En estas fechas, en años no pandémicos, era común celebrar entregas de premios a los mejores/peores del año. Bajo el peligro del coronavirus los premios se entregan pero sin gañote, sin glamur, sin gente en realidad. Como es un año atípico en el cual la clase política ha demostrado de qué pasta está hecha, nada mejor que instituir la primera y última edición (eso se espera) de los premios “Porculeros del año”. Unos premios dirigidos a aquellas personas del ámbito político que se han destacado en justo lo contrario a lo que se esperaba de ellos en las circunstancias especiales que toca vivir. Un premio que ha estado reñido hasta el final porque no ha habido mes o día en que la mayoría de la clase política no haya intentado superar a los adversarios en porculerismo, en mala baba, en saña, en maledicencia, o en estolidez.

Los claros vencedores ex aequo, aunque muy reñido todo hasta el final, han sido Isabel Díaz Ayuso y Juan Manuel Moreno Bonilla, presidentes de las comunidades de Madrid y Andalucía. El premio destaca que han puesto toda la carne en el asador para que cualquier acuerdo que se tomase entre distintos poderes fracasase al minuto y medio. No sólo eso sino que además llevan intentando desde el primer día hacer lo que les dé la gana sin atenerse más que a sus santos ovarios o cojones pasando por encima de la legislación estatal, los acuerdos de tipo nacional o las medidas de equidad. A más, a más, también tienen la cara dura de solicitar que todo el mundo ceda sus vacunas para que ellos tengan más (en el caso del andaluz más sangrante pues no ha podido vacunar a toda la población necesitada de la gripe común); que todo el mundo ceda en sus pretensiones con los fondos europeos porque ellos quieren más (en esto han aprendido del pujolismo); que todos les miren a ellos y hagan como ellos que son los portadores de la única verdad existente. Y si hay una ley que se aprueba, otra cosa que han aprendido de los catalanes, se saltan la ley sin rubor, ni pudor. Eso sí, en el camino llenan los bolsillos de sus amigos empresarios.

Tienen otra cosa en común los vencedores, tener un cagómetro al lado que les indica hasta qué punto pueden aguantar las embestidas y bravatas de sus socios neofranquistas. En cuanto el cagómetro supera la línea roja activan el modo ultraporculero achuchados por el miedo. Porque sí, en todo esto de molestar más que posicionamiento ideológico lo que hay detrás en miedo a la “derecha valiente” en mayor medida que a la oposición. Muy echados “p’alante” pero dejando tras de sí un reguero de miedo en forma de deposiciones líquidas. Todo está mal en España y por eso aparentan ser unos rebeldes (¿sin causa?) contra el sistema socialcomunista. Apariencia que, cabe reiterar, es sólo producto del miedo a los socios neofranquistas.

Sin duda para los accésits ha habido una lucha tremenda pues son muchas y variadas las personas que se destacan en el mundo porculeril.

Accésit Jarrón chino: Felipe González por no parecerle nunca nada bien de lo que hace el gobierno. Una cosa es criticar lo que se haga mal y otra es no estar de acuerdo con nada.

Accésit Universidad de Hardvaravaca: Pablo Casado quien, por miedo a que le quiten de su puesto y pongan a IDA o cualquier otra persona, no hace más que mentir e inventarse conspiraciones. Negando, por cierto, su participación en las que sí han sido conspiraciones para derribar al gobierno durante el tiempo de confinamiento.

Accésit Camarlengo: Iván Redondo por aconsejar mal al presidente Pedro Sánchez metiéndole en unos berenjenales tremendos y con campañas publicitarias sin sentido.

Accésit Fracaso del año: Santiago Abascal por la moción de censura al PP. Que ya hay que ser idiota y tener pocas luces para hacer una moción de censura con la que está cayendo al principal partido de la oposición. Será de la derecha valiente pero inconsciente.

Accésit Series: Pablo Iglesias por estar dedicado todo el día a ver series, hacer programas de televisión, leer algún libro y luego estar malmetiendo en los Consejos de ministros sin haberlos preparado.

Accésit Cansinos: para el mundo queer.

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