José Manuel García-Margallo no está llamado a encabezar el PP en esta época. Hay demasiados intereses en su contra. Además, cuenta entre sus virtudes el no verse implicado de forma directa o indirecta en la putrefacción que ha venido asolando al PP durante las últimas décadas. Es alguien honrado (reconocido hasta por sus antagonistas de izquierdas) y demasiado culto para lo que se estila entre los candidatables a tomar el trono de M. Rajoy. Un defensor a ultranza de la construcción Europea y vinculado a la democracia cristiana, algo que desde los años de Aznar no está bien visto en el PP. Son más de hacer seguidismo a EEUU con una apuesta firme por el neoliberalismo.

Dice presentarse porque entiende que el PP no puede caer en manos de Soraya Sáenz de Santamaría, algo que le honra conociendo las malas artes y la incapacidad de la ex-vicepresidenta del gobierno. Sabe que no será por deseo de los poderes fácticos, pero quién sabe si será la persona que logre acumular los votos necesarios para inclinar la balanza entre los contendientes. Al fin y al cabo, por primera vez, serán las bases del PP las que decidirán quién sustituye al ex-presidente del gobierno. Las alianzas que se puedan establecer de aquí a dos semanas pueden provocar el cambio o la continuidad. Pero lo que sí es seguro es que un PP en manos de García-Margallo tendría alguna salida digna de los años de miseria ética.

El ex-ministro, como hemos dicho, es muchísimo más culto para lo que se estila en la clase política, en general, y el PP, en particular. No se suele ver a Rafael Hernando hacer grandes disquisiciones, ni a gran parte de la cúpula. Y para más inri otro de los candidatos parece que tenía ocho masters y al final son cursillos de aquella manera y las carreras puestas en duda por un tribunal. No parecía real, ni ha demostrado tampoco nunca tener tantos conocimientos como decía su “falso” curriculum. Sin embargo, el de García-Margallo sí que es real, con numerosas publicaciones sobre la Unión Europea. Demasiado culto para el PP posmoderno de nuestros tiempos. Y eso, cuando está con mediocres, molesta bastante. Gentes que no han hecho nada en su vida más que vivir del erario público sin más, no ven bien que llegue uno que hasta sabe leer y no juega al Candy Crush.

Tampoco es García-Margallo alguien que caiga bien al establishment en sí, y eso que mientras fue ministro hizo todo lo que pudo por conseguir que España exportara más de lo que lo hacía (y lo logró para berrinche de algunas), pero no es uno de los suyos. No deja de ser un trabajador de Hacienda, hijo de la burguesía antigua del esfuerzo, no de la nueva burguesía del pillaje y el capitalismo de amiguetes. Como tampoco va a Bilderberg, ni tiene amigos en los grandes fondos financieros, pues no es válido. Es un “verso suelto” pero que encaja más con el perfil de la democracia cristiana española, dialogante y europea. Y para colmo es enemigo declarado de la ex-vicepresidenta por decirle la verdad a la cara y evitar las conspiraciones (la prensa comprada por la ex ha intentado dar la vuelta a la situación) contra los propios compañeros de gabinete que destacaban y tenían el oído de Rajoy presto a escuchar.

No ganará porque el PP se mueve por intereses financieros, pero sin duda sería el mejor candidato para la derecha española. Cuestión bien distinta es que no se quiera resucitar al PP plenamente, sino tenerle controlado por Ciudadanos o que sirva como muleta de Ciudadanos en un gobierno. El intento de cuadratura del círculo con dos partidos que generen hegemonía en la derecha española. Unos apoyados por los poderes financieros y energéticos, otros por la pequeña burguesía industrial y rural. Y García-Margallo no encaja. Algún dossier intentarán sacarle de una vez que tiró una chapa al suelo o algún pecado venial, porque para desgracia de las cloacas del Estado de la “chiquitilla” poco más hay en su historia. Que es más inteligente que alguna y eso la tiene enervada. ¡¡¡Si hasta sabe idiomas, por favor!!!

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