Los políticos y las políticas suelen utilizar palabras ambivalentes, eso que se llama significantes vacíos, para esconder sus verdaderas intenciones. Hablan de libertad pero jamás explican qué es para ellos y ellas esa libertad de la que hablan. Pero como en todo elemento que se intenta reprimir acaba saliendo. Esto es lo que les ha pasado a Juan Marín y a Albert Rivera. Tanto tiempo reprimiendo y escondiendo sus verdaderas intenciones, estar al servicio del Ibex-35, de la clase dominante, del establishment, que al final acaba saliendo de forma inconsciente. Vamos que no se dan cuenta de que están diciendo lo que no quieren decir. Como les pasa con esa España arcaica y fascistilla que suelen proclamar; como les pasa con ese centralismo jacobino que apoyan al no querer una Estado federal o federizante; o como les ha pasado en esta ocasión al declararse representantes del Ibex-35.

La clave del asunto está en la palabra “sociedad civil” que no es lo mismo que sociedad aunque jueguen a esa equivalencia. Ya se le escapó en el último mitin de España Ciudadana, esa plataforma de extensión del odio que han montado en Ciudadanos para que no le acusen a su propio partido, a Albert Rivera. Aquel día expuso que ellos (porque siempre son ellos) eran los “representantes de la sociedad civil” que habían llegado a la política para acabar con la corrupción y el bipartidismo, defender el constitucionalismo y el libre mercado. Y en efecto son representantes de la sociedad civil, no de la sociedad. No son ciudadanos libres asociados mediante la forma de partido político en busca del bien común, no. Son representantes salidos de la sociedad civil.

Uno puede pensar que como es Albert Rivera quien dice eso es un problema que él tiene con su inconsciente. Lo que refrenda esa represión que llevan dentro, porque como secta política que son hacen reuniones de reafirmación de su pensamiento, es lo que dijo ayer en Sevilla su candidato a la Junta de Andalucía, Juan Marín. El jefe del clan de la manzanilla afirmó que su “compromiso es con la sociedad civil, la Andalucía real”. En efecto, él está en política para favorecer a los empresarios andaluces a los que cataloga como lo real, lo que merece la pena de Andalucía. No extraña que muchos de sus cargos públicos provengan de lobbies, despachos de abogados con intereses financieros, de la banca o de grandes empresas. Son realmente la representación de la sociedad civil, del establishment, de la clase dominante.

Si ha llegado hasta aquí puede que como lector tenga aún ciertas dudas. Intentaremos aclararlas. Desde, al menos, Hegel la sociedad civil, tanto en el pensamiento liberal como en el socialista (no hay más que leer a Gramsci), es el contrapeso del Estado y donde se juntan no los individuos, no las personas, sino las organizaciones empresariales, las iglesias, los sindicatos, los lobbies, las ONGs, es decir, los grupos de intereses que establecen relaciones sociales con el poder político en base a su posición y la correlación de fuerzas existente en ese momento. Por tanto, en esa sociedad civil quien hoy manda y tiene la fuerza a su favor, salvo casos puntuales, es el Ibex-35 (como símbolo). Por tanto, son representantes no de personas, sino de intereses económicos principalmente. Reconocen así que ellos y ellas están en política no por el bien común de la ciudadanía sino de ciertos grupos económicos. Paradójicamente se llaman Ciudadanos en un intento de ocultar su verdadero rostro. El nombre como máscara de lobbies (como el armamentístico, el judío/israelí, el energético, el financiero…), de la fracción dominante que es la financiera al fin y al cabo.

Por tanto, en ese intento de ser más que el PP en la representación de los intereses de la clase dominante, descubren por descuido que representan a los poderes económicos y globales. No es de extrañar su pasión españolista pese a que muchas de sus propuestas están encaminadas a entregar todo lo que puedan al capital globalizado, es otra máscara. Y es esto o que son unos completos ignorantes, incapaces de saber qué dicen, sin la más mínima cultura (en personas que deberían ser letrados por sus currículums), personas de sonrisa de dentífrico puestos a dedo por su imagen mucho más que por sus cualidades personales. Porque hay que ser muy ignorante para confundir sociedad civil con sociedad, algo que es clave para cualquier tipo de análisis medianamente objetivo. Claro que, al ser hijos del Estado mínimo neoliberal, podrían estar mostrando el totalitarismo de la sociedad civil que sería la nueva forma de opresión de la ciudadanía y/o la sociedad. Aunque esto es demasiado refinado para estas mentes.

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