La respuesta a la pregunta no es complicada, desde que  nació, allí en Logroño, Alberto Garzón ya estaba repensando la izquierda en aquellos lejanos días. Una vida entera dedicada a la cuestión, importante sin duda, pero con no muy buenos resultados hasta la fecha. Es curioso que el dirigente político de Izquierda Unida sea de los políticos más valorados por la población en general (salvo aquellos que le ven como un comunista peligroso) por su capacidad pedagógica; ese intento constante de explicarse y que le entiendan. Y es curioso y paradójico a la vez ya que luego no le dan el voto ni el apoyo. Así, le tienen penando entre sus reflexiones sobre la izquierda y el sometimiento al que le ha condenado su unión con Podemos.

No lo dice, pero en las dos entrevistas que se han podido conocer ayer deja claro que ese sometimiento existe. Sólo hay que leerle entre líneas para descifrar que cuando pide que el espacio de Unidas Podemos necesita reconfigurarse para dar una mayor cabida a las gentes de IU está señalando que no puede ser sólo la plataforma personalista de Pablo Iglesias. Eso que en el periódico controlado por el banco de Santander ha calificado de “elevar la coordinación” no es más que un eufemismo de “¡joder Pablo danos hueco en las decisiones!”. No lo dice muy alto, ni con mayor claridad porque la ira de Iglesias le puede alcanzar (aunque ya contamos que por la cabeza del dirigente morado ya ha pasado el moverle la silla y cedérsela a Enrique Santiago o Yolanda Díaz), aunque también es verdad que si no fuese por la deuda salvaje que tiene IU igual Garzón no estaba con Iglesias. Volviendo al tema, sorprende que el dirigente comunista vuelva a insistir en repensar la izquierda algo que lleva diciendo desde 2015.

La primera vez pudo ser una cuestión de marketing para colocar su libro Por qué soy comunista, cuyo subtítulo es “Una reflexión sobre los nuevos retos de la izquierda”, porque no se entiende que aquella pensada no sirviese de algo y dejase una base para dejar de pensar y pasar a la acción. Esto o que ha confundido lo de la filosofía de la praxis gramsciana, o que con lo turras y pedantes que son en Podemos lo diga para mimetizarse en el ambiente, que todo es posible.  La intención de Garzón es la siguiente, como ha expresado en El Salto: “Hay que repensar Unidas Podemos [da por hecho que se queda en esa plataforma] para que se integren gentes que se han marchado y nuevos actores sociales y políticos”. En otras palabras que le gustaría recuperar a los errejonistas, no se sabe bien el porqué, pero por ahí parecen ir los tiros, ya que los comunistas y la clase trabajadora que abandonó IU no piensan volver. No quiso estar con Unidas Podemos, porque no les soportan y porque no se fían de los populistas, bohemios burgueses y demás calificativos que les dedican. Entonces parte de un error analítico Garzón ya que piensa que quienes se fueron o no se quisieron juntar fue por algo que se puede reformular, cuando no es así ya que en podemos son como el niño que dice “el balón es mío y me lo llevo” (que le gusta tanto decir a Monedero).

Es cierto que Garzón está atrapado por no tener la valentía de decir lo que seguramente piense, que está junto a Podemos porque no le queda otra, pero de ahí a perder el oremus y decir cosas raras, al menos para un comunista, supone entender que está atrapado en algo más que lo económico y ya empieza a hablar como ellas y ellos. Decir que lo principal es “colonizar el sentido común de la sociedad” es de la boutades más grandes del comunismo reciente. Lo primero porque utilizar el término colonizar, después de hablar mal de la colonización española, no permite dar una imagen de persona consecuente. Más allá del “orden del discurso” si estás reconociendo que, en las buenas, no te apoya con suerte más que un 15% de la población, cualquier intento de colonizar algo es, no ya utópico, sino irreal. Y alejado del análisis materialista desde luego. La estrategia de volver a estar imbricado en la sociedad civil como el PCE del tardofranquismo no debería ser, como en aquella época, una fórmula no para colonizar sino para ser vanguardia y poder formar. Aquello sirvió para los ayuntamientos democráticos y ha seguido sirviendo hasta hace bien poco, el problema es que, como economista, si analizase las relaciones de la sociedad civil con los partidos verá que la mayoría son de demanda y no de colaboración (una especie de saqueo de los fondos públicos por los vividores del tercer sector).

Aunque lo mejor lo ha dejado para el final en ambas entrevistas. Resulta que todo el ese repensar la izquierda tiene como finalidad conformar un bloque histórico. Viendo quienes lo compondrían habría que catalogarlo como bloque histérico más bien. Desde luego cualquier socialista queda excluido, pero lo que quiere Garzón no es formar un bloque histórico sino una alianza de grupos de personas: “El bloque histórico de la izquierda es una gran alianza. Como la Podemos e IU hoy”. Curioso que, dentro de las perversiones de lo gramsciano, utilice Garzón una de ellas, la mala utilización de bloque histórico como alianza ya que en Gransci es, para que entiendan los profanos y simplificando demasiado, sinónimo del bloque en el poder. Dice en los Cuadernos de la cárcel: “La estructura y la superestructura forman un bloque histórico, esto es, el conjunto complejo contradictorio y discorde de la superestructura es el reflejo del conjunto de las relaciones  sociales de producción”. Quien controlaría ese bloque histórico sería la clase dominante. Entonces ¿quiere decir Garzón que la unión de Podemos, IU y demás grupúsculos y asociaciones son capaces de pasar a ser clase dominante sin tocar la estructura del sistema? ¿Cómo? ¿Por arte de magia? ¿Con menos de un 15% de los votos van a constituir un bloque histórico? Sin duda, quiso decir bloque histérico. Cuidado que podía decir Frente Amplio, Frente Popular, el frente del cambio o cualquier invento pero para no parecer menos gramsciano que los podemitas suelta eso de bloque histórico.

Si en las conclusiones de su libro dice que “desmitificar las estrategias discursivas dominante es, de hecho, parte de la acción política”, ¿para qué se mete en berenjenales discursivos que nada tienen que ver con lo suyo? ¿No se ha dado cuenta que por el camino que lleva ni bloque histórico, ni bloque de helado, ni nada por el estilo? Igual es que hay, al final de todo, otro libro en lista de espera y vuelve a hablar de repensar la izquierda y conformación de bloques histéricos para ir haciendo la campaña. Por de pronto, debería comenzar por analizar el papel de Unidas Podemos en el contexto actual y sus resultados antes de embarcarse en historias que cualquiera ve claramente que serán un fracaso. Garzón debería dejar de hacerse daño por quedar bien con Podemos porque, en términos generales, las personas corrientes le ven como una especie de “tonto útil” para Iglesias. En Adelante Andalucía las cosas fueron bien ¿por qué no funcionan en Unidas Podemos? Una pista. Hay cuestiones subjetivas que suelen tener importancia, como la personalidad de alguna persona.

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