Abanca es la antigua Nova Caixa Galicia (NCG), intervenida por el Estado y vendida al grupo venezolano Banesco por algo más de 1.000 millones de euros en 2013. Hay algunas cosas que deben saber sobre la compra de Banesco de la antigua Nova Caixa Galicia y hoy Abanca.

Abanca tiene una cuota de mercado en Galicia que cercana al 40%, fruto de las cuotas que tenía Caixa Galicia en el norte, Caixanova en el sur y la residual, pero relevante, del Banco Echeverría, adquirido por Juan Carlos Escotet hace algunos años, antes de entrar en la operación de NCG. Es una entidad sistémica en el mercado gallego y en posición de control.

El banco venezolano Banesco (del que es dueño Escotet) se quedó en diciembre de 2013 con NovaGalicia Banco (NCG), entidad que subastó el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) y por el que, según dijo el FROB, pujaron cuatro bancos y tres fondos internacionales.

La operación se hizo a través de su filial Banco Echeverría, y el precio estipulado fue de 1.003 millones de euros por el 83% de Novagalicia Banco. Finalmente, la operación se instrumentó a través de una sociedad holding, Banesco Holding Hispania, ya veremos que es la gran beneficiada de la operación y, no por casualidad dado que es la entidad sometida a la supervisión del BCE y no su filial, Abanca. Sobre la transacción conviene recordar varias cuestiones muy relevantes que no dejan indiferente a nadie porque parecen increíbles, pero son muy ciertas:

  • El Estado había inyectado en el banco 000 millones en ayudas a la entidad que dio por perdidas en la transacción y era la tercera entidad por volumen de ayudas recibidas, tras BFA Bankia y Catalunya Caixa (vendida a BBVA con ayudas públicas). Para completar el panorama, supimos que tras el cambio normativo que se acababa de introducir, Escotet pudo haberse beneficiado de unos créditos fiscales valorados en 2.300 millones de euros. Además, NCG había traspasado activos inmobiliarios a SAREB por al menos 5.000 millones de euros, por los que había recibido bonos de alta rentabilidad con garantía del Estado.
  • Escotet pagó sólo un 40%, unos 400 millones en efectivo y el resto un 60%, unos 600 millones, «en sucesivos plazos» hasta 2018. Estos plazos parece que se pactó que Escotet los pagase con la generación de beneficios futuros hasta 2018 de la caja comprada. Decía el FROB, “por ello, la oferta de la entidad de Caracas por el 88,3% del banco gallego ha sido la elegida frente a las presentadas por los bancos españoles BBVA, Santander y CaixaBank y por los fondos de inversión Guggenheim, OakTree y JCFlowers, estos dos últimos en alianza durante la subasta. Según los términos de la subasta, la oferta de Banesco superaba en al menos 200 millones de euros y es un 50% más generosa que la segunda mejor, además de otros factores que han podido tenerse en cuenta como el mantenimiento de la red de oficinas y la plantilla”.

La operación fue fantástica para el hispano-venezolano, no sólo pudo sacar 400 millones del control de las autoridades de Venezuela —aunque no sabemos qué hay que hacer para que a alguien se lo dejen sacar del país esa cifra de una forma u otra—, sino que, teniendo pendientes de pago 600 millones, obtuvo beneficios enormes. De acuerdo con las cifras públicas, la propietaria de Abanca, Banesco Holding Hispania, habría registrado en 2014 beneficios superiores a los 2.700 millones de euros, una cifra astronómica.

Escotet manejó muy bien la comunicación y diferenció lo que ganó contablemente Abanca, “sólo 1.157 millones de euros”, de lo que ganó la matriz “Banesco Holding Hispania”, que sólo se conoció cuando la CECA difundió los datos unos días más tarde y que superaba los 2.700 millones de euros.

Es increíble e inquietante: el Estado, bajo la dirección del gobierno del PP, con Luis de Guindos y Mariano Rajoy al frente, dieron el banco a un venezolano que puso 400 millones —aplazando 600 millones más en cómodos plazos— y sólo meses después ganó casi siete veces más. ¿Qué le hubiese pasado a un gestor que hubiese hecho una operación de tal calibre?, ¿vender una entidad con 9.000 millones de dinero público por 1.000, en cómodos plazos y que gana el primer año más, mucho más que lo que se pagó por ella? Sin duda hubiese tenido que enfrentarse a querellas, no sin razón. No pretendemos ejercer de fiscales, pero es obvio que no se necesitaba vender a un venezolano o a cualquier otro la entidad, para aflorar con dos ajustes contables 2.700 millones de beneficios que hubiesen acabado en las arcas del estado de haber sido integrado en una entidad controlada por el FROB. ¿Qué llevó a hacer este regalo a los políticos y reguladores del momento? Recordemos que los vendedores fueron el FROB, controlado por el Gobierno del PP y el FGD, presidido y controlado por Subgobernador del Banco de España Fernando Restoy. Volvemos al mundo de las tinieblas.

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