En otras ocasiones se ha hablado en esta columna sobre la capacidad de mimetismo de Francisco Núñez. Siempre intenta ir vestido de forma similar a como lo hace el dirigente nacional o regional que le visita, salvo cuando le visita alguna mujer. No ve conveniente ponerse una falda o unos tacones no vaya a ser que le confundan con la izquierda postmoderna. Y sí, él es postmoderno, de la derecha, derecha. Vamos hará lo que le digan las clases dirigentes, incluyendo las de su partido. De ahí que no haya dicho nada de los trasvases y se haya quedado en un “garantizaré el agua en la región”. ¿Cómo? A saber, igual imita a los arapahoes y hace la danza de la lluvia.

En Castilla-La Mancha no es que sea muy conocido y entre quienes lo es hay bastante cachondeo con su persona. Entre “Paco Bulos”, “el tipo ese raro”, “el de los colegios a 50.000 euros” o “el que quiere privatizar la sanidad”, la realidad es que sólo le apoyan los muy peperos y sus amigos quintos. De hecho, la encuesta del CIS respecto al voto directo (donde no cabe la supuesta manipulación) no le otorga ni un 20% del voto válido. No es de extrañar que su campaña electoral se base, entonces, en aparecer junto a Alberto Núñez Feijóo, Juan Manuel Moreno Bonilla o Isabel Díaz Ayuso en algunos carteles y el bus electoral del PP. Debe juntarse a otros para…

1. Intentar aparentar ser un ganador

La primera posibilidad es que Núñez intenta aparentar que es un ganador como las personas que le acompañan en el bus. Feijóo, Bonilla y Ayuso han ganado elecciones mientras que él las ha perdido y de forma contundente. No parece que situarse en el mismo espacio imaginativo le vaya a procurar por transmisión paracarismática la victoria.

En la Cadena COPE, donde están haciendo un ímprobo esfuerzo por lanzarle a la victoria –de él hablan todos los días aunque sea por haberse tirado un cuesco, mientras esconden a los demás candidatos, especialmente a Emiliano García-Page y el de Vox–, afirmó que él sabe lo que es manejarse en el día a día porque ha sido alcalde de Almansa. Olvidaban, intencionadamente, que Page también fue alcalde de Toledo y no es una ventaja que tenga él mismo. Da pena ver a un señor talludito gritar a quien le quiera escuchar “¡Que he sido alcalde, votadme!”.

2. Rodearse de los presidentes de las regiones colindantes.

Puede Núñez haber elegido a Bonilla y Ayuso como presidentes de comunidades colindantes con Castilla-La Mancha. Aprovechar esa imagen para dejar caer simbólicamente que puede haber una conexión regional. Una táctica estúpida porque Page podría hacer lo mismo con Ximo Puig y Guillermo Fernández Vara, con el mérito añadido de haberse enfrentado a Pedro Sánchez.

Existe un problema en esa simbolización, olvida otras regiones que también son colindantes con el territorio castellano-manchego y que están gobernadas por el PP: Castilla y León y Murcia. ¿Por qué olvida a sus compañeros de partido? Se puede presumir que por carencias respecto a conocimientos geográficos o por falta de espacio en el autobús. Si tuviese alguna posibilidad de gobernar sería más en el sentido de los excluidos que de los incluidos. Sigan apostando por la carencia geográfica.

3. Aprovechar la popularidad de los demás candidatos.

Núñez se ha debido creer que Bonilla y Ayuso son “superpopulares” en toda España y que arrastran a las masas hacia las urnas. Se ha creído los artículos de la prensa de derechas sin pararse a pensar que los elogios son producto no tanto de la acción de gobierno como de la gran cantidad de dinero que tienen Madrid y Andalucía para publicidad. Son dos potencias publicitarias y, por ende, capaces de comprar voluntades. Los periodistas y directores de periódico, en la intimidad, dicen barbaridades de ellos, pero en público lamen suela como el que más (como hacen al otro lado).

Pese a haber estudiado, eso dice, Ciencias Políticas parece no haber hecho algún sondeo sobre la valoración de esos barones peperos en su propia región. En general, en el ámbito rural Ayuso parece una desquiciada (hable con sus vecinos) y a Bonilla ni le conocen. Por tanto, rodearse de personajes con esa proyección pública ¿sirve para algo? ¿Está buscando un hueco donde trabajar cuando pierda? ¿Es así de estulto?

4. Él está contra Sánchez.

Por último, y ya se está haciendo complicado encontrar razones para la parafernalia electoral, puede ser que haya querido significarse en la lucha, que llevan desatando los medios de derechas desde hace cuatro meses, contra el presidente Sánchez. Muy loable su esfuerzo. Debería decir por qué está contra el presidente del Gobierno con argumentos (no se los pidan, la última vez que lo intentó justificó quitar la comida a los discapacitados pobres en los Centros de Día). Creerá que con la imaginería basta en una región tan imaginera.

El problema es que Page sí se ha mojado contra el Gobierno en su globalidad. Ha tenido para Sánchez, Maroto y el de la moto. Se ha peleado en cruenta batalla a la vista de todas las personas. No se puede decir que sea un sanchista convencido. Claro que pedirle que haga que los diputados manchegos voten junto al PP es tan estúpido como pedírselo a los del PP en sentido contrario. Los diputados, en esencia, carecen de ética. Un argumento falaz y peregrino.

El problema real es que el candidato es tan malo, tan insulso, tan incapaz y tan capaz de dejar Castilla-La Mancha como un secarral que debe ponerse al lado de dirigentes destacados –cuando menos aupados por la prensa– para aparentar ser “uno de los suyos”. Como no se tiene confianza en sí mismo añade a otros para aparentar ser algo más. Al final refleja que es un mandao, una piltrafilla electoral o, peor, alguien que refleja que es mejor no dejarle dirigir algo.

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