen sus primeros casos de imputados, como ha sucedido en Almería. Es lógico que las personas prefieran a comunistas limpios, que demócratas ladrones. No siendo los comunistas, populistas, socialistas, marxistas, anticapitalistas sino posicionamientos ideológicos tan válidos como los demás. Y si hay que poner peros a alguno, mejor al neoliberalismo del hambre y de los barcos a la deriva en el mediterráneo (algo sobre lo que está callado Rivera, por cierto).

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