No se asusten, la frase tal y como aparece en el titular no ha sido dicha por Pablo Casado. Igual la ha pensado en algún momento de trascendencia personal en el rincón preferido de su casa. De su casa no porque la visita poco, para dormir y poco más, incluyendo el tiempo de confinamiento. Dígase que en un rincón preferido la pudo haber pensado porque el tema está de forma inherente en todos sus discursos. Con el añadido, ayer, de citar a Benito Jerónimo Feijóo (el pre-ilustrado español) con la mala pata de citarle de mala forma y con un sentido completamente diferente al que quería el benedictino. Es lo que tiene ponerse a citar buscando el Google algún meme para hacer la gracia de comparar a aquel docto hombre de letras con su candidato a la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Una comparación odiosa, no sólo por las amistades peligrosas del segundo, sino porque intelectualmente tampoco hay elementos de comparación. Como verán más tarde el presidente del PP tiene la manía de comparar hechos y datos que difícilmente tienen comparación, eso cuando no tergiversa los términos para poder comparar. Todo muy lejos del racionalismo del autor citado.

A fin de no dejarles con la intriga de la cita malograda de Casado, el presidente pepero ha afirmado en un mitin de precampaña gallega: “Decía el Padre Feijoo hace casi 3 siglos: ‘el descuido de España me duele’”. Habiendo acertado el siglo, que ya es mérito en su caso, muestra el popular un dolor por el descuido de su patria, un dolor por la forma en que están descuidando España (se supone que el gobierno socialcomunista), un dolor por España porque él es más español que nadie. También le dolía a Feijóo, en parte por culpa de la borbonada (esa que Casado protege pese a que las lunas de miel son abonadas con dinero escondido y como “regalo” de un amigo), en parte por culpa de la existencia de personas como el propio Casado. Nada mejor que acudir a la cita completa de la obra Teatro crítico universal, o Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes, en su tomo VIII: “El descuido de España lloro, porque el descuido de España me duele. ¡Cuán diferente es este siglo de los pasados! ¡Gotosa esta España! Los pobres pies de este reino padecen grandes dolores y de míseros, debilitados y afligidos ni pueden sustentarse a sí mismos ni sustentar el cuerpo”. La metáfora utilizada por el benedictino es clara y se refiere (sea principado o república) a la base misma del sistema, a los pies del sistema. De ahí que diga que no puede sustentarse el principado/república por ese mal que le afecta a la base misma. Feijóo se quejaba de la estructura del sistema no de un gobierno u otro. ¿El muy constitucionalista y capitalista Casado está quejándose de la estructura del sistema? ¡Ven como no sabe ni qué cita!

Siguiendo con el benedictino Feijóo, su queja realmente era mucho mayor que la que puede querer dar a entender Casado. Le parecía mal que una de las señas de identidad fuese “el amor como egoísmo de la propia conveniencia” que diría Luis Sánchez Agesta, buen conocedor de Feijóo, monárquico (fue miembro del Consejo privado de Juan de Borbón y senador por designación real) y premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1988. Le interesaba a Feijóo que las gentes de las clases más bajas estuviesen formadas (al menos, sabiendo leer y escribir), o que hubiese respeto a la república (así se calificaba en muchas ocasiones al Estado) no por haber nacido en ella (aquí le estalla la cabeza a alguno) sino por ser parte de su sociedad (¿cómo era aquello de que la sociedad no existe del neoliberalismo?).  Y si Casado pretende utilizar la cita como un tema nacionalista, de haber leído al autor, habría comprendido que para Feijóo es falsa la pasión nacional al no haber diferencias en sí entre los distintos pueblos del mundo, ni existen razas superiores, “ni pueblos cuyas calidades de ánimo e ingenio sean superiores”. De hecho el problema de la decadencia de España (fíjense si se llevan siglos hablando de decadencia de España), con sus causas y remedios, había que plantearlo “sin pasión nacional”. Igual todo esto tiene poco que ver con lo que ha expuesto realmente Casado, quien ha pretendido alzarse como el más españolista, el que con más pasión siente España, eso sí, negando hablar de los problemas y los remedios ya que no quiere que se discuta lo estructural. No quiere que se toque la base del sistema que posibilita esa decadencia de España.

Una cita que nada tiene que ver con lo planteado con el presidente del PP y todo por evitar citar a Antonio Machado. Es tan estólido (o sus asesores que no se sabe quién lo es más) que sigue pensando que el escritor sevillano no es patrimonio común de España, sino de una parte. Se queja de que se hacen divisiones entre españoles y resulta que el primero que hace las distinciones es él. Una decadencia de España, por tanto, que le duele y quiere arreglar de la única forma que ha llegado a pergeñar su mente: bajada de impuestos. No le pidan otra cosa, Casado diga lo que diga acaba sacando el mantra de la bajada de impuestos. “Señor Casado ¿un café? Sí con bajada de impuestos”. Da igual el tema que trate siempre aduce la bajada de impuestos como mecanismo salvífico para la economía española. Le da igual que haya más inversión en I+D+i, que España sea puntera en nuevas energías, que haya una reindustrialización potente… Nada de eso le importa, sólo hay que bajar los impuestos. ¿A la clase trabajadora? “Mmmm, no” A los ricos de verdad. A los de la clase dominante. Porque, hay que hacer memoria, el PP subió el IVA y el IRPF a todos los autónomos (esos a los que dicen apoyar), subió el IVA a todas las personas, subió las tasas donde gobierna, dígase que subió todos los impuestos que pagan igual quienes tienen más y quienes tienen menos, y bajó los directos, especialmente a las clases pudientes. Décadas de engaño llevan con este tema y todavía le sacan rédito.

El engaño continuado es propio de la personalidad de Casado. Conocida es u mitomanía y en esta ocasión ha intentado que el gran desconocimiento de la obra de Benito Jerónimo Feijóo le ayudase para una de sus trapacerías. Un jeta en toda la palabra. ¿les parece duro el calificativo? Si les parece poco sólo hay que leer lo que ha dicho en ese mismo mitin tras mostrarse doliente: “Pedimos que las ayudas europeas, que han sido lideradas por el Partido Popular Europeo, se administren bien”. Tiene cara hasta para apuntarse unas ayudas trabajadas por la socialdemocracia y el liberalismo (que no está en el PPE) frente a las pegas que han puesto los conservadores y los fascistas europeos. Es más, desde el PP español, ese que siente tanto dolor, han intentado que las ayudas estuviesen vinculadas a numerosos recortes en servicios sociales. Tiene cara para esto y mucho más, pero como toda persona que intenta sorber y soplar a la vez acaba atragantándose. Y no sólo él mismo sino que ya tiene a casi toda España atragantada y a buena parte de la clase dirigente. Un vividor de la política en todo su esplendor intentando engañar nuevamente a las buenas gentes de España. Un soberbio que no soporta que los demás tengan razón. Pero lo más peligroso, un mentiroso compulsivo que es incapaz de afrontar la realidad y por ello sufre de mitomanía. Alguien que debería estar siendo tratado, o en psicoanálisis al menos, se presenta como preocupado por su país ofreciendo miseria para la mayoría. Ese es Casado, no se dejen engañar por los juntaletras.

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