Ayer, durante el tradicional desfile de las fuerzas armadas durante la fiesta nacional del 12 de octubre, la Patrulla Águila realizó una vez más la bandera de España en el cielo madrileño. O eso al menos intentó. Tal y como se puede ver en multitud de imágenes, uno de los cazas lanzó un humo que de carmesí tenía poco o nada. Más bien era morado. Ha proporcionado una imagen de bandera republicana que ha sido el boca a boca en toda España. Cachondeo como el que sólo puede haber en España –para que luego digan que no somos lo que somos-. Pero ¿qué ha podido pasar?

Una primera aproximación al hecho, aunque un tanto subjetiva, es el gafe que tiene el rey de España en este tipo de celebraciones. Cuando no se le cuelga de una farola un paracaidista, se sube mal la bandera, desafina la banda militar, llueve a raudales, la cabra de la Legión cornea a alguien o cualquiera de esas cosas que vienen pasando desde el comienzo del reinado de Felipe de Borbón. Plausible es. Y más cuando viene rodeándose de mufas de todo tipo como Sánchez, el alcalde Almeida, Casado y demás.

También podría tratarse de un contubernio de los republicanos… Vale. No. No es posible. Entre que son siete y no tienen acceso a los hangares de la Patrulla, es imposible que el republicanismo haya podido sabotear el acto. Mucho menos los propios militares, que si hay que lanzar los tanques a la calle, se lanzan, pero hacer el ridículo lo llevan mal. Tampoco se cree que haya sido Santiago Abascal, ni la gente de Falange, ni nada por el estilo. Porque acceso militar tienen pero son patriotas y con las cosas de comer no se juega. Por tanto sólo cabe estrujarse el cerebro y buscar pistas… y acaban apareciendo. Eduardo Inda lo ha desvelado.

El morado de la bandera aérea no es por la república sino por el Real Madrid. La franja morada de su escudo, el color habitual de su segunda equipación años ha… La foto con la imagen de la Patrulla Águila pasando por encima de la impresora galáctica tan buscada por Florentino Pérez por envidia de la conexión de ese cuerpo militar con el Atlético de Madrid y, en cierto modo, venganza. Al ser superior hay dos colores que no le gustan. El rojo y el rojiblanco. Por tanto, sabotear el color rojo no le supone un trauma, es más, lo disfruta en su mansión mientras acaricia un perro o un gato. Además si consigue la Patrulla rojiblanca no vuelva a asomar por los cielos españoles en la festividad nacional, mucho mejor. Que los aviones no ensucian la Castellana y ahí no puede meter un garrotazo en forma de contrato para la limpieza viaria. Florentino Pérez el saboteador… del desfile y de otras muchas más cosas. Además, los nacionalmadridistas ¿no eran franceses por Benzemá y Mbappé?

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