Cuando tomó la decisión en su sillón vicepresidencial todo el mundo “progre” comenzó con las loas, la elevación a los cielos y predijo la victoria de la formación morada frente al fascismo. Amado líder iba a conseguir abrir las aguas del Manzanares para que las huestes de la verdadera izquierda llenasen los escaños de la Asamblea de Madrid. Pablo Iglesias, el mesías de la izquierda, lograría lo que los partidos del régimen del 78 no. Y ahí están los madrileños, esperando sentados porque no se observa milagro alguno por ningún sitio.

Iglesias, como ha ocurrido en el pasado con otros izquierdistas, ha servido a la campaña fácil y útil de las derechas. Así, su llegada al ruedo madrileño sirvió para que Isabel Díaz Ayuso tuviese justificación, a ojos del 70% de los madrileños, para hablar de “Comunismo o libertad” –por cierto un eslogan mal construido pues debería ser “O comunismo o libertad” para ser realmente conjunción disyuntiva- y lograse agrupar a la mayoría de votantes de la derecha. Ciudadanos desaparece y se agrupa bajo el manto del PP, menos bajo Vox, mientras que la formación ultraderechista ha pasado por dos etapas. La primera de pérdida de voto en favor de Ayuso y una segunda, tras los altercados en Vallecas –esos que alabó Iglesias en redes sociales-, donde el efecto underdog parece haber funcionado y vuelven a recuperar votos.

ÉL decidió que la contienda debía ser antifascista y eso ha alejado a la mayoría de la ciudadanía, pues eso de la lucha antifascista guerracivilista no es elemento movilizador entre los votantes que podría ganar amado líder. Por eso las encuestas –que según todos los podemitas están completamente manipuladas y sólo las secretas que tienen ellos son las reales- dicen lo que dicen. Da igual que provengan de los medios de la derecha o de la izquierda, Unidas Podemos no pasa del 10% del voto. En general no logra ni superar en la mayoría de ellas a Más Madrid, que debería ser su principal caladero. Un bluf demoscópico que no saben explicar en la formación morada. ¡Perdón! Sí lo saben explicar: es todo culpa de los medios de comunicación que les odian… pese a aparecer en Espejo Público, La hora de La 1 y Al rojo vivo, etc. Programas donde amado líder acaba diciendo que lo que él dice se impide decir en los medios de comunicación, sin percatarse de la contradicción.

Ahora Ayuso está más centrada en el combate cuerpo a cuerpo con el presidente del Gobierno Pedro Sánchez. Es una pieza de caza mucho mayor y más interesante para vender su producto libertino que el otrora vicepresidente segundo. Iglesias sólo interesa al PP en según qué momentos para azuzar el miedo “a las hordas marxistas” que dijese Adolfo Suárez en 1979 -para que vean que esta gente no ha inventado nada-. Ayuso ya no le hace casito porque Iglesias no le sirve para cazar al oso. Un animal que no es Sánchez, no, es Pablo Casado. Dirigente, por cierto, que sigue sin enterarse que lo que está en juego no es el gobierno de la Comunidad de Madrid en verdad, sino la presidencia del PP.

Si se fijan, las propuestas o diatribas de Iglesias, salvo para sus miles de trolls y demás activistas en redes sociales, ni aparecen en la prensa. Con las excepciones del panfleto podemita y los medios amigos –en estos cada vez con menos fuerza-. El desconocimiento de la realidad política y social de la comunidad madrileña, pese a vivir en ella paradójicamente, le está pesando. Un urbanita capitalino, aunque ahora viviendo en la sierra pija madrileña, que sabe más de un país de Latinoamérica que de un pueblo fronterizo como Navalcarnero. A las personas mayores de 40 años lo que dice Iglesias les suena a chino, les resulta muy lejano de sus vivencias personales, de sus deseos políticos. Ya les pasó hace tiempo cuando decían que les habían quitado dos millones de votos porque no entendían que no les votasen.

A todo ello hay que el comportamiento de casta que viene desarrollando. Lo primero la elección de la lista que le iba a acompañar. Los primeros puestos fueron gracias a una elección divina como sucedió con los evangelios canónicos que fueron elegidos por el espíritu santo. Pero como Podemos es muy democrático se votó deprisa y corriendo para ratificar completamente esa elección digital (de dedo). Al menos en el PSOE han tenido el coraje de hacer la lista gusto de Moncloa y apechugar con ello. A esa selección típica de la casta se unirán ciertos personajes de algo que antes era IU y ahora es como una camada de perritos falderos, pero esto es otra historia. El segundo comportamiento de casta es solicitar el “paro vicepresidencial”. El que negaba ese tipo de dádivas típicas de la casta ahora solicita los 5.000 lereles mensuales no vaya a ser que tenga que poner algo de su bolsillo durante un mes. Por cierto, un personaje de esos que aborrecían los podemitas Alfredo Pérez Rubalcaba no lo solicitó, pero era casta.

Normal que las contradicciones entre discurso y práctica propicien la evaporación del efecto que vendieron durante dos semanas. Ya no es alternativa para ganar la Comunidad, ya no es alternativa para liderar la izquierda, ya no es en términos generales. Un bluf del radicalismo que tuvo un momento de gloria que no volverá. De salvador de la izquierda a diputado en la Asamblea de Madrid, esa caverna sin fondo que fagocita a quienes allí se aposentan. Eso si es que llega a ocupar el escaño y no se pasa un año y medio viviendo de la “paguita” vicepresidencial como cualquier político de la casta. ¿Qué habrá aportado a la política de la izquierda madrileña Iglesias? La unificación de la derecha… Gracias por nada.

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