Se puede ser cuñado como Albert Rivera; se pueden tener carencias como Pedro Sánchez; se puede ir de listillo como Pablo Iglesias; se puede ir de gracioso como Gabriel Rufián; se puede hablar con naturalidad como María José Montero; pero lo de Pablo Casado llega al límite de lo admisible para cualquier mente humana. No es Rajoy haciendo de Mariano y su “plato es un plato”. No. Es peor que eso. Es ser un peligro constante para el sistema democrático desde la prepotencia, la incultura y el saber que tienes el apoyo de los medios del establishment… hasta que logres resultados electorales, claro. Cómo estará siendo la semana del dirigente popular que hasta Rivera, en quien todos ven un neofascista, parece un moderado.

El miércoles insultó al presidente del Gobierno llamándole golpista. Y parece que le ha hecho gracia el asunto, pues ayer mismo afirmó que Pedro Sánchez es el caballo de Troya del independentismo para destruir el sistema. Una analogía con la epopeya homérica que olvida, como se verá, que el PP fue quien raptó con engaños a Helena (Estatuto catalán) para quitarle a Menelao (el pueblo catalán) lo que había consensuado. Pero esto no lo podría decir Casado porque él sólo ha visto la película y la Ilíada le suena a bar de copas. Parece que cada vez que Casado baja a Andalucía le da por insultar, demostrar que es un ignorante en cuestiones históricas, o un populista más cercano a Steve Bannon y Marie Le Pen que a Angela Merkel. Un claro caso de demócrata iliberal, que es forma cursi de caracterizar a los que son fascistas pero sin llegar a tanto. Porque sólo le interesa salvar el sistema económico pero destruyendo todos los mecanismos democráticos y los derechos adquiridos.

“¿Qué le ofendía a Pedro Sánchez en el debate parlamentario cuando decíamos si un gobierno es responsable si no pone los medios para evitar el golpe al Estado?” ha comenzado preguntándose en esta parte de su intervención. Nótese que esas palabras no las dijo, no hizo referencia a un “golpe al Estado” sino a un “golpe de Estado” que es algo bien distinto. Un golpe al Estado puede provenir de muy diferentes lugares y de diferentes maneras, muchas de ellas legales y democráticas. Un golpe al Estado es una directiva europea por ejemplo. Es lo que suele suceder cuando no se va a clase y te aprueban por la cara, que no te aprendes la lección correcta. Pero ha seguido con su discurso Casado cuestionando si “¿era la victimización porque le habíamos pillado con las manos en la masa [lo que molestaba a Sánchez]?”. ¿En qué le han pillado? Según  parece, como se quiere separar del sorayismo, establecer contactos con el gobierno catalán, dialogar con las personas que se encuentran en conflicto, es estar con las manos en la masa. Es obvio que a Casado le gustaría invadir con tanques y la legión Cataluña, pero eso no lo decía cuando Mariano Rajoy estaba en el gobierno y dialogaba con Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. ¿Estaba preparando un golpe de Estado Rajoy? Es de suponer que no. Lo que ha molestado al presidente del gobierno no es que le pillen con las manos en la masa (el diálogo), sino que el principal partido de la oposición tenga tan poca cabeza y tenga esa deriva populista de extrema derecha.

Ha continuado Casado por el mismo camino al volverse a interrogar si lo que el gobierno estaba haciendo era “¿preparar el terreno para que al final esto parezca revestido de la moderación lo que no es (sic)?”. Frase indescifrable sin duda porque Casado se atascó y no supo cómo salir, en espera de soltar la gran boutade del día: “Yo voy a decir lo que esto es. El partido socialista se ha convertido en el caballo de Troya de los independentistas en el gobierno de España”. Primero, califica al presidente del gobierno de un estúpido que no sabe que le están colando la supuesta independencia de España. Segundo, habla del gobierno, y esto sí que es peligroso, como si fuera un ente abstracto que sólo toma corporeidad cuando gobierna el PP. Mientras parece que cualquiera que lo ocupe, en este caso Sánchez, lo hace ilegítimamente. ¿Cómo es posible decir que el PSOE es el caballo de Troya de un gobierno del PSOE? Hay que ser muy tonto para no ver que el caballo de madera se metió en Troya por parte de los aqueos para hacerse con la fortaleza. Pero como hemos dicho sólo ha visto la película y no se ha enterado bien.

Lo ha intentado explicar eso sí: “Lo que está haciendo es introducir en la fortaleza del Estado de derecho, con el revestimiento de ser el presidente del Gobierno, las exigencias de los partidos a los que deben el Gobierno. El partido socialista está actuando de continente de los pulsos que Podemos está echando a la legitimidad y la legalidad en España”. ¡Acabáramos! No sólo es un golpista, sino que está entregado a la extrema izquierda o el populismo. Tenía que salir en algún momento el peligro de los rojos y los marxistas. Cuando no tienen argumentos en la derecha, se acaba recurriendo a la táctica del peligro rojo. Lo curioso es que, una vez caída la URSS, el peligro, la pobreza, el desempleo, el hambre y todas las cosas malas que se ven son el peligro azul, o si prefieren el peligro capitalista. No sólo Sánchez es un golpista, sino que es un golpista rojo. En eso ha acabado su discurso. No le importa Cataluña, ni la fortaleza del Estado de derecho. Lo que le importa es que el gobierno está avanzando por la senda social, por la senda de la solidaridad impositiva. Cataluña, como fue durante mucho tiempo bajo el mandato de Rajoy, es la excusa para seguir con el austericidio de los españoles y españolas y el aumento de los beneficios. Es la excusa para esquilmar al pueblo español.

Casado, insultando a la inteligencia y los conocimientos de muchas personas que sí los tienen no como él (que demuestra día tras día su ignorancia), no quiere modificar las leyes porque éstas son las que han beneficiado al establishment. No quiere tocar la Constitución porque sabe que en las negociaciones de la misma se verían todos los intereses que hay detrás del PP y Ciudadanos. Están saqueando España y no quieren que se sepa. El Estado de derecho se puede cambiar y modificar porque, en la actualidad, no sólo se basa en la racionalidad sino en la práctica democrática. Las leyes no son inmutables, incluso son interpretables, y se pueden cambiar por mecanismos democráticos. Incluso las fronteras de los “Estados” pueden modificarse como vienen haciendo desde hace siglos. Desde la tribu al Estado actual fíjese señor casado si ha habido modificaciones territoriales. Pero como usted faltó a clase el día que explicaban eso no se enteró. Casado es el insulto constante a la inteligencia. Y cuando no está él, nos mandan a Javier Maroto a decir que los golpes de Estado actuales no se hacen con tanques sino en los parlamentos. Así, sin pensarlo. No dan miedo porque sean ignorantes y digan boutades sino por el peligro en que ponen a la democracia.

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