El escenario hídrico suma un nuevo agente: la Plataforma de Regantes y Ciudadan@s de la Cuenca del Segura ‘Segura Transparente’. El hotel Siete Coronas de Murcia acogió ayer el acto de presentación de este colectivo integrado por agricultores de los regadíos originales de la Región, Castilla-La Mancha, Andalucía y Valencia. Su objetivo será pedir «transparencia» a la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) en la gestión de los recursos hídricos frente a grupos de inversión del «agronegocio» industrial que «depredan» el terreno y «monopolizan el agua agravando» el déficit de la cuenca.

También trabajarán en defensa de la huerta tradicional. Los cuatro responsables de la plataforma serán Ángeles Trujillo, José Manuel López, José Torrente y Guillermo Sánchez. La primera acción de la plataforma será elevar una moción a los distintos ayuntamientos de la cuenca del Segura, para lo cual ya se han puesto en contacto con las diferentes formaciones políticas.

De momento, en zonas como la Vega Baja solo han obtenido respuesta de PSOE, Izquierda Unida y Podemos, aunque dejan la «puerta abierta» a sentarse en la mesa con otros partidos como el PP. José Manuel López Grima, un maestro jubilado de Rojales y líder histórico en la defensa del río desde la Vega Baja, criticó ayer que el lema ‘Agua para todos’ creó a los agricultores «falsas expectativas» y tras aprobarse el Memorándum del Tajo «se han visto frustradas; y una vez que ni siquiera hay agua en los pantanos, buscan desesperadamente agua de donde sea.

Reunión con el organismo de cuenca

La plataforma avanzó ayer que pedirá una reunión con el organismo de cuenca para advertirle de que el agua de los pozos del Sinclinal de Calasparra no llega al riego tradicional de la Vega Baja. Los agricultores, en alusión a los regantes del Trasvase Tajo-Segura, defendieron sus derechos históricos de riego de manera tradicional, «sostenible y responsable, frente a la insostenibilidad del agronegocio levantino». También apostaron por el equilibrio agroambiental, mediante técnicas tradicionales respetuosas con el río, alimentando un tejido de pequeñas y medianas explotaciones.

Los activistas mostraron su «gran preocupación» por cómo algunos sectores económicos y grupos de inversión de industrias agroalimentarias han ido implantándose por el territorio, «al tiempo que confunden e intoxican a la opinión pública al proclamarse defensores de la huerta levantina».

Entre sus reivindicaciones, también exigieron la conservación de los ecosistemas y biodiversidad del río Segura, sus afluentes y manantiales, «erradicando su contaminación de origen agrario, urbano e industrial, ligada a una salinización creciente, especialmente acuciante en la Vega Baja».

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