Igual en alguna ocasión, mientras duermen, se les han venido los jugos gástricos a la boca provocándoles cierta asfixia, tos profunda y algo de vómito. Eso no es nada con lo que le está pasando a Pablo Casado en estos días. Los jugos gástricos le pueden parecer un zumo de tomate (es tan raro el personaje que seguro gusta de ese tipo de zumo) en comparación con toda la bilis que debe estar tragando. No es que sea un Nostradamus a la inversa, que lo es porque no acierta una predicción ni por error, es que todas las maledicencias que ha venido soltando contra el gobierno, contra el movimiento feminista y/o contra lo que supone ser de izquierdas se le han vuelto en contra. Ya se dijo en esta columna diaria que es un ser gafe, muy gafe, y que no hay cosa que diga, pida o haga para que acabe en fracaso absoluto (de ahí que sea conocido como Fra-Casado) sino que el mal que suele desear a sus enemigos o contrincantes torna en suerte para éstos. Cuanto más mal desea al contrario mejor le va. Por ejemplo, ha sido criticar a Ciudadanos y subir este partido en las encuestas.

Con el cierre de la investigación contra el delegado del gobierno en Madrid (el único sitio donde ha habido una mínima investigación), José Manuel Franco, no sólo tiene que tragar bilis por no haber podido hacer uno de la guerra judicial contra el PSOE, sino que debe tragarla en su guerra contra el feminismo. Casado quería, como bien han dejado claro sus diputadas y diputados madrileños o no, meter en la cárcel a un representante socialdemócrata para culparle de todos los muertos habidos y por haber. Esa necrofilia justiciera, ese amor por los muertos para lanzarlos al contrario, estaba detrás de esa guerra judicial que muestra bien a las claras que en el PP casadiano se carece de programa o ideas. Al carecer de algo programático sólo les queda el recurso típico del populismo como es intentar meter en la cárcel a los oponentes y criminalizarlos para que su vida (al menos la política) sea menos que cero y por tanto se les pueda asesinar civilmente. Lo han intentado con Franco y no han podido a pesar de mover todos los hilos de los agentes vinculados a la fracción conservadora e insertados en los aparatos estatales. Opusdeístas en la Guardia Civil tomando como referencia a Eduardo Inda; legionarios de Cristo dando opinión y careciendo de base científica en sus informes forenses (típico de las sectas abominar de la ciencia); medios cavernarios juzgando socialmente para dar un golpe de Estado encubierto (¿cómo se le habrá quedado el cuerpo a Bieito Rubido?) y todos los trolls en redes sociales señalando al 8-M como núcleo irradiador de la pandemia. Al menos el consejero madrileño de transportes, Ángel Garrido, habrá estado tranquilo pues él permitió el desplazamiento de más de cinco millones de personas esos días que comparadas con las 120.000 personas de la manifestación feminista son más irradiadores aunque sea por procedimiento deductivo.

A tragar bilis y borrar mensajes en redes sociales. Esto último si tuviese algo de vergüenza. Pero como carece de la misma, es un ser soberbio y su modelo intelectual es Homer Simpson no hará nada y saldrá por peteneras. Eso sí, se espera que durante todo el fin de semana esté escondido en su casa (¡por fin su familia disfrutará de su compañía tras tantos días de viaje haciendo de presidente encargado!) y sólo asome la cabeza para ver qué tal tiempo hace. Lo mismo podrían hacer las diputadas y diputados que han participado en el aquelarre contra Franco y el feminismo. Porque tienen miedo al feminismo como movimiento transformador, de ahí que apoyen todo lo queer que supone un ataque en la línea de flotación de la lucha de las mujeres al negarles la existencia del sexo y el género (que una perversión intelectual de mal entendimiento de Lacan llegue a ser apoyada por la derecha dice mucho del propio movimiento queer, misoginia escondida). Tienen miedo a las mujeres organizadas como lo tuvieron a la clase trabajadora cuando lo estaba antes de que los populismos varios la destrozaran desde dentro. Por eso había que meter en la cárcel a Franco para criminalizar al feminismo socialista. El informe demoledor que decía hace cuatro días parece ser que no tiene base científica, que es normal que a él no le importe porque eso de la ciencia y la universidad como que no va con él (de hecho no tiene amigos de la universidad si se fijan en sus mensajes porque no acudió), y no era tan demoledor para meter en la cárcel, ni imputar al delegado del gobierno. De hecho la mayor culpable, como responsable última de la sanidad madrileña, hubiese sido su íntima amiga Isabel Díaz Ayuso, la que se contagió en una reunión internacional celebrada en Madrid el, ¡oh que curioso!, el 8 de marzo. La única estrategia del PP es el insulto y la bronca, de hecho es su seña de identidad desde la fundación del partido por parte de los ministros franquistas, pero en esta ocasión les ha salido mal. Ni las residencias, como querían hacer ver, son competencia estatal, ni las mujeres han expandido la pandemia.

En su mente unineuronal será difícil asimilar tantas malas informaciones, como le está costando asimilar que en España ha habido una pandemia que se ha llevado de la mejor forma que se ha sabido y, en su momento, las españolas y los españoles harán justicia mediante el voto (esto incluye decisiones poco agradables tomadas por gobiernos de todos los colores), y que ha provocado la parálisis económica de la que hay que salir lo más rápido que se pueda. Esto no lo acaba de asimilar en su cabeza no se sabe si por soberbia personal o cortedad mental, pero hasta cuando la CEOE apoya ciertas medidas del gobierno (y presiona, como hace siempre al ser clase dominante, para más reducciones de derechos laborales) y espera como agua de mayo los miles de millones que se han conseguido del IV Reich que es la Unión Europea, será por algo. La CEOE estaría encantada si hubiese una gran coalición pero no son tan estúpidos de no colaborar con el gobierno para salir de esta. Casado y el PP sí son así de estúpidos porque no sólo pretenden que los millones europeos (que al fin y al cabo es una impresión de billetes en el BCE sin respaldo de nada, pero que molesta a la potencia imperial Alemania al bajarle el euro) vengan con más recortes a la clase trabajadora, sino que, además, pretenden que se entreguen al ladrillo y se acabe con la protección urbanística. Son tan cortos de entendederas, se supone que habrán personas que hayan estudiado empresariales y economía con aprovechamiento o ¿no?, que recurren a algo que una vez funcionó pero que produjo la mayor debacle económica de España en los últimos tiempos. Su solución ladrillo y una oficina de víctimas (sin percatarse de que los servicios sanitarios y sociales ya dan las prestaciones que pide para esa oficina. No le culpen no sabe de nada el pobre). No es de extrañar que en la CEOE estén deseando que haya otra persona dirigiendo el PP. Mientras a tragar bilis.

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