Existe en el sanchismo un intento de enlazar con la historia del PSOE, así sea mediante cierto postureo en redes sociales, así sea mediante una filtración de los hechos históricos. Pueden imaginar que hay ciertos saltos y olvidos históricos para no oscurecer la figura del actual presidente del gobierno, pero suele ser habitual en la contienda política. Lo que es menos comprensible es no respetar la intrahistoria del partido para no se sabe bien qué. Despreciar a los que antes que ellas y ellos lucharon por el socialismo según sea el caso. Como ha sucedido este fin de semana con Julián Besteiro a cuenta de Gregorio Peces Barba.

El PSOE en sus redes sociales ha loado la figura del ponente constitucional (hablar de padre cuando todo el mundo sabe que la constitución fue producto de dos parteras en el restaurante José Luis –pero de una de esas parteras no se habla- es propio de la mitología –como lo de que el PNV no participó en el proceso, aunque Javier Arzalluz daba el visto bueno a escondidas en la habitación de su hotel a Alfonso Guerra-), algo que no es malo en sí salvo que se produzca un menosprecio a otras personas y más si han sido compañeros de partido. El profesor Peces Barba fue el primer presidente del congreso perteneciente al PSOE en esta época democrática, pero no ha sido el primer presidente del congreso siendo miembro del PSOE (o cortes como se decía anteriormente).

Abandonó el cargo en 1986, Pablo Castellano añadió maliciosamente en sus memorias que le acabaron regalando una universidad por los servicios prestados y su silencio, no sin ciertas tiranteces previas. Cosas de partido y gestión de las instituciones. Fue junto a otros “convergentes” (los cuadros universitarios que se incorporaron desde Convergencia Socialista al PSOE antes de las elecciones democráticas de 1977) parte del ala más moderada del partido y con mayores vínculos con el catolicismo social. Algo que en un partido que siempre se ha considerado plural no es demérito, bien al contrario. Lo paradójico es que para celebrar a Peces Barba se acabe por ocultar y desdeñar a una persona, un profesor de universidad también, que sería un antecedente del propio ex- rector de la Universidad Carlos III en cuanto a neokantismo, moderación y reformismo (aunque uno fuese marxista y el otro no).

Julián Besteiro, gran opositor de las radicalidades de Francisco Largo Caballero, primer sucesor al frente del PSOE del carismático fundador Pablo Iglesias (esta misma semana se publica una biografía sobre él), acabó siendo apartado tanto por los largocaballeristas como los prietistas (seguidores de Indalecio Prieto) de los altos cargos en la IIa República, salvo del que parecen haber olvidado en el PSOE. Besteiro fue el presidente de las cortes que redactaron la constitución de 1931 y se mantuvo en el cargo hasta 1933. Posteriormente, ya cuando la guerra era una masacre para los republicanos, participó junto al general Segismundo Casado en el golpe de Estado que acabó con el gobierno socialcomunista de Juan Negrín y permaneció en la capital de España para negociar los términos de la rendición con el general Franco.

Fue condenado a treinta años de cárcel (primero lo había sido a cadena perpetua) de los que no llego a cumplir más que uno en el penal de Carmona, donde falleció por una infección. Le salvó de un fusilamiento, más que socialismo moderado como dijeron durante el juicio, el prestigio intelectual y, por qué no decirlo, haber tenido la valentía de permanecer en su puesto. Nada sospechoso de colaboración con los comunistas parece que esta negación del radicalismo le ha hecho desparecer del socialismo actual. Como sucedió con el más longevo secretario general que haya tenido el PSOE, Rodolfo Llopis, el cual ni es nombrado en los actos históricos que organiza últimamente el partido, ahora se oculta la figura del primer presidente socialista del congreso que haya existido en democracia en España. Igual no gusta su figura (y eso que se declaran reformista y defensores de la libertad como no dominación en su ponencia congresual), igual es producto de la ignorancia, igual es adanismo. Lo curioso es que Peces Barba, de estar vivo, les habría dicho lo siguiente (algo que ya expresó hace unos años): “el sí bwana no es un buen argumento, sinceramente. Creo que se ha transmitido una cultura que no es propia del PSOE. La tradición en sus congresos es que no hay elogios a la ejecutiva saliente sino críticas y luego el secretario general se defiende. El sí bwana ha predominado sobre todo”. Pues eso.

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