Fuente: Atlético de Madrid

Si ayer advertíamos que se está preparando uno de los mayores atracos que se han visto en los últimos tiempos en el mundo de fútbol, hoy toca sorprenderse por la fugaz aparición del CEO del Atlético de Madrid para hablar. Que Miguel Ángel Gil salga en los medios de comunicación para algo así como protestar un poco es anormal. Sale cuando defiende la marca, su negocio, su empresa, lo suyo vamos. Cuando hay cuestiones deportivas el silencio es lo normal. También en el caso de Enrique Cerezo. Cómo han tenido que ver la situación para salir de su cueva a medio quejarse. Ha visto peligrar el negocio y ha saltado como si le hubiesen pinchado en el lugar que más le duele: la cartera.

Gil pensaba que en época de transición del duopolio igual, si todo se daba bien, le permitirían al Atlético pelear e incluso ganar La Liga. No se ha querido enfrentar a Tebas, ni Rubiales por el proyecto de Superliga europea por este motivo –si fuese por dinero ni lo dudaba-. Si su empresa lograse ganar el título de liga su posición en Forbes crecería, podría hacer más negocios, conseguir más acuerdos con diversas empresas y subirse el sueldo un poco más. Pero, pese a no ver en directo los partidos, ha visto que empiezan a verse cosas sospechosas: jugadores que a la primera falta ven amarilla; penaltis que no se pitan; revisiones en el VAR hasta del color de los calzoncillos de los jugadores; interpretación de las reglas de forma distinta para el Atleti; y así hasta tomar conciencia de que la voracidad de sus competidores llega a límites insospechados. Ya debía estar advertido de las dos finales de Champions, pero eso lo debe asumir como peaje para ganar libertad en lo local.

Las declaraciones de Carlos Velasco Carballo –que la Federación ha matizado en dos ocasiones, algo inaudito- le han hecho despertar y acudir a EFE para, no tanto protestar, como advertir que sabe del tangazo que se está preparando. Así ha recalcado que los comentarios del jefe de los árbitros “son muy peligrosos, porque condicionan las decisiones de los colegiados”. Incluso defiende a De Burgos Bengoetxea: “No entiendo por qué el presidente del Comité Técnico de Árbitros reprende públicamente a uno de los mejores colegiados que tenemos en España, y más en una decisión que nunca se puede considerar como un error. En este caso concreto, el árbitro aprecia una jugada en el campo y toma una decisión tras verla por televisión, como la gran mayoría de aficionados al fútbol”.

Está todo el nacionalmadridismo apretando en la semana del derbi –ya se sabe que es semana de infundios desde los programas nocturnos y los periódicos de cabecera del viudo con gafas-, más cuando su equipo se va dejando puntos pese a ciertas ayudas, pero perder ese partido no es que le importe mucho a Gil. La cuenta de resultados no está en un partido. Sin embargo, sale para que no le tanguen durante el resto de la temporada. Si deportivamente no le da al equipo, mala suerte, pero que no le “hagan un Cabeza” que ahí sí que le tocan lo que más le duele. No pide que le den, sino que no le quiten y eso es algo que ha estado viendo de forma tan clara que no ha tenido más remedio que salir, de perfil, pero salir. Se ha asustado –por no decir acojonado- tanto que se ha visto obligado a decir algo porque no era ni normal. Y ha sido moderado al decir que son declaraciones que condicionan, porque todo el mundo ha entendido que es una orden para que no se escape la liga al duopolio.

¿Impedirá algo la salida a la palestra de Gil? El atraco habitual en un derbi no, pero igual sí sirve para el resto de lo que queda de campeonato. No hace falta que piten a favor, de eso no saben en el Atleti, pero que no atraquen. Y si el resto de equipos no llegan para competir que gasten en verano. Aunque según la prensa del régimen al Real Madrid les hacen descuentos (luego se descubre que Hazard ha costado 50 kilos más) y a los demás les piden 150 millones por el noruego. O igual quieren atracar en liga porque, como se dijo aquí, no tienen un euro y más vale enredar al madridismo con algún título y luego vender que Haaland y Mbappé vendrán otro año o no son los suficientemente madridistas. Ya saben cómo funciona la máquina del fango blanca. Para sorpresa de todo Gil ha aparecido, pero no esperen que sea por cosas deportivas sino por el valor de marca que es lo que le interesa.

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