Hace años, un amigo militar me decía que si ganar la guerra era difícil, mucho más lo era ganar la paz. Y si alguien puede dar fe de la certeza de esa frase, es el nuevo Secretario General del PSRM-PSOE, Diego Conesa.

Si difícil lo tuvo el Alcalde de Alhama para ganar las primarias, no menos complicado lo tuvo los días que transcurrieron entre la noche de la victoria electoral el 30 de septiembre y  la mañana del 22 de octubre en la que los delegados reunidos en el decimoquinto congreso del PSRM-PSOE  votaban la composición de la nueva Ejecutiva.

Especialmente dura y larga fue la noche del sábado para conseguir cerrar la composición de una Comisión Ejecutiva que saldría del cónclave socialista. Ello, a pesar de que desde el minuto uno de la proclamación de los resultados de  las primarias en las que los afiliados dieron la mayoría a Diego Conesa, éste  contactó con todos sus adversarios y con los dirigentes de todas las agrupaciones de cara a confeccionar una lista que representase a todas las sensibilidades existentes en el partido, y al mismo tiempo a todos los territorios.

Con algunos las coincidencias fueron mayores, y por tanto, el acuerdo fácil. Sin embargo, y eso también estaba dentro de lo previsto, las diferencias de criterios eran más y por ende, las dificultades se presumían mayores a la hora de llegar a un acuerdo para poner en marcha esta nueva etapa en el partido.

Lo que seguramente no estaba previsto era el hecho de que algunos y algunas no asumiesen el resultado de las primarias e intensasen imponer sus criterios y ganar por la vía del chantaje lo que no habían conseguido ganar en las urnas, criterios que cambiaban una y otra vez, tal vez con la intención de ganar aunque sólo fuese por aburrimiento. Pero con lo que no contaban los expertos en las “mesas de camilla” era con la capacidad de aguante que tiene el nuevo “barón” socialista murciano, aunque tiempo tendrán de ir conociéndolo.

Durante casi un mes se han mantenido reuniones, y en ese tiempo, Conesa ha recibido presiones de propios y extraños para incluir o para sacar de la lista de elegidos para conformar la dirección del partido. En ese tiempo los expertos negociadores quizás consideraban que su falta de experiencia orgánica le haría ceder en sus pretensiones iniciales y de esa manera copar ellos la mayoría de los sillones.

Así las cosas, la misma noche del sábado seguían presionando e incluso amenazando con boicotear la clausura del congreso si no eran aceptadas sus pretensiones. Pero si en algo es imposible ganar a Conesa es en su paciencia y en sus anchas espaldas capaces de aguantar sin inmutarse  cualquier tipo de presión.  Pero eso pudieron comprobarlo la larga noche del sábado.

Al final, en aras de la “integración” lo máximo que pudieron sacarle fue una renuncia parcial en cuanto a la disminución del número de miembros de la Ejecutiva, es decir, aunque inicialmente el planteó reducirla de 50 a 30, al final se quedó en 36, dando a cabida a seis miembros próximos a los díscolos, pero eso sí, eligiéndolos él.

De esa manera se llegó la mañana del domingo a la clausura, y tal como estaba previsto, los opositores, que alardeaban de contar con casi el 50% de los apoyos, sólo consiguieron sumar al 26% de los delegados para votar en contra de la propuesta del ya Secretario General de los socialistas múrcianos.

Así las cosas, Conesa ya ha ganado la guerra contra los que primero no querían que llegase a la Secretaría, y después pretendían hacer de él un líder títere.  Pero ahora viene la “paz”, y esa será la verdadera batalla que tendrá que dar Diego Conesa para conseguir llevar al PSOE a la presidencia de la Comunidad Autónoma. Algunos, los que han perdido la guerra, ahora intentarán que ahora sea el quien pierda la paz.

Lo que sucede es que ahora, el de Alhama ya conoce con quién tendrá que jugársela, y también conoce en quién puede que apoyarse para cumplir el vaticinio de Carlos Collado, el presidente de honor del PSRM que pudo ser y no fue:  “este tío nos llevará al Gobierno”.

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