Los oscuros intereses de Rivera y Casado en el golpe de Estado en Venezuela

Andalucía es un cortijo donde pasar los fines de semana, veranear, pasar la semana santa o los puentes para las derechas de Partido Popular y Ciudadanos. Así se desprende de la forma en que han comenzado las negociaciones entre ambas formaciones donde los integrantes andaluces de ambos partidos son los delegados o los capataces de los señoritos que viven en Madrid. Pablo Casado y Albert Rivera se han proclamado los señores de una Andalucía que controlan desde la capital y donde se hará lo que les apetezca, pero sin mirar a las necesidades de las andaluzas y andaluces. Su cortijo político pero con millones de personas que sufrirán las consecuencias de los señoritos.

La semana pasada Rivera y Casado confirmaban que se telefoneaban amorosamente para concertar los puntos básicos del posible acuerdo gubernamental. Ambos tenían claro que había que echar a patadas al PSOE-A y que serían ellos los que decidirían en último término qué se acuerda y qué no. En Ciudadanos han sido más soviéticos y sólo han enviado un comisario político para que se haga cargo de las cuestiones principales. Juan Marín ha llegado acompañado de José Manuel Villegas (el comisario político naranja) y su equipo. Se ha abrazado calurosamente con el candidato popular, sí ese mismo al que pedía hace unos días que le pidiese perdón. Pues ayer tan amigos y compadres como pueden ver en la fotografía. Mucho abrazo pero el comisario político es quien llevaba preparada la lista de cuestiones no fuese que a Marín, que ha pasado tres años y medio apollardado a la vera de Susana Díaz, le diese por claudicar con cualquier cosa. Como buena secta o partido estalinista, Ciudadanos no permite que nadie se desvíe un milímetro de lo dictado por el Comité Central del partido.

Marín y Moreno abrazándose como si fuesen compadres (con Maroto espiando qué se dicen)

En el caso del PP han sido más los dirigentes estatales los que han acompañado a Juan Manuel Moreno Bonilla y Elías Bendodo. Por aquello de que son más de “familia” han acudido el sottocapo, Teodoro García-Egea (“el lanza aceitunas”), y el consigliere Javier Maroto. Ambos dirigentes estatales han acudido con una oferta que no podrían rechazar en Ciudadanos, dejando algún matiz andaluz a Moreno y Bendodo. No se quiere dejar en manos del caporegime andaluz y su capodecine malagueño todo el peso, pues en el PP estatal tienen mucho que decir pues el capo Casado ya tiene todo apalabrado. Era solamente dejar establecido el marco de reparto de Andalucía entre la familia y la secta y cómo justificar programáticamente ese reparto de poder. Igual que no les toquen al antiguo conseguidor Gabriel Amat de Almería.

Marín y su comisario político

Así es como entienden Casado y Rivera Andalucía, como su cortijo de poder. No saben ni entienden Andalucía, como sí podrían saber Moreno o Bendodo o Marín, pero les da igual. Quieren dañar a Pedro Sánchez realmente sin importarles sumarse al neofascismo de Vox. Saben que están ante su gran oportunidad para hacerse con el poder en España a poco que no acaben a golpes y las encuestas les sean favorables. En el momento en que les dañe ese tripartito con la ultraderecha convocarán nuevas elecciones. Eso lo tienen claro en la secta naranja y la familia del PP no será muy ajena a eso. Mancharse las manos políticamente, como ya hizo Maroto con EH Bildu en sus años vitorianos (que por eso es el consigliere), no les importa si eso no les hace mancharse totalmente. Están ante la oportunidad de permitir a las grandes empresas seguir con su acumulación de riquezas desposeyendo lo que tanto esfuerzo y dinero le ha costado a la ciudadanía andaluza. Piensan entregar lo público a las manos privadas y que lo sigan pagando los andaluces.

La «familia» del PP

Su cortijo para llenar los bolsillos de la clase dominante mientras los gañanes (en el sentido de los ejecutantes de la gañanía o época de siembra/recogida y los lugares de uso común en los cortijos para los jornaleros), esto es la ciudadanía andaluza, deberá someterse a los deseos de esos señoritos de Madrid que bajarán para vacaciones o para ver qué tal les manejan el cortijo. Por eso todo lo están gestando desde la capital. Si los andaluces estaban cansados del centralismo sevillano, ahora van a volver al centralismo capitalino. Van a trabajar para nutrir los bolsillos de los amigos del establishment y para servir a los turistas que acudan al cortijo, porque ni Casado, ni Rivera conocen realmente Andalucía. No conocen la historia de España, como para conocer la cultura política, social y cívica de Andalucía.

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