No es que sorprenda esta posición de Pablo Casado, su máxima referencia intelectual José María Aznar piensa igual, pero es curioso que lo haga de forma tan abierta y sin recurrir a la mentira como viene haciendo en esta campaña electoral. Niega el candidato de la reacción que la utilización de coches diésel sea harto contaminante. Es más incluso se permite el lujo de afirmar que los diésel de hoy en día contaminan menos que un coche de gasolina de hace años. Lo hace para reforzar la industria automovilística en España sin percatarse de que si sigue esa industria aquí no es precisamente por la fabricación o no de motores diésel. Así que en cierto modo engaña, o no tiene ni idea de lo que habla que es lo más posible.

Empieza como siempre a ofrecer datos para darse importancia. Entre éstos afirmar que el sector del automóvil genera 575.000 empleos directos y 1.000.000 de empleos indirectos. Y ¿cuáles son los indirectos que tan en peligro estarían? Desde luego no son ni los bares de al lado de las fábricas (escasos desde hace décadas), ni los talleres mecánicos, ni los vendedores de piezas que tendrían trabajo mientras haya coches. Podrían ser los fabricantes de autopartes pero desde hace unos años vienen deslocalizando la producción así que no se sabe bien cuáles son esos empleos indirectos tan en peligro por la persecución al diésel. Que igual no lo están tanto porque, se fabriquen o no los coches en España (gracias a las enormes subvenciones estatales para que no deslocalicen), es de suponer que el resto de la industria relacionada seguiría pues los coches y camiones sí se venderían, sean diésel, gasolina, híbridos o eléctricos. Una exageración que, empero, esconde algo peor, como es la negación del cambio climático.

“Cuando presida el Gobierno no prohibiremos los coches diésel, ni subiremos los impuestos un 31% a 17 millones de conductores (unos 1000€ al año) como propone Sánchez” ha rematado. Ya afirmamos que subir el impuesto al diésel perjudicaba a la clase trabajadora principalmente, pero esos mil euros por persona igual son muchos euros pues salen a 90 euros al mes aproximadamente, un depósito y medio al mes. Olvida también que la famosa subida al final no ha sido aplicada y que el PP subió el diésel hasta cotas históricas mientras bajaba el precio del petróleo. Realmente olvida que hasta hace un año él era parte del partido gubernamental, el cual machacó a los conductores con impuestos para paliar su incompetencia recaudadora por otras vías y pagar los 60.000 millones regalados a los bancos. Pero, como advertíamos, todo ello viene derivado de la negación del cambio climático.

Isabel Díaz Ayuso, la libertaria mentirosa que se presenta como candidata a presidir la Comunidad de Madrid, afirmaba no hace mucho que “nadie podía decirle si debía o no utilizar el coche”. Que eso de los miles de muertos por culpa de la contaminación en Madrid capital era mentira y un invento de los peligrosos colectivizadores. Si recuerdan que Aznar afirmaba que nadie le iba a decir a él si se tomaba una o dos copas antes de conducir, lo que suponía que le importaba bien poco asesinar a otras personas por culpa de su ebriedad, Díaz Ayuso, la amiga de Casado, dice que para trasladarse a ella nadie le dice cómo. Que ella conduce siempre que quiera, contaminando lo que haga falta, porque el individuo es libre. Claro y los que viven alrededor deben ser peluches. O pero aún, son rojos ecologistas que nada más que merecen morir. No lo dicen pero seguro lo piensan.

Casado es de la misma opinión. Como el individuo es autónomo y libre puede ir por la vida causando el mal a los demás y destruyendo el planeta. Decía el gran filósofo de la libertad, John Stuart Mill (uno de los padres del liberalismo), que en todo lo relativo a la autonomía del ser no era bueno que interviniesen los demás, salvo cuando esa acción autónoma perjudicara a las demás personas. Estos liberales nescientes, que ni han leído a Mill ni a nadie, piensan que esto es la jungla, que la sociedad no existe, que el cambio climático es un invento de rojos y que nadie les va a decir cómo ir por la vida. Por eso los cientos de casos de corrupción para financiar al PP o para llevárselo crudo no les incumben, por eso siempre son los otros los culpables de todo, por eso aunque lleven gobernando más de veinte años en Madrid es culpa del PSOE todo lo malo.

Es complicado entender su modo de pensar pues escapa a cualquier racionalidad mínima, de hecho subsisten como seres humanos gracias a que tienen asimilados los procesos de ingestión de alimentos y de reproducción, plenamente animales, porque de otro modo se hubiesen extinguido hace tiempo. Un individualismo que, como las mentiras de Casado, sólo existe en sus cabezas, ya que negar la existencia de una sociedad (a la que recurren para autolegitimarse cuando nadie les da la razón en algo, por cierto) es como mínimo de orates. Hasta Platón era consciente de su existencia y por ello quería controlarla. Popper llegó a reconocer que no sabía qué hacer con la sociedad en su pensamiento. Es la paradoja liberal, negar la existencia de algo que es mucho más real que sus ideas individualistas. Y entre esas verdades está que el exceso de industrialización del capitalismo está matando el planeta. Siendo la automoción uno de los problemas, no el mayor pero el más sencillo de atajar.

Y la solución que nos propone Casado es renovar la flota y poner más puntos de carga, lo mismo que propone el PSOE, Ciudadanos o Unidas Podemos, algo que no han hecho en los siete últimos años de estancia en el gobierno pese a las indicaciones de la Unión Europea (que algunas multas pagadas del dinero del bolsillo de la ciudadanía nos ha costado). Como vamos conociendo a Casado y sus embelecos, cabría preguntarle si esa renovación para costear automóviles más caros (eléctricos o nuevos) ¿la va a pagar la gente con la subida del SMI que pasa de 900 a 850 euros? ¿Con salarios modales en torno a los 1000 euros cómo pagar casa, coche y alimentación? ¿Sabe cuántos puntos de recarga son necesarios? ¿Sabe lo que es un punto de recarga? Realmente lo que parece es que más que proteger los empleos está protegiendo los intereses de los constructores y el facilitar a sus amigos ricos el cambio de automóvil.

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