“A las barricadas, a las barricadas, por el triunfo de la confederación”, Pablo Casado tiene este soniquete en la cabeza desde hace unas semanas. Visto que es incapaz de transmitir algo con el disfraz del “pandemias”, pues la realidad muestra vacunaciones a mansalva y bajada de muertes por coronavirus, ha decidido tomar el disfraz del “barricadas”. Y no por el grupo de rock, que seguro que le gusta en la intimidad, sino por las barricadas que desearía montar por toda España contra el maligno gobierno de Pedro Sánchez. Y, como pueden presuponer, no por la confederación de los pueblos ibéricos o la CNT, sino todo lo contrario por la confederación de las derechas.

La filtración, junto a la sentencia de Tribunal Supremo sobre los presos del procés, de la inminencia de la concesión del indulto a los subversores del orden constitucional ha provocado la pulsión de muerte en Casado y el resto de la derecha (mediática y política, pues la económica pasa de este tema si no pierde beneficios y lo deja para juego de lo espectacular). Ya no se trata de un debate sobre la conveniencia o no de los indultos sino de acabar con el gobierno echándose a la calle. Llegando incluso a montar la Comuna facha de Madrid, apropiándose de la comuna parisina si hiciese falta. Ni una sola propuesta, ni una sola argumentación de su posición más que la bilis nacionalista que supura por la boca.

Desde la izquierda ha habido firmes defensores a cualquier precio y críticos que entienden no es el momento adecuado, como Felipe González (escuchen sus palabras antes de opinar que para no leer medios de derechas se tragan todos los titulares), bien por la situación de tensión general que existe en el país (pandemia, crisis económica, llegada de los fondos…), bien porque entienden que los secesionistas, como han demostrado a lo largo de la historia, no son muy de fiar. En ningún caso se ha criticado que no sean necesarios dadas ciertas condiciones o con un camino de diálogo distinto (algo que los ensimismados no son capaces de analizar).

Empero en la derecha, lo que puede parecer un proceso lógico, ha sido tomado como una declaración de guerra contra… realmente no se sabe bien contra qué. No se sabe si contra las esencias de una nación inexistente tal y como la muestran. No se sabe si contra los principios mismos de justicia (no la legal sino la humana) porque la venganza es el único camino –salvo que seas cargo alcoholizado del PP-. No se sabe realmente por qué salvo sacar de Moncloa a Sánchez por cualquier medio, algo que se sabía iba a pasar. Si hubiese una ley que quitase las manos a los corruptos, en el PP serían casi todos mancos pero este tipo de venganza no es justa porque es contra ellos, lo justo siempre es con los demás, los otros.

Y como está “encabronado” con los posibles indultos ya ha decidido Casado, para ocultar la traición a España con Marruecos de la semana pasada, echarse a la calle para montar barricadas y defender la unidad de destino en lo universal. Palabra que si le preguntasen qué significa no sabría responder, pero que a él, siendo como es un ignaro, le produce una efervescencia interior que le lanza a montar una barricada en la plaza de Colón o donde haga falta. Como el camarada Abascal es más “valiente”, no sólo irá a las barricadas, sino que tomará la bandera de España en sus manos y la impregnará con su propia sangre si hace falta. Y si hay suerte igual hacen honor al cuadro de los garrotazos de Goya (cuya calle está al lado de Colón, para conectarlo mejor con la intrahistoria española) y deciden por fin quien es la derecha verdadera.

Sin aportar soluciones, salvo el garrote vil que les nace de las entrañas, sin saber hacer oposición real contra Sánchez –y tienen temas suficientes aunque como lo del bien común les importa una higa prefieren las cosas de las vísceras-, sin tener la mínima autoridad personal, salvo la que les otorgan momentáneamente los medios de comunicación, el camino es claro: a las barricadas. A dar la vida por la patria. A dejarse la vida luchando contra los elementos si fuese necesario. A… ¡Ná! Son unos cagados que si hubiese alguien enfrente saldrían corriendo con el rabo entre las piernas. Es todo aspavientos y postureo, porque por España no dan ni las gracias. Quieren vivir de España pero sin España (¿ha dicho algo Casado de la imposición del gallego en la EBAU por parte del PP?). Postureo con disfraz del barricadas pero ya. Que le hagan el trabajo los medios de comunicación a los que regará de millones cuando pueda, si es que puede.

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