Hay chanzas diversas en las redes sociales sobre las últimas ocurrencias de la dirigencia del PP. Que si no saben esto, que si lo que no saben es aquello, que si no saben en general… y así hasta el infinito. Divertimento asegurado siempre pero que, por mor de la ley del silencio de los medios de comunicación cavernarios, no llega a la mayoría de la población española. Si así fuese seguramente tendrían tres escaños, con suerte, en los sondeos que hacen las empresas amigas. Porque se puede ser fascista, se puede ser humilde, se puede ser inestable, se puede decir una cosa y la contraria sin inmutarse (esto aplica a toda la clase política), pero lo que no se puede tolerar es que intenten representar a la mayoría personas siendo de normal para abajo. Personas que ya provocan dudas sobre si serían capaces, no habiendo enfermedad por medio, de atarse los cordones o vestirse por sí mismos.

Los liberales, siempre tan elitistas, no veían hace años muy bien que votase toda la población mayor de cierta edad porque los menos válidos, las personas con menos personalidad desarrollada, podrían situar en el parlamento a gentes de similar condición, a gente de la clase trabajadora para entendernos. Hoy los nietos, eso dicen ser, de aquellos liberales no llegan al mínimo requerido ni para clase trabajadora. Por suerte les dejan votar y presentarse a elecciones, el problema es que pudiesen llegar a gobernar. No tanto por liberales como por incapaces. No hay que tener títulos (que dentro de la política hay mucha estupidez elitista producto de la titulitis de pasar por la Universidad pero que la Universidad no pase por ellos y ellas), no hay que tener riquezas, no hay que tener características especiales, pero sí es necesario tener sentido común al menos. Ese sentido común se desarrollaba para algunas generaciones gracias a programas como Barrio Sésamo (La bola de cristal era marxismo escondido). Enseñaban arriba y abajo, dentro y fuera, colores, letras y a estructurar la cabeza para ser personas de provecho. No han debido en la actual dirigencia del PP ver ni un solo capítulo en vista de la cantidad de memeces que esputan día a día.

Pablo Casado sigue con su actitud negacionista de haber pasado un confinamiento, con su correspondiente cierre económico, y habla sin parar de aspectos económicos (negativos, eso no se niega) sin hacer referencia a lo pandémico. En la mente de Casado en España no ha pasado nada, salvo un intento de dictadura o cesarismo de Pedro Sánchez que ha provocado la ruina económica. Como no ha estado en su casa ni un solo día (al comentar con amigos ¿los hijos de Casado se habrán dado cuenta que los padres de los demás sí estaban en casa y el suyo no?), pues le debe parecer que el resto de los españoles debían estar de vacaciones o algo por el estilo. Capaz es, pues su cerebro da para lo que da, de haberse preguntado: “¡Qué poca gente en la calle y las tiendas cerradas! ¿Será que se han ido todos de vacaciones?”. Esto con suerte si es que no se ha preguntado por algún tipo de desgracia nuclear, lo que no es descartable dada su ilimitada capacidad para imaginar hasta que ha estado en Harvard. Si hubiese visto Barrio Sésamo al menos tendría cierta capacidad para ver que hay unos límites de la inteligencia a los que cualquiera llega y por eso no puede esconder la pandemia. Así se demuestra que Casado, en realidad, piensa que el resto de las personas que habitan España son estúpidas y se les puede engañar. En Barrio Sésamo hubiese aprendido que no.

Si Casado no llega al mínimo exigible de persona normal, ¡qué decir de Isabel Díaz Ayuso! Las tonterías que suele proferir son muchas provocadas para dar un tipo de imagen. Eso no empece para que tampoco llegué al mínimo requerido para representar a las personas, con el agravante, que no tiene Casado, de que sí gobierna una parte, pero gobierna. Si le escriben las respuestas (no hay que dudarlo) sus asesores son bastante estúpidos. Si no lo hacen e improvisa es aún peor la cosa. Ayer no se le ocurrió más que la tontería de alarmarse porque en España se estudiaba la Revolución Francesa y la Revolución Rusa pero no la historia patria para hacer nación… y nacionalistas. La historia de España en América tampoco está y sí esas cosas de rojos. Lo primero, y donde se ve que llega con muy poco, es que está mezclando dos asignaturas distintas Historia de España e Historia Universal. En la primera se estudian las cosas de España y en la segunda las de fuera. Segundo, es extraño que se muestre preocupada por la Revolución Francesa pues fue una revolución liberal y cambió el mundo. Una revolución democrática (con sus límites contextuales) y capitalista. Si le alarma ¿será porque a ella no le gusta la democracia, ni es liberal, ni le importa la libertad (esa palabra que siempre coloca hasta cuando acude al baño)? O igual porque es muy inculta y atrevida de hacer gala de su incultura. Y tercero, en sus manos está quitar temario dedicado a la historia de esa nada que es la Comunidad de Madrid y poner más historia de España en América, que no tiene ni idea de lo que pasó (ni ella, ni sus asesores) pero queda muy bien. En el PP se han cargado la filosofía porque no les interesa que las personas piensen por sí mismas, se entiende al ver a Casado e IDA, y ahora reclaman historia ¿para qué? Para manipular las mentes contando “su” historia, con sus mitos y sus deposiciones intelectuales.

No vieron Barrio Sésamo ni nada por el estilo y se nota, se nota mucho, muchísimo, pero como los medios cavernarios callan las gentes que les votan no podrán asombrarse de la negligencia de sus representantes. En Ciudadanos no tienen picardía para aprovecharlo tampoco, así que a aguantar a estas personas que no cumplen con un mínimo para estar donde están. Igual otras personas tampoco, pero se les nota menos.

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