No piensen que hay insulto alguno en el titular. El candidato del PP a la Lehendakaritza tiene como profesión ser profesor de acordeón y, por ende, acordeonista. No le dio para más y de forma respetable buscó una profesión que se adecuase a sus condiciones mentales. Pensaba seguramente salir de gira con algún grupo de polkas alemán, pero se cruzó la oportunidad de vivir del momio público haciendo alarde de su ideología reaccionaria, ultraderechista y ejercer de lacayo de José María Aznar y  Jaime Mayor Oreja. ¡Dónde se va a comparar! El acordeón quedó arrumbado y lleno de polvo en espera de mejores tiempos musicales o hasta que llegase a la cúpula del PP un grupo de jóvenes con la misma capacidad intelectual que él y le reclamasen como guía experto en la mentira, la bilis y los esputos ultraderechistas.

Carlos Irtugaiz no ha sido nombrado por Pablo Casado sino por quien maneja realmente las riendas del PP, Aznar. Desde que llegó al poder partidista el mitomaníaco se ha dedicado a colocar a sus amigos, lo primero, y a todo lo aznarista que le han mandado desde la dirección de FAES y demás lobbies controlados por el ex-presidente del Gobierno. En este caso ha elegido no al mejor del PP vasco, ni al más preparado, sino al más extremista que, además, no ha tenido mejor comienzo que catalogar al PSOE como partido fascista. Sí, un señor que defiende los posicionamientos reaccionarios, hijos del vómito franquista, de la derecha española; ese mitologema de la unidad nacional y España como unidad de destino, se ha atrevido a catalogar al PSOE de partido fascista. Debe ser que apoyar a Viktor Orban, por muy amigo que sea de Aznar, le exime de cualquier veleidad autoritaria y le convierte en el poseedor de una autoridad especial para calificar a los demás de fascistas. O porque es hijo del aznarismo de la mentira del 11-M, de la Conspiración o ha rebrotado su esencia franquista sin más.

Si han escuchado al interfecto ayer, ha afirmado que su candidatura se presenta para luchar contra los nacionalismos (sin percatarse que él es también un nacionalista, aunque si entendiese esta paradoja igual le explotaba la cabeza) y contra el Gobierno fasciocomunista. Ha habido bromas con el calificativo entre otras cuestiones porque, pese a que desde la derecha siempre se ha insistido en que son lo mismo, no lo es. No es lo mismo dos formas de gobierno totalitarias que matar industrialmente a personas por su raza, condición sexual o ideología como hizo el fascismo. Debe pensar Iturgaiz que eso es pecata minuta. Evidentemente con la parte de comunistas se refiere a Unidas Podemos, donde comunistas la verdad es que no es que haya muchos (como ya se contó en su momento), pero aceptemos que no tienen más capacidad para llamarles de otra forma analizando los discursos y las acciones. De donde no hay no se puede pedir y es más fácil alentar la narración franquista del peligro de los comunistas (pese a que la Transición española demostró que ni peligro, ni ). Si se quita la parte comunista de Unidas Podemos, queda la calificación de fascista para el PSOE.

¿En qué momento, salvo que le hayan hecho una transfusión de sangre de Pio Moa y Federico Jiménez Losantos, el PSOE ha actuado como partido fascista, con un programa fascista o con unas políticas fascistas? ¿Es fascista Felipe González? ¿Es fascista Pedro Sánchez? ¿Salió Iturgaiz de la extrema izquierda trotskista donde a los partidos socialdemócratas se les calificaba de socialfascistas en el siglo pasado? Simplemente es que el cerebro del acordeonista no da para más que asentir, vulnerar el código de votaciones haciéndose pasar por otro y ejecutar lo que Aznar le mande mediante mensaje. Mensaje que debe ser sencillo y de fácil comprensión para que el señor lo llegue a asimilar. Cuidado que desde el PP han gastado un montón de calificativos contra Sánchez, incluso utilizando neologismo creados ex profeso, pero calificarle de fascista, a la par que se anima a la unión con un partido neofascista, cuando se milita en un partido con pasado franquista, es llegar a límites insospechados de la majadería política.

La realidad es que el hombre no ha debido entender el mensaje que le ha enviado Aznar. O tal vez ha sido Casado mediante un mensaje de voz que no se oía bien, aunque tampoco es que el presidente nominal del PP (porque el real se sabe que es Aznar) sea un dechado de virtudes oratorias y de pensamiento, y le dijo “nos vamos a unir a los fascistas contra los comunistas” y el pobre se lió y juntó los términos. Iván Redondo ha debido pegar un salto de alegría con este tipo de descalificaciones porque más que atraer a personas al PP, donde son de derechas no asalvajados en su mayoría, lo que va a conseguir es que el PSOE ocupe al final toda la derecha moderada. Entre Inés Arrimadas, la “choni naranja”, e Iturgaiz, más los de la AEPA, van a provocar el mayor movimiento de partidos a este paso. Aznar, como perro faldero de la clase dominante, ha ordenado la unión de toda la derecha, primero con las escasas naranjas que quedan antes de pudrirse y luego con los neofascistas. Y el bueno del acordeonista se ha lanzado a abrazarse a todos ellos sin pararse a pensar que igual había fases intermedias y que según su camino deja expedito el centro derecha al PSOE. No para que se posicione allí sino para captar a las personas moderadas, de derechas, pero moderadas. Hasta Aznar, cuando Abascal le mandó a freír espárragos, marcó los tiempos no hace mucho. Pero estaba embebido el vasco en su música de acordeón y no se enteró.

Abandonando la ironía un poco, aunque hay algo de verdad en ella, Aznar ha ido situando a los pocos peones que le quedan en el PP mientras Casado hace que manda. Hasta Juan Manuel de Prada le ha calificado de botarate y falto de carácter al presidente nominal porque ha visto la jugada. Casado es fuerte con los débiles (Alonso era el último sorayista) y débil con los fuertes (no ha tenido arrestos de enfrentarse a Núñez Feijóo). Y sus compinches de ejecutiva tres cuartos de lo mismo. Bueno, entre los que tienen algo de capacidad y no son parte de los “cretinos” que ha afirmado De Prada, seguramente estén los restos del aznarismo-aguirrismo. Pero no es que sean muchos, al menos los suficientes para entender las órdenes que les han dado. Buena noticia para el PSOE al que ceden al votante de centro derecha, para alegría de Redondo, y para Euskadi porque se va a quitar de en medio a esta gente. Pero llamar fascista al PSOE es de no ser una lumbrera… Y para guasa la del PP que no tiene ni fotografías más o menos actuales de su candidato, ni se acordaban que estaba en el partido hasta que se lo ha dicho Aznar.

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