Lo ideal en las administraciones públicas es gastar lo mismo que se ingresa porque demostraría la buena capacidad de previsión y gestión de los cargos públicos, y el tener unos impuestos acordes a las necesidades de la sociedad. Es evidente que hay ciertas cuestiones que no se pueden prever por su naturaleza extraordinaria o contingente, de ahí que sea habitual cierto déficit presupuestario, cierta deuda en las administraciones, que pueden ser asumidas por los ejercicios donde se ingrese más. Digamos que cierto equilibrio presupuestario es lo ideal, que no lo normal. Y ahí es donde el Techo de Gasto famoso tiene su lógica (aunque existe un problema estructural de impuestos).

El Gobierno del PSOE había logrado, dentro del pacto de estabilidad presupuestaria que impone la Unión Europea, un aumento del gasto que podrían hacer las administraciones públicas de unos 5.000 millones de euros. Lo que se dice de la subida de cinco décimas del objetivo de déficit es que la UE habría permitido a España generar un déficit del 2,2% respecto al Producto Interior Bruto, la riqueza que produce España. Por lo tanto, la UE permitiría a las administraciones públicas gastar esos 5.000 millones por encima de los ingresos previstos. PP y Ciudadanos no han apoyado porque ellos quieren seguir reduciendo deuda y que el déficit sea contingente, el modelo ideal, y Podemos y ERC porque no se ha contado con ellos. Dos cuestiones realmente distintas. Los primeros lo hacen por motivos ideológicos y por querer reducir los gastos del Estado, especialmente, los gastos sociales. Y los segundos por una cuestión política y por querer más expansión del gasto. Volveremos sobre ello.

En todo esto hay una serie de no-verdades, que no es que sean mentiras, pero tampoco son realidades. Lo primero es que esos 5.000 millones no están ahí. No es un dinero que se tenga en el bolsillo y se pueda gastar. No, ese dinero no existe en sí. O lo que es lo mismo, es un dinero que hay que obtener pidiéndoselo a alguien, Banco Central Europeo o Entidades Financieras (en el caso de administraciones regionales o locales al gobierno o a entidades privadas), o mediante Bonos del Estado, por ejemplo. Y todo ello porque está por encima de los ingresos que se tienen previstos. Así que la primera no-verdad es que ese dinero no era de disponibilidad inmediata, no existe aún, ni se sabe si existirá. Porque el Estado puede pedir dinero, pero que no se lo den. Así pues hay que rebajar las expectativas de gasto.

Segunda no-verdad. En la votación del techo de gasto sólo se votaba la capacidad de generar déficit de las administraciones públicas, no las partidas a las que irían destinadas. Por tanto, en este caso, miente el PSOE al decir que es un dinero que iría a gasto social. Podría ir… o no. ¿Quién lo garantiza? De hecho, los 2500 millones de aumento del déficit de la administración central (pues la deuda financiera queda fuera) podrían muy bien ir a los miles de millones que España se ha comprometido con Donald Trump a gastar en armamento. Eso que dijo Pedro Sánchez que no, pero que tras mirar a Trump dijo que “bueno, vale”. O en Castilla-León, que está gobernada por el PP, el aumento de gasto/déficit podría ir destinado a arreglar caminos rurales para ganar votos de cara a las elecciones próximas. Nadie garantiza que ese dinero es para gasto social. NADIE. Porque ya sabemos que los políticos se ven con dinero fresco y se lanzan a hacer campaña electoral.

Por tanto ni los que han votado en contra, o los que se han abstenido, han quitado el dinero en sí para cuestiones sociales. Ni el dinero está, ni se garantiza que es para cosa social. Podría estar y destinarse a eso, pero nadie puede garantizarlo. De ahí que los que apoyaron la moción de censura le hayan dado un toque al gobierno. Lo primero, aunque fuese por deferencia parlamentaria, habría sido hablar y negociar con ellos la posibilidad del destino de ese aumento. Incluso haber presionado un poco más a la UE. Y no es que ahora haya que recortar 11.000 millones y se venda como algo malísimo, esos 11.000 millones de gasto habrá que recortarlos sí o sí, lo que pasa es que se habría conseguido hacerlo en un año más, siempre y cuando el Gobierno lograse superávit fiscal. No es bueno que esa posibilidad de gasto no se haya producido (error oposición), pero tampoco el gobierno ha garantizado que habría ese dinero y se gastaría en lo social (error gobierno).

Eso sí, si quieren todos gobierno y oposición de izquierdas, parecer al menos que la unión de la izquierda es posible, al menos podrían hablar unos con otros. Podrían ser más tolerantes otros con unos. Y, especialmente, el Gobierno podría no ir de seres superiores por ser tecnócratas y entender que la política es diálogo con los que piensan parecido. No con PP y Ciudadanos, sino con los que apoyaron que Sánchez llegase al Gobierno. Por el otro lado podrían ser un poco menos tiquismiquis y pasar alguna al Gobierno. Pero la realidad es que, viendo los sondeos que se publican, están todos en campaña electoral y la ciudadanía está después. Marketing sin efectos en el gobierno y miedo a parecer menos de izquierdas en los otros. País…

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