Cada día que pasa Albert Rivera se nos acaban los calificativos para describir las propuestas que hace. Eso sí, la capacidad de asombrar al respetable es ilimitada. No sólo hace gala de un cuñadismo exagerado (recuérdese que siempre se tiene que apuntar las cosas que hacen los demás, incluso la formación del actual gobierno), sino que va enseñando la patita parda o negra. Lo último es el intento de exclusión de los partidos nacionalistas del Parlamento mediante la modificación de la ley electoral. En Málaga, junto a Mario Vargas Llosa, ha propuesto modificar la Constitución para que los partidos nacionalistas (o cualquier otro partido o coalición regionalista) desaparezcan del Parlamento. Ni PNV, ni Coalición Canaria, ni demás partidos de ámbito regional aparecerían por la carrera de San Jerónimo pues la mente de Rivera ha pergeñado una idea asombrosa, que se instale un umbral electoral del 3% a nivel estatal.

Lo más curioso es que no se ha puesto colorado, ni verde de vergüenza. Lo ha dicho con toda la cara dura que puede tener un aprovechategui o un cuñado en la boda de una prima. “Propondremos una ley electoral que obligue a tener el 3% del total de votos para estar en el Congreso” ha dicho sin siquiera pensar en las consecuencias o el significado fascistilla de la propuesta. La excusa es que los españoles y españolas (esas que ve por todos sitios, como si hubiese ingerido un tripi españolista) quieren “votar con una ley justa para no estar en manos de 0,5 o 0,7% de votos nacionalistas que cambian Gobiernos”. Alguien si lo lee rápido puede, incluso, pensar que es hasta bueno. Especialmente le parecerá bien a toda aquella persona que se encuentra a la derecha, a la extrema derecha y que le importan poco los valores democráticos. A ese falangista con bigotillo, o mujer de la sección femenina, que están en el espíritu de muchas personas aún en España. Pero de primeras supone acabar con el pluralismo democrático que cualquier liberal dice defender. Por tanto, Rivera no es liberal. Veremos qué es realmente, porque ha llegado a compararse con Charles De Gaulle.

Primero, al solicitar sólo la reforma Constitucional para el cambio de ley electoral para que favorezca a Ciudadanos y perjudique a otros, demuestra Rivera tener muy poco de liberal. Incluso el neoliberalismo hace alarde del respeto a la pluralidad de opiniones, siempre y cuando no haya un cambio del sistema en sí. Dentro del capitalismo neoliberal caben todos. Para Rivera no. A él no le gustan los que no piensan como ellos y ellas. Todo lo que no sea españolismo carpetovetónico es malo, pero como no puede hacer nada por acabar (de momento) con Podemos, IU y otros partidos, pues se centra en los nacionalistas periféricos que son el peligro que él ve para España. No ve la pobreza, el precariado, ni esas cosas sociales y que afectan de verdad a las personas. No, sólo ve peligro en los partidos nacionalistas. Así, queda claro que no es pluralista, ni respeta a los demás. Quiere abolirlos constitucionalmente.

Segundo, con esa propuesta no se percata Rivera que el problema no desaparecerá, sino que aumentará y radicalizará. En sus respectivas regiones no puede acabar con ellos, por lo que utilizarán el poder que tengan en esas regiones contra el poder central. Más conflicto y más perjuicios para las personas. Es más ese tipo de legislación daría legitimidad a cualquier tipo de secesión de cara al exterior y al interior. La propuesta por tanto es una boutade enorme. Y lo deben saber en Ciudadanos, pero su rabia y su visión fascista les pueden. Quieren un sistema de autoritarismo estatalista para dejar toda la libertad al establishment y tener controlados a los partidos políticos no sistémicos. Y si no lo saben, o no son conscientes en Ciudadanos, demuestran carecer de la más mínima formación y capacidad intelectual, siendo un peligro para España.

Tercero, igual lo que quieren es la confrontación para recurrir a un Estado de excepción de algún tipo y oprimir a todas las personas del Estado español, no sólo a las regiones independentistas. Como hicieron los nazis y los fascistas quieren ocultar a los independentistas, quieren guetarizar la política. Montar guetos políticos, como los nazis quitaron de la visión del resto de las personas a los judíos en Varsovia, por ejemplo. Si no están presentes dejan de ser un problema. La negación del otro mediante la eliminación visual, algo que hicieron fascistas y nazis (estos fueron más allá y eliminaron físicamente, algo que aún no han planteado en Ciudadanos por suerte). Son fascistas dentro de unos límites más o menos democráticos. Y quien se sale de esos límites debe ser eliminado política y socialmente.

Puede provocar risas y hasta adhesiones las palabras de Rivera, porque previamente vienen calentando el ambiente ellos mismos para criminalizar al otro y poder hostigarle, pero en el fondo de esas palabras lo que existe es un atentado contra la democracia, un atentado contra las libertades, una política fascista que pretende acabar con el otro. Es un peligro que se inocula poco a poco. El cuñadismo provoca mofa y befa, pero detrás hay oculta una cara oscura, camisas pardas, azules y negras que pretenden criminalizar al otro para poder negarlo como ser. Y al ser negado puede ser excluido política y socialmente. Albert Rivera no hace propuestas democráticas sino fascistas muy peligrosas.

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