“Marx no estudia en El Capital la economía en general, sino la economía capitalista, que tiene sus leyes específicas propias. Sólo de pasada se refiere a otros sistemas económicos con el objeto de poner en claro las características del capitalismo” [TROTSKY, Qué es el Marxismo]

Celebramos el 200 aniversario del natalicio de K. Marx, y nos encontramos con una recuperación editorial y una recuperación intelectual por parte de la izquierda. Y al unísono hace ya 150 años de la publicación de El Capital, obra cumbre del pensamiento marxista. Obra que debemos a los Marx/Engels que pusieron los cimientos de la filosofía marxista, es decir del materialismo histórico. ¿Por qué la actualidad del marxismo? ¿Por qué vuelve la idea de que hay que releer El Capital?

Quisiera realizar un paréntesis. Cada generación tiene su propio Marx, su propio Capital.  estructuralismo marxista. Las facultades rebosaban de althusserianismo y el Para Leer el Capital era la obra de referencia. Sin embargo, la “curiosidad” y la “perplejidad” de cualquier filósofo crítico nos llevó hacia otros derroteros ya que aquél marxismo inquisitorial que veía en cualquier escrito de Marx “supervivencias ideológicas” del pasado hegeliano nos parecía “perverso”. Por eso fue aire fresco el encontrarnos con M. Löwy, E. Mandel o G. Lukacs; autores que trataban la obra de Marx como una Totalidad. Por otra parte, Mandel con su Tratado de economía marxista nos adentraba en el pensamiento marxista y en la teoría del valor, obra fundamental ya que Mandel recurre a las ciencias actuales que confirman lo descubierto por el marxismo.

Pero la década de los 80 con la derrota del stalinismo y de sus regímenes burocráticos desarma a la izquierda y los voceros de la burguesía anuncian el “fin de la historia” y la llegada del paraíso capitalista. Incluso algunos dirigentes eurocomunistas y socialdemócratas aceptan el “no hay alternativa” de Margaret Thatcher.

La Historia, sin embargo, continúa su rumbo y nos encontramos con una globalización capitalista que nos ha traído un retroceso de nuestros valores, el vaciamiento de derechos y nos hace caminar hacia la barbarie con guerras permanentes. Algo a lo que ya se refirió Leon Trotsky, cuando en su última obra, ante la posibilidad de la caída del stalinismo afirmaba:

La caída de la dictadura burocrática actual, sin que fuera reemplazada por un nuevo poder socialista, anunciaría, también, el regreso al sistema capitalista con una baja catastrófica de la economía y la cultura” [TROTSKY 1991, 220]

El Laboratorio de El Capital

Tanto A. Smith como Marx en principio nada tienen que ver con la economía. Por su parte A. Smith proviene de la filosofía moral, cuya obra fundamental es Teoría de los sentimientos morales. Sin embargo, va a ser reconocido sobre todo por su Riqueza de las naciones. A. Smith era uno de los representantes de la Ilustración escocesa y lo que pretende en delimitar lo “justo” del capital. Para eso introduce la concepción de la sociedad civil frente al Estado. Por su parte Marx se doctora en filosofía sobre una tesis que nos habla de la “relación entre los sistemas de Demócrito y Epicuro”. Y muy pronto Marx se dedica al periodismo y a la lucha política en defensa de una “democracia radical”. Para lo cual tiene que rechazar la concepción de la sociedad civil tal como es pensada por A. Smith. Lo hace desde la perspectiva de la izquierda hegeliana y rechazando la concepción de Hegel.

¿Cómo entra en contacto con la economía? Si seguimos a David García Carrillo [La Historia de El Capital de Marx, Lucha de Clases nº 16] hay que afirmar que sólo con su relación con el que sería su “alter ego” el resto de sus días. Aunque en principio no estaba cercano a Engels, por el hecho de que aquél ya pertenecía al ala comunista, a la vez lo único que Marx conocía de economía lo extrajo de A. Smith leyendo a Hegel.

Ya en 1844 en la Gazeta Renana aparece un artículo de Engels que lleva por título “Esbozo de una crítica de la economía política”. En dicho artículo demuestra un conocimiento muy profundo de la industria capitalista, y termina afirmando que la propiedad capitalista se basa en un “robo legalizado”. “Engels critica a autores como Smith y Ricardo por suponer que la propiedad privada es la base eterna de las relaciones humanas. La renta del capitalista y del terrateniente, señala Engels, proviene de la explotación de los trabajadores, la división de la sociedad en explotados y explotadores expresa la separación entre poseedores y desposeídos

Es este artículo el que le acerca a Marx  a la economía y el que permite el encuentro entre Marx y Engels en París. Encuentro del que nacerá una amistad y colaboración de por vida. Ambos desarrollan la teoría; pero además Engels acabará reconociendo la genialidad teórica del Marx de los Manuscritos del 44, a partir de dicha obra comenzaría una división del trabajo entre ambos pensadores, dejando la parte de la teoría económica en manos de Marx. En dicha obra desentraña la alienación del trabajador en la sociedad capitalista. Aunque no es el tema del artículo hay que decir que el concepto de Alienación (mal que le pese a los althusseriano y al estructuralismo marxista) forma parte de la “gramática” del materialismo histórico. Otra cosa es que Marx abandone la perspectiva antropológica y en los Grundisses o en El Capital lo incluya bajo el paraguas de la reificación. Pero tampoco podemos olvidar que es uno de los conceptos centrales de una Ontología del Ser Social (Lukacs). Sobre lo que ya escribí en el artículo “La alienación y sus trazos ontológicos” (Actas I Congreso Internacional de la Red española de Filosofía, Vol. VI (2015): 133-140).

No podemos olvidar el otro aspecto necesario para entender el camino hacia El Capital. Dicho camino no es otro que el de la vinculación de ambos con el movimiento obrero de su imbricación en el mismo. De su implementación e imbricación en la Liga de los Justos que les lleva a relacionarse con los socialistas utópico y a la crítica del anarquismo en Miseria de la Filosofía, fundamentalmente a Proudhon. Hay que tener en cuenta que ya algunos socialistas utópicos “habían extraído conclusiones comunistas de la ley del valor- trabajo”.

Durante todo este proceso se produce un hecho fundamental: la Revolución de 1848. Preparando la conciencia del proletariado Marx/Engels escriben dos obras fundamentales: Trabajo asalariado y capital y El Manifiesto Comunista. Es la época en la que establecen contacto con el Movimiento Obrero y fundan el Comité de Correspondencia que es un intento de unificar el movimiento a nivel internacional. Entran en contacto con el ala radical del cartismo y con la Liga. Producto de todo esto es una serie de charlas que son reunidas en el folleto “Trabajo asalariado y capital”. Ciclo de conferencias que no pueden separarse del trabajo que dará origen al Manifiesto.

En Trabajo, asalariado y capital no se ve todavía la diferencia existente entre “trabajo” y “fuerza de trabajo”. Pero hay que decir que en la misma se define claramente lo que es el salario: “el salario es la parte de la mercancía ya existente, con la que el capitalista compra una determinada cantidad de fuerza de trabajo productiva”. Es la primera vez que el materialismo histórico considera la fuerza de trabajo como mercancía que su propietario- el obrero- vende al capital. ¿Para qué la vende? Para vivir. El obrero vende su “actividad vital” para poder asegurarse los medios de vida necesarios para subsistir. Ya en la Introducción a esta obra (escrito en 1891) Engels nos dice “la dificultad contra la que se estrellaban los mejores economistas, cuando partían del valor del “trabajo”, desaparece tan pronto como, en vez de esto, partimos del valor de la “fuerza del trabajo”. La fuerza del trabajo es, en nuestra sociedad capitalista, una mercancía; una mercancía muy peculiar”.

El Manifiesto, que era un panfleto, hoy día es uno de los libros más vendidos. Un folleto escrito para el movimiento obrero en vísperas revolucionarias. Y donde descubre la esencia de la explotación capitalista: “¿Es que el trabajo asalariado, el trabajo del proletario, crea propiedad para el proletario? De ninguna manera. Lo que crea es capital, es decir, la propiedad que explota al trabajador asalariado y que no puede acrecentarse sino a condición de producir nuevo trabajo asalariado, para explotarlo a su vez”. En resumen, que la condición de existencia del capital es el trabajo asalariado. El Manifiesto tiene todos los elementos que va a desarrollar el materialismo histórico y que quizás sea más legible hoy día  que antaño sobre todo en lo que respecta a la concentración del capital y al incesante salto delante de las fuerzas productivas hecho que en su seno lleva una contradicción inherente al capitalismo

Fábrica de Categorías

La Revolución de 1848 es derrotada pero dicha derrota no ahoga las conquistas anteriores entre las que destaca la abolición de la esclavitud en las colonias o la abolición de la pena de muerte. Pero si hay que sacar una lección de dicha derrota no es otra que “el elemento decisivo, no es de ninguna manera la forma política del Estado, sino la ley del capital. Por consiguiente, la derrota que Marx se retire en Londres al estudio de lo que es el Capitalismo como sistema y qué es el capital. Con el repliegue del movimiento obrero se reanudan los trabajos de investigación que le permite fabricar conceptos, teorías. Pero existe un hecho que es el gran descubrimiento. A pesar de su lectura, de su crítica al concepto de propiedad de Locke (que desarrolla en las Teorías sobre la plusvalía) Marx se separa de la economía política, ve las leyes del capitalismo, pero lo fundamental son dos preguntas ¿qué es el capital?, ¿qué es el obrero?

Pero antes de llegar a contestar dichas preguntas Marx va a formular algo esencial, que más tarde Engels en La Dialéctica de la Naturaleza, y Lukacs en su Ontología del ser social fundamentaran: que el trabajo es una categoría central de la ontología marxiana. Así Marx nos dice que “en cuanto creador de valores de uso, en cuanto trabajo útil, el trabajo es, por lo tanto, una condición de existencia del hombre. Independientemente de todas las formas de sociedad, una necesidad natural eterna para mediar en el metabolismo entre el hombre y la naturaleza, esto es, en la vida humana”.

Pero una cosa es el trabajo y otra es el trabajo en la sociedad capitalista, el trabajo asalariado. Pero qué es el trabajo asalariado. El capital compra una mercancía que es la fuerza de trabajo, por tanto, el capitalista “consume” dicha mercancía: a) el obrero trabajo bajo el control del capitalista; b) el producto [realizado por el obrero] es propiedad del capitalista. El capital es una relación social, algo fundamental para entender el sistema capitalista. El capital significa expropiación y explotación.

Lo dicho no puede entenderse sin el proceso de acumulación. El capital sale del sistema feudal. El quid de la cuestión es como se ha producido dicha acumulación. Diversos autores piensan que la acumulación sale de los cercamientos de la Agricultura en la época feudal (Ellen Meiksin Wood) o del comercio, el pillaje y el imperio (R. Brennen)

Marx describe la ley general de la acumulación capitalista y de la acumulación primitiva. Aunque esto sirva para desarrollar en otro artículo hay que decir que el capital no puede subsistir sin una “acumulación permanente” y aunque el capitalismo es mundial desde sus inicios (algunos como Alain Bihr, consideran que en El Capital nos encontramos con la primera mundialización), la acumulación siempre significa desposesión (D. Harvey) y violencia (R. Luxemburg). Por otra parte, y aquí un posible olvido de Marx, la desposesión supone un ataque a la mujer (Silvia Federici), de aquí una lectura desde la perspectiva feminista.

Javier Méndez-Vigo Hernández

Doctor en Filosofía

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