“Nuestra fórmula es clara: acuerdos a dos en los que no estarán ni Vox ni Podemos” ha dicho José Manuel Villegas a lo que ha añadido que “si algún dirigente del PSOE se abre a apoyar nuestras políticas y nuestro programa, podremos llegar a acuerdos puntuales”. Esto en román paladino significa que han lanzado vetos a los neofascistas, a los populistas, a los socialdemócratas que no traguen y a todos los independentistas o nacionalistas. Respecto a estos últimos sólo hay que leer lo escrito por Juan Carlos Girauta: “A ver, con la extrema derecha (PNV) está pactando el PSOE”. Vamos que salvo el PP, su “socio preferente”, no le queda partido alguno con el que poder acordar algo.

Por mucho que hayan levantado el veto a ciertos dirigentes del PSOE, ninguno en su sano juicio, y esto es importante, tragará con el veto de las políticas públicas que proponen. Privatizar servicios sociales no está en la agenda de un socialdemócrata normal, por muy a la derecha que esté. Y eso de las medidas regeneradoras es una filfa que venden en Ciudadanos y que realmente no sirve para nada (quitar aforamientos no evita el delito y más cuando la mayoría de demandas son hechas por los contrarios). Y si se escucha a Albert Rivera decir que “priorizaremos bajadas de impuestos, apoyo a las familias y medidas de regeneración y de igualdad entre españoles” saltan todas las alarmas del peligro que acecha a España. (Si se fijan es lo mismo que dice el PP)

Realmente en Ciudadanos sólo quieren pactar con el PP, bien porque se lo han mandado desde arriba, desde el poder económico, bien porque nadie les quiere. O las dos cosas a la vez. El hazmerreír de la política española y europea, al que hasta alguien con algo de cabeza como Luis Garicano ha dicho que con los neofascistas no (como ha dicho José María Lassalle al PP), se ha atado las manos con tanto veto. De hecho están creando un nuevo sistema político, la vetocracia, que sólo pueden controlar ellos. Una dictadura desde una posición ridícula políticamente hablando y que durará hasta que el establishment diga a sus cadenas amigas que Ciudadanos ya no salga en ellas.

Se suma una chulería tremenda pues dicen estas son mis propuestas y si quieres las aceptas y si no se acabó pactar. Y todo para ocultar que realmente le han cogido el gusto a ser parte del trifachito y que encamados con el PP tienen orgasmos políticos. El mandato de cierta parte de la clase dominante lo han aceptado con total alegría, donde podamos saquear lo público a pactar con el PP, en el resto de sitios haced lo que queráis. La famosa acumulación por desposesión es lo que quieren aplicar en los siguientes cuatro años para seguir aumentando la riqueza de unos pocos a costa de todos. Y saben que para eso tienen que juntarse con los neofascistas, los homófobos, los xenófobos, los ultracatólicos y todo lo contrario a lo que dicen representar en Ciudadanos.

Cuando tienen que hacer giros verbales y recurrir a los eufemismos para no reconocer que tragarán con Vox, es que al final saben lo que pasará, les gusta y tragarán con todo porque hay un mandato superior. ¿Alguien ha pensado que dejarán a la izquierda en la Comunidad de Madrid por no meter a uno de Vox en el Gobierno? Salvo el camarlengo de Moncloa nadie con dos dedos de frente. Decir, como ha dicho Villegas que será normal ver a un dirigente naranja “en la misma mesa junto a otro dirigente de Vox explicándole el acuerdo al que se ha llegado” es tratar a los españoles y españolas de, perdonen la expresión, gilipollas. Y a los neofascistas también. Verán cuando les digan, como han hecho en Andalucía, que o entran en el Gobierno o no hay gobierno, se retractarán, contarán una película y acabarán entrando. Los neofascistas no tienen nada que perder, ya tienen garantizados cuatro años de mamandurrias que es lo que querían, y un altavoz desde donde lanzar consignas.

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