Los restos de lo que en su día fue el Partido han decidido hacerse el harakiri total mediante su incorporación total y completa a Unidas Podemos. Así lo han comunicado a las masas… Sí, lo han comunicado a las masas, cuestión bien distinta es que éstas estaban a otra cosa. Hacer desaparecer Izquierda Unida y el PCE -¿son hoy algo distintos salvo por los grupúsculos que tienen para aparentar otra cosa?- en la práctica pero conservar los nombres para poder medrar. Eso sí, todo con la pretensión de lograr la Unidad Popular que sirva para acabar con el “régimen del 78”. No con el capitalismo, lo normal en un partido que se autodefine como marxista-leninista, sino con el régimen del 78 para instalar ¿el qué? ¿Una república burguesa? No se sabe porque desde que Alberto Garzón asumió la coordinación en IU y Enrique Santiago la secretaría general del PCE están instalados en la “operación mágica”.

No es algo nuevo en la historia de los partidos comunistas de Europa. A cada paso, como les sucedió a los socialdemócratas, que se iba dando por el camino quedaba la democracia interna, los ideales, la ideología, la teoría, los conceptos clave… para confluir en una argamasa de significantes sin significado. En algunos casos plenos de simbolismo pero putrefactos por la práctica en sí. Esto mismo sucedió años ha en Francia. Un contexto, por tanto, parecido pero no igual debido a la relación de fuerzas en las luchas (imperialista, económica, ideológica…). En esa situación Louis Althusser se enfrentó a la dirigencia del PCF no sólo por el abandono del concepto de “dictadura del proletariado”, no sólo por esa Unión de la Izquierda (que acabaría con la victoria de François Mitterrand), sino también por la posición del partido respecto a la unión y las consecuencias en todos los planos. Hoy esas palabras del filósofo francés toman plena actualidad y provocan la desnudez de Garzón, principalmente, y de Santiago, más toda la élite dirigente de lo que un día fue el Partido. Desnudez, todo sea dicho de paso, que siguen sin ver los propios dirigentes como le sucedía al emperador. Normal que hayan salido destacados militantes dándose de baja y quejándose, como el escritor Jon E. Illescas, o pretendiendo revertir el proceso sacando a la actual dirigencia como la del histórico José Antonio García Rubio.

¿Análisis? ¿Qué análisis?

Decía Althusser, recurriendo a los clásicos, que “la esencia viva del marxismo es el análisis concreto de la situación concreta”. Gracias a ello se podrá hallar la realidad a través de los elementos imbricados en la complejidad de las relaciones de clase, para así determinar la línea a seguir para alcanzar los objetivos de la lucha (LQNPD p. 77). En IU las cosas son complejas porque sí y si a alguien se le ocurre preguntar por el análisis de esa complejidad o bien le dicen que no entendería (vía clasista-derechista), o bien le dicen que no se puede explicar en cinco minutos (vía no-tengo-ni-idea-de-lo-que-digo). Cuando llaman reaccionarios a los críticos de la izquierda, en general y a los de IU en particular, olvidan que ya uno de los pensadores marxistas más importantes hablaba de complejidad… complejidad que había que analizar. Garzón tanto tiempo repensando y sólo ha sabido decir que la clase trabajadora no vota en su mayoría a IU, algo que se sabe desde hace décadas. ¿Ha hecho algo para revertir la situación? En la letanía se oye la estridulación de los grillos. Bien al contrario han inventado una teoría, recurriendo a toda la sociología y economía de la clase dominante, para explicar todo. Cuando no recurren a teorías por encargo, algo que criticaba el filósofo francés: “Concebir el análisis concreto como explicación de la teoría equivale, a menos de ser distraído, a meterse de lleno en callejones políticos sin salida, más graves todavía que los efectos de la fabricación de una ‘teoría’ por encargo” (LQNPD p. 77). Como el análisis debe ser concreto, es necesario ver qué dicen en el comunicado.

En términos generales el mismo está lleno de contradicciones, las cuales en muchas ocasiones se producen en el mismo párrafo como pedir a la militancia comunista participar activamente en IU, aunque sea para superarla y “desbordarla”. Así que ¿piden más participación para acabar con IU definitivamente? ¿Quieren entretener a la militancia en acciones estériles y mientras la dirección a lo suyo?  No, quieren centralizar más la actividad de IU para controlarla desde arriba (eliminar las asambleas de sector) y quitarse de encima, agárrense fuerte que vienen curvas, “los conflictos internos por las cuotas de poder institucional que somos capaces de arrancar a través de los procesos electorales”. Los que matan, pisan y expulsan para ocupar cuotas de poder quieren eliminar los conflictos internos. En realidad quieren eliminar la contradicción entre el discurso democrático y la actividad elitista. De hecho quieren eliminar todas las contradicciones en el seno de IU. Los mismos que han caído en el electoralismo y la rutina, lo que provoca la desafección y el vaciado de la organización, ahora quieren, utilizando un falso análisis práctico, no hacer electoralismo, ni caer en la rutina sino integrarse en otra organización ¿para?

“La lucha política es (aunque no sólo) la lucha por la transformación del Estado y si no nos tomamos en serio nuestro papel político en las instituciones estaremos haciendo trampa o auto-derrotándonos, siendo un paso necesario en ese sentido el exigir el cumplimiento íntegro del título VII de la Constitución” dicen en el comunicado haciendo apología de lo que históricamente se ha llamado derechismo o reformismo. Como decía Althusser “uno no combate, pues, por hacer inscribir nuevos derechos conquistados por la fuerza, en el código burgués” (LVN p. 199). El comunismo no pretende transformar el Estado sino tomarlo para acabar con él: “Romper el aparato del Estado burgués significa encontrar cada vez, para cada aparato o para cada rama de un aparato, la forma justa de esa ruptura y realizarla concretamente en el aparato burgués mismo” (LVN p. 153). Nada de reformismo sino ruptura porque hay que destruir “esa capacidad de adaptación y de integración” de Estado burgués (LVN p. 154). Y todo porque desde la dirigencia del PCE/IU están imaginando, “repensando” en términos garzonistas, lucha de clases, no la viven, no la practican y por ello lo único que puede esperarse de su acción “son reformas del Estado y de la sociedad burguesa” por lo que la acción del partido y el sindicato quedarán atrapada en el mero reformismo (LVN p. 170).

La no-relación de fuerzas.

En el comunicado de prensa se insiste en la convergencia política de todos aquellos que “se proponen la ruptura con el régimen del 78 para conseguir la mayor unidad popular posible”. En este momento cabe preguntar a los pensadores o repensadores del PCE/IU ¿en qué momento han olvidado la relación de fuerzas? Primero, respecto a la sociedad en sí que parece no está muy dispuesta a hacer caer el régimen del 78. Por mucha imaginación que le echen y mucho voluntarismo ni está, ni se le espera. Las masas actualmente están más preocupadas de cuestiones materiales no de disputas que al final llevan al gatopardismo. Segundo, respecto a Podemos ¿han valorado la relación de fuerzas? No es lo mismo entrar a formar parte de un nuevo proyecto en igualdad de condiciones que de forma subordinada, que es lo que aceptarán en Podemos, no se engañen. En Podemos quieren las sedes de IU/PCE si hay alguien dentro y acatan lo que mantiene su dirección perfecto, sino no interesa. La unidad popular no es una confluencia desde la base sino “una política de unidad entre formaciones políticas, gestionada por sus direcciones respectivas” (LQNPD p. 53). Lo mismo que le pasó al PCF con el PSF y que tanto irritó a ciertos intelectuales como Althusser o Étienne Balibar. Lo mismo que viene sucediendo en la actualidad pero de forma donde les aseguren cargos a los que ya tienen cargos. De ahí que aplique la máxima de Lenin: “Es más grave no reconocer un error que haberlo cometido”. Garzón y Santiago siguen en el error.

No se crean que todo es organización, que casi sí, sino que abren las puertas para que “quepan todos los actores que se reclamen de izquierdas y suscriban un programa de garantía de los derechos de los trabajadores frente a las políticas neoliberales”. Hasta el PSOE firmaría ese programa tan mínimo. Realmente no se quedan en eso sino que van más allá: “Para forzar la ruptura democrática y abrir un proceso constituyente, se necesita la más amplia convergencia social, política y cultural que tenga una clara y unitaria referencia institucional basada en alianzas estables y organizadas democráticamente”. Y hasta el día de hoy, con esa propuesta, han llegado todos en comandita hasta… ¡el 12%! Igual, sólo igual, no es ese el camino que la clase trabajadora desea en este momento, en este contexto de la lucha de clases en todos los niveles. Un proceso constituyente ¿para qué? Como decía Althusser “desear la victoria de la izquierda sin querer darse los medios necesarios para ello es una ecuación irresoluble” (LQNPD p. 44). Y el medio, como ya se ha podido comprobar, no es lo que han venido haciendo ni en IU, ni en Podemos, ni en el PCE, que más bien han estado enfrascados en los “fenómenos que aparecen en los márgenes de las relaciones de clase” (LQNPD p. 48). Las cosas de la diversidad vamos. Aquí se produce el milagro de las transubstanciación nuevamente la voluntad del pueblo acaba transformándose en la voluntad de la dirección del movimiento que acaba siendo su único intérprete (LQNPD p. 64).

Decía el viejo filósofo que a “un partido se le juzga, en primer lugar, por su capacidad de estar atento a las necesidades e iniciativas de las masas populares” (LQNPD p. 88) pues en la tradición de la teoría marxista “ni la unidad del Partido, ni el propio Partido constituyen un fin en sí mismo. El Partido es la organización provisional de la lucha de la clase obrera” (LQNPD p. 72). Lo demás es abandonarse a la espontaneidad y al populismo y perder de vista el combate diario, que no son sino las diferentes prácticas de lucha de la clase trabajadora (LVN p. 220). En términos generales se puede decir que desbordar IU supone contar con IU como facción dentro de Podemos para así optar a los diversos cargos. Nada de una unidad popular, sino hacer de agentes subalternos de la actual cúpula de Podemos en una clara rendición de los postulados marxistas que dicen defender. En todo el texto de la confluencia ni un análisis del contexto real, nada. Todo idealismo para llevarse unas sedes mantenidas y sufragadas con años de lucha y sangre a otra organización. Porque ni los militantes les valen en realidad. Están haciendo una campaña de incorporación a IU para poder mostrar ante el gran jefe Iglesias Turrión una cantidad de militantes y convencerle de que les trate bien. Luego, como si se borran todos. De hecho, con la gran mayoría de los pocos que quedan deseando están que abandonen.

En el modelo populista-del pluralismo mágico de los pueblos -algo que atenta contra el internacionalismo proletario del marxismo, como recuerda Althusser (LVN p. 221) y cualquier que haya leído algo más que las encíclicas papales- realmente tener bases no interesa, son molestas, les da por pensar, incluso por analizar las contradicciones de las distintas luchas y acaban comprendiendo mejor la complejidad del sistema que las propias clases dirigentes. Han idealizado una lucha que no tiene apoyo sin los instrumentos necesarios para combatir y luchar. Piensan que con los medios de comunicación es suficiente sin percatarse que no dejan de ser aparatos ideológicos de la clase dominante y que cerrarán el grifo en cuanto dejen de ser útiles a la reproducción de la ideología dominante. Así están las cosas y un autor que lleva décadas fallecido les acaba pintando la cara.

Post Scriptum. Las abreviaturas corresponden a los siguientes libros que Louis Althusser dedicó al tema concreto del partido político.

Lo que no puede durar en el Partido Comunista Francés, Siglo XXI.

Las vacas negras, Akal.

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