Que Pablo Casado se queje de las mentiras que utilizan sus adversarios políticos y sociales es cuando menos paradójico. Si hubiese alguna conexión cósmica entre mentir y persona seguramente el presidente del PP habría implosionado o algo por el estilo por quejarse de las mentiras de los demás. Él que es un mitomaníaco capaz de mentir gracias a una fotografía de unas vacaciones o con un diploma en Harvard, que acabaron siendo unas charlas de fin de semana en Aravaca. Cabe recordar también el plagio cometido en una publicación titulada “La diplomacia parlamentaria”, de cuyas nueve páginas el 31% son copia y pega de la web del Congreso –tres de nueve páginas fueron “fusiladas”, que ya hay que ser vago-. Por no hablar de las más que fundadas sospechas sobre su carrera (doble titulación) o el famoso master de la URJC. Le tenía Mariano Rajoy como portavoz del partido porque sabía que tiene más cara que espalda y ni se inmuta cuando miente.

De la mitomanía de Casado se ha dado buena cuenta en estas páginas semana sí, semana también. Ahora lo que ha añadido es otra gran mentira, un enorme trápala, una engañifa, una patraña, una superchería como es decir que el gobierno tiene titulares y la prensa de su lado. Y claro, se queja el sinsorgo, así no hay forma de que la “verdad” traspase los muros de los aparatos ideológicos. ¿Cómo lo consigue el gobierno? Con subvenciones a los medios de comunicación. Curiosamente, ha retratado perfectamente la forma de actuar de Esperanza Aguirre –su valedora política- que untó a los medios con numerosas dádivas para que creasen la Brunete mediática, que expulsó de Telemadrid a toda persona que tuviese opinión propia, situando en los telediarios y demás programas a personas de su máxima confianza –con sueldos de 100.000 euros en algunas ocasiones por programas con escasa audiencia-, que no hacían otra cosa que lamer la bota de quien les pagaba y que hoy imita IDA. Más allá de la acción político-mediática de unos y otros, la realidad es que ese poder en los medios de comunicación del gobierno de PSOE-Unidas Podemos es mentira. Una magnífica selenosis mediática sencilla de desmontar.

La mayoría de medios son de derechas.

Si se excluyen los periódicos deportivos –claramente al servicio del viudo con gafas-, estos son los más leídos en papel y su respectiva ideología (cifras de 2019). El País un millón de lectores y soporte del sistema (se podría decir que pro-PSOE pero más la línea felipista que la sanchista); El Mundo casi 700 mil lectores, liberal y conocido como el BOE del PP; La Vanguardia más de medio millón de lectores, liberal-monárquico y unos días con el PSOE y otros con el PP; La voz de Galicia medio millón de lectores, conservador y PP a muerte; ABC 460.000 lectores, conservador, pro-PP y contra PSOE –y mucho más Unidas Podemos (hasta se atreve calificarlos de comunistas)-; La razón ni aparece entre los primeros muy por detrás de El periódico. En prensa en papel gana por goleada el PP.

Respecto a los digitales, que acumulan la mayoría de lecturas de la prensa, veamos los datos. Según OJD a Junio de 2020: El español de Pedro J. Ramírez que como todo el mundo sabe quiere mucho a Pedro Sánchez; El diario que sí es progresista y poco de Casado; Público que es progresista y poco del PP; La razón de Francisco Marhuenda, muy PP; El economista, más conocido por el panfleto de la clase dominante, pro-PP; EsDiario uno de los medios de la Brunete mediática y del PP aunque queden tres personas; El nacional catalán, poco PP; Ultima Hora, el panfleto de Podemos; El independiente, liberal, contra Sánchez y pro-PP; Infolibre, periódico progresista pero bastante aséptico; Diario 16, progresista y poco con Casado; el resto regionales y muy por debajo de los cuatro millones de visitas. Con otras empresas medidoras (Comscores): La Vanguardia, ABC, El Mundo, El país, El español, 20 minutos, El confidencial que muy de izquierdas no es; OkDiario de Eduardo IndaEl diario… Como pueden comprobar entre los más visitados están en las alturas numerosos medios que son claramente de derechas.

A esto habría que añadir los programas pseudoinformativos de Antena 3 (Susanna Griso), de Telecinco (Ana Rosa Quintana) y La sexta (Antonio Ferreras) sería la supuesta contraparte, pero los sábados por la noche se entregarían a la derecha permitiendo las mentiras de los todólogos habituales. Súmenle la cadena televisiva de los obispos y ya se termina de cuadrar el mundo televisivo en favor del PP. En la radio, salvo la cadena SER que es liberal pero no está volcada con el PP porque no manda, todas las demás son de derechas. Carlos Herrera o Ángel Expósito muy a favor del gobierno no están, ni lo estarán por mucho que estén bien subvencionados mediante las cuentas eclesiásticas; Federico Jiménez Losantos no es pro-Casado pero roza el fascismo y eso le beneficia al PP; en Onda Cero Carlos Alsina reparte, pero bien, al gobierno cuando miente u oculta algo.

¿Mentira dices? La mentira eres tú, Casado.

¿Tiene motivos para quejarse Casado por las tendencias de los medios? Ninguna. Es más, no sería la primera vez que desde esta columna se denuncian las mentiras, tergiversaciones y falsedades de los medios de derechas contra el gobierno y en favor del PP. Mejor dicho, contra la realidad y las manipulaciones de los aparatos ideológicos de la clase dominante. La caverna mediática es muy potente y el problema no está en la capacidad o no de hacer ver la mentira –cierto que el comité de expertos no se sabe si existió o eran los funcionarios del ministerio de Sanidad-, sino en que el discurso de Casado, y por ende del PP, no cala entre la población. No hace muchos días se dijo por aquí que en el PP pensaban que la población era idiota. Ese es su verdadero problema, pensar que las demás personas no piensan, no tienen capacidad de analizar, no saben distinguir a un memo de otro memo… El problema lo tiene el mayor mentiroso de la política española que se llama Pablo Casado porque, más allá de esa actitud prepotente, las personas de bien no le hacen caso. Sean de derechas o de izquierdas. Es un cero a la izquierda políticamente hablando y se sabe que hoy dirá una cosa y mañana la contraria. El discurso que expuso contra la prensa –que se ha demostrado falso- y en favor de la verdad debería aplicárselo él mismo. No hay intervención de cualquier cargo público en que la verdad brille por su ausencia completa. Tergiversando, manipulando o mintiendo sin ningún tipo de remordimiento. No es la verdad lo que les interesa sino el poder por el poder y así servir mejor a sus amos.

Otra cuestión que tampoco ha valorado Casado es su propio discurso propositivo. Cuando peor lo están pasando las personas las dos grandes propuestas del presidente del PP son el despido gratuito –ya que libre, por mucho que les cuenten, lo es desde hace muchos años- y la bajada de impuestos a los más ricos. En Europa, por mucho que ahora intente esconderse tras mentiras, apoyaba la visión de la liga hanseática comandada por Holanda de exigir recortes y bajada de impuestos. Como el acuerdo parece haber sido menos sangriento, algún recorte habrá, aunque ya estuviese previsto por el gobierno en pleno, ahora dice que ha sido gracias al PPE. No, señor Casado, ha sido gracias a los diferentes jefes y jefas de gobierno o Estado europeos. Unos del PPE, otras de otros partidos. Lo peor es que se piensa que el resto de españoles no se dan cuenta de esos juegos de movimiento de un lado a otro según convenga, ni se dan cuenta que alaba un acuerdo, diciendo que es en parte suyo, cuando hace cuatro días decía que era un rescate encubierto. Entonces ¿es Casado culpable de un rescate que nos va a llevar a más recortes en servicios fundamentales para la sociedad? Ven como es un estólido. Si hasta defiende la tarjeta nazi de Isabel Díaz Ayuso, la cual cada día que intenta explicarla camina mucho más hacia la nazificiación de la misma, una completa arbeitsbuch.

Lo del PP y la mentira ya es un largo problema patológico, especialmente de su presidente, que nada tiene que ver con la ideología dominante que dicen defender. Nadie sabe aún quién es M. Rajoy, ni cómo se pagaron las obras de reforma de la sede de la calle Génova, ni quiénes son todas esos ex-cargos del PP que iban en sus listas y ahora están en la trena o a las puertas de, ni quién es Aguirre desde que ha sido imputada, ni nada que tenga que ver con corruptelas, ni con fracasos sonoros como las continuas derrotas de Casado en procesos electorales. No es que vendan un programa liberal y defiendan  sus postulados mediante el uso de la ideología dominante –al menos de una parte de la ideología dominante-; no es que escondan la evidente toma de posición en la lucha de clases entre clase dominante y dominados –su función es precisamente no dar pistas y generar falsa conciencia-; no es que puedan gustar más o menos sus propuestas, es que mienten sin ningún tipo de mesura hasta en las cuestiones más nimias. Sólo les queda el insulto y la constante bronca en el parlamento o en los medios de comunicación porque su discurso no penetra entre la población. ¡Hasta les han presentado una moción de censura sin estar en el gobierno! La ignorancia que muestra el pepero, más las mentiras, más la inutilidad ideológica hacen todo ello un muro que ni todo el aparato mediático puede invertir en su favor. ¿Miente toda la clase política? En realidad no es que sino que carecen de conexión con la materialidad de las cosas, con la verdadera realidad –tienen una visión parcelada, no global-, y están más pendientes de la frase hecha, del chascarrillo tribunero para los propios, de quedar bien en la política espectáculo porque eso no interpela dialécticamente al sistema. No mienten, viven en una realidad paralela más bien, salvo en el caso de Casado que además sí miente -¿recuerdan cuando dijo que el gobierno de España era una dictadura?-. Alimentar la alienación social sólo puede hacerse mediante una potente ideología dominante –sin impugnación ideológica contra fáctica- y llevando el mundo a la fantasía espectacular. Casado carece de ideología pero sí que vive en una realidad distinta a la del resto del mundo.

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