uLo que está pasando en Catalunya es gravísimo. No podemos permitirnos que se menoscaben derechos y libertades fundamentales de este país, que tanto sudor y lágrimas han costado. Ni un paso atrás en la defensa de la democracia. El pueblo es el que manda. Dicho esto, en las últimas semanas todo el país ha estado siguiendo de cerca lo que ocurría allí. Ya sabemos que, en la historia, hay décadas donde nada pasa; y semanas donde pasan décadas. No obstante, y sin ánimo de restarle importancia a la, repito, grave situación, hay vida más allá. Veamos qué ha pasado estos días:

En primer lugar, hemos visto como el Banco de España informaba que, de los más de 54.000 millones de euros públicos inyectados al sector bancario desde 2009, sólo se han recuperado 3.800. Pero, lo peor no es eso, sino que se dan por perdidos más de 40 millones de euros del rescate a la banca. Al tiempo que nos enteramos esta semana de que, si se cumplen las estimaciones de los analistas, las ganancias de la bolsa española superarán a final de año los 44.300 millones de euros, lo que supone un alza del 23% respecto al mismo periodo anterior. El Santander y el BBVA han disparado las ganancias del primer semestre de 2017 en las divisiones que engloban su banca de inversión, con alzas que superan el 80% en el caso de BBVA. Buenos tiempos para las grandes fortunas, y pésimos para la mayoría de la población que sigue sufriendo los efectos de la crisis-estafa.

Por si fuera poco, también hemos conocido que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) anularon en dos semanas multas a grandes compañías por valor de 1.100 millones de euros. Repsol, Telefónica, Orange o Intel, son alguna de las empresas que se han liberado de pagar sanciones millonarias. Una práctica que refleja el entramado de negocios que permite o fomenta el actual Gobierno.

Volviendo al tema de los bancos, estos días supimos que la Audiencia Nacional decidió no procesar a la cúpula del Banco de España y de la CNMV por la salida a bolsa de Bankia. Quien sí se libra de pasar por el juzgado es Miguel Ángel Fernández Ordoñez, el exgobernador del Banco de España. Los responsables de la estafa bancaria seguirán disfrutando de la impunidad con la que venían ejerciendo. Parece que el peso de la ley, que tanto se habla en estos días, no es igual para unos que otros.

Pero esto no es todo. Esta semana también nos enterábamos -a pesar de que los medios de comunicación difundieron la noticia de puntillas- de la imputación de una de las caras más visibles del PP, Alberto Ruiz Gallardón. Es cierto que ahora no se dice imputado, sino investigado -¡qué vivan los eufemismos!- y que el dimitido y reprobado por el Congreso de los Diputados, el ex fiscal de Anticorrupción, Manuel Moix estuvo entorpeciendo el proceso contra Gallardón. Recordemos que Gallardón está siendo investigado por el supuesto “desvío de fondos” para comprar en 2001 Inassa, la filial latinoamericana del Canal Isabel II.

Hay más. Mientras estábamos con los ojos puestos en Barcelona, unos kilómetros más al sur, en Valencia, se producía un incendio, casualmente en la Ciudad de la Justicia. El fuego se originó en la segunda planta del complejo, concretamente en el Juzgado de Primera Instancia número 3. Se extendió y provocó daños en los juzgados 1, 2 y 4. Al parecer las alarmas sonaron, pero no estaban preparadas para dar avisos en fin de semana. La actividad jurisdiccional se paralizó durante días y a día de hoy se investiga el origen de las llamas. Este fenómeno, que puede tener alguna explicación meteorológica, no ha sido tratado con la rigurosidad que requiere, ni siquiera en el espacio del tiempo.

En otro orden de cosas, en septiembre el gobierno del PP ha llegado a un acuerdo con la dictadura de Arabia Saudí para la protección mutua de información clasificada. Un telón de acero para tapar las posibles vergüenzas que este gobierno está relacionado principalmente en materia de comercio de armas. No es sólo un problema venderle armas a países que no respetan los derechos humanos, sino que se ha demostrado que existe riesgo de que esas armas acaben en manos de DAESH. La doble moral del PP no tiene límites.

Tampoco se está hablando mucho, aunque es bien conocido por todas. España es el segundo país europeo con mayor tasa de paro, y de hecho, cinco regiones españolas están entre las diez con más paro de la UE. Hace un par de días, en Linares un municipio de Jaén de menos de 60.000 personas, más de 30.000 personas salieron a la calle a exigir un futuro digno. Ahí el paro afecta a casi la mitad de la población. No lo digo yo, sino el estudio “Indicadores Urbanos de 2017” del INE.

Y por último, y no menos importante España se comprometió a acoger a 17.337 refugiados antes del final de este mes de septiembre, y a día de hoy, a pocos días de que expire el plazo, solo hemos recibido a 1.983. Este incumplimiento total del compromiso adquirido por nuestro país supone una vergüenza para la imagen de España a la que de nuevo nos empuja el PP. El comisario de Inmigración de la UE nos advertía este verano que, si la situación no cambiaba en un mes, la Comisión Europea podría abrir expediente sancionador a los incumplidores. Supone también una auténtica inmoralidad, porque estamos hablando del incumplimiento de un compromiso para acoger a personas desesperadas que están en una situación de máxima emergencia humanitaria. Demuestra la ausencia total de la voluntad política por parte del gobierno del PP y sobre todo es la última muestra de la hipocresía y la doble moral del gobierno del Partido Popular, que pretende erigirse en adalid de la defensa de la ley al tiempo que viola sistemáticamente la legalidad internacional y el derecho de asilo.

Al PP no le gusta hablar de derechos de las refugiadas ni de las personas migrantes, y en general a la derecha no les gusta hablar de derechos. Las personas que llevamos aquí mucho tiempo, algunas nacidas en este territorio, construimos esta patria día a día y también la consideramos que es nuestra y parte de nosotros. Esto tampoco lo verás en los medios, pero el sábado 23 de septiembre celebraremos en Alcorcón nuestra apuesta por un país plurinacional y diverso que no deja atrás a nadie. Porque queremos una sociedad totalmente distinta a la que quiere dibujar el Partido Popular, una sociedad basada en la fraternidad, el diálogo, la convivencia y los derechos. No dejes que la torpeza del Partido Popular nos impida ver la dignidad.

 

 

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