Fuente: Junta de Andalucía

Tras jugársela en algunas provincias andaluzas desde la calle Génova situando a personas afines a la dirección nacional, Juan Manuel Moreno Bonilla, más conocido por “el Bonilla” en Andalucía, le ha dado una patada en sálvese la parte a Pablo Casado –más conocido como FraCasado o “el traidor”-. Sin esperar órdenes de la superioridad, el presidente andaluz ha acudido a Moncloa, envuelto en la verde y blanca, con el objetivo de preguntar al presidente español “¿Qué hay de lo mío?”. En realidad eso es lo que hacen todos los dirigentes regionales pero Bonilla ha acudido como si de un secesionista se tratase.

En su reunión, muy cordial han destacado los equipos de comunicación de ambos personajes, el andaluz ha pedido a Pedro Sánchez que se preocupe por Andalucía de la misma forma que hace con otros territorios. Para ello ha recurrido al andalucismo, a lo identitario, a lo “nacionalista”, a fin de que el presidente de la “nación de naciones” acoja en su seno a una más de las naciones españolas: la andaluza. Y como andaluz que es y por lo que representa (nación andaluza), sólo cabe establecer una mesa bilateral (Estado-Autonomía/Nacionalidad) para que fluya el dinero, las ventajas fiscales y la cordialidad. No se espera que Bonilla convoque al parlamento en Antequera para solicitar la desconexión del resto de España, pero mejor no forzarle porque últimamente “está muy loco”. Igual no lo hace porque le tendrían que indultar y el presidente andaluz cree que no es momento para indultos (cualquiera dice lo que opina teniendo a la derecha más cerril, carpetovetónica e inculta de toda España en su parlamento).

Sánchez, por su parte, le ha dicho a casi todo que sí. La mesa bilateral, según ha comentado, le parece una magnífica idea y una forma de implantar unas líneas de trabajo que permitan la resiliencia, lo digital y lo verde en Andalucía. Cosas que Bonilla no saben qué son –como Bonilla están la mayoría de españoles- pero que seguro que le permiten tener dinero fresco. Quien debe estar con el gesto torcido es Juan Espadas porque esta confraternización, como si de dos jefes de Estado se tratase, le perjudica de cara a las elecciones andaluzas que están calentándose en el horno. Ya lo ha dicho Santiago Abascal, como jefe nacional de Vox –vamos como el que ordena para que los demás ejecuten-, “hay que ir pronto a votar”.

A FraCasado la semana no le podía ir peor. Después de que la Unión Europea haya dado el visto bueno al plan del gobierno para recibir los fondos europeos; después de que Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, haya dado el visto bueno a los indultos si sirven para calmar la situación; después de que Ana Botín haya previsto un aumento espectacular de la economía española por la actuación gubernamental; después de todo eso, va Bonilla y acuerda con Sánchez ayudas a Andalucía para mejorar la economía. La clase dominante junto al presidente del gobierno y sus barones encantados con el diálogo (la baronesa está a lo suyo que es estar todo el día en televisión por hace o por be –y la izquierda de los muy listos tragando con todas sus tonterías en vez de hacerle el vacío-) y él de fracaso en fracaso político y señalado como traidor.

Sí, porque como se ha comentado aquí en más de una ocasión, la felonía es lo propio de Casado. No sólo con los fondos europeos, sino con cualquier iniciativa que toma el gobierno en pos de bien común de todos los españoles. Claro que pensando que hay españoles buenos y malos, el bien común lo entiende Casado como el bien de los suyos y a los demás que les den. Se achantó en Colón, tiene a medio partido clamando contra el rey, los barones no le hacen caso y van a lo suyo, las encuestadoras ya no saben cómo manipular las encuestas para que le salgan positivas a Casado –por cierto ¿han visto que tras unas semanas de decenas de encuestas han bajado las publicaciones?-. Cada vez más personas tienen claro que la traición a España se acaba pagando. Porque firmar unos indultos puede molestar más o menos, pero intentar que los fondos de recuperación europeos no lleguen y dejar a España quebrada y sin futuro es traicionar al país.

El sinsorgo no sólo traiciona sino que intenta venderse como la alternativa que sabe gestionar. Él que no ha gestionado en su vida ni su economía familiar, ni su vida estudiantil, ni sus viajes a Harvard se proclama como salvador de una desgracia que ha provocado él mismo. Es como una obra de Shakespeare donde el traidor arruina el reino y acaba muriendo de una puñalada en la espalda por sus propios conmilitones. De momento Feijóo y Bonilla ya le han dado dos puñaladas, la patronal otra, sólo le quedan los medios de comunicación hasta que sus barones con poder se cansen de financiarlos. O hasta que pidan desde la clase dominante que se cambie la postura respecto a Casado. Ya lo hicieron con Albert Rivera, así que nada nuevo. Realmente con Casado es más sencillo porque tiene casos de corrupción por todos lados, algunos que sí son de su época de presidente pepero. Ahí tienen el caso de Almería, que como comiencen a tirar del hilo y lleguen a Amat igual no queda ni el PP.

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