La saturación que se vive en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Ceuta (CETI) alcanza ya niveles insoportables. Las instalaciones, construidas inicialmente para albergar a unas 300 personas, se han quedado pequeñas tras la última oleada humana de la pasada semana, cuando unas 800 personas lograron sortear la verja y entrar en territorio español. Esta situación de hacinamiento casi total ha obligado al Gobierno a buscar nuevos emplazamientos para alojar a los inmigrantes y en principio los ha encontrado en una explanada del Centro Ecuestre Ciudad de Ceuta, una instalación de hípica donde se han levantando algunas tiendas de campaña del Ejército de Tierra. En las próximas semanas, y mientras se resuelve la situación legal de los recién llegados, ese será el nuevo hogar de los migrantes que lograron “colarse” a duras penas en territorio europeo.

Según fuentes de la Guardia Civil de Ceuta consultadas por Diario 16, sumando los inmigrantes trasladados al CETI y los que se encuentran alojados en estas tiendas de campaña podrían superarse ya las 1.200 personas, una cifra considerada por los expertos en inmigración como “muy elevada”. Aquello se ha convertido en un auténtico campamento de refugiados.

Mientras tanto, el malestar de la plantilla de la Guardia Civil sigue en aumento, ya que los agentes se sienten abandonados por el Gobierno de Madrid. “Nada ha cambiado aquí, todo sigue igual”, se lamenta un agente de la frontera de Ceuta que tomó parte en los últimos enfrentamientos con los migrantes africanos que pretendían saltar la verja, de forma masiva, el pasado jueves. En las últimas horas el director general del cuerpo, Félix Azón, ha visitado la zona para comprobar de primera mano cuál es la situación real que se vive en la ciudad autónoma. “No creemos que sirva para mucho. Ya hemos visto que Albert Rivera estuvo por aquí y que hoy viene Pablo Casado; bienvenidas sean estas visitas si sirven para algo más que para hacerse la foto”, asegura el guardia civil. Algunos guardias desconfían y creen ver una maniobra populista en ese gesto de los líderes de Ciudadanos y del PP, como aquella otra visita de Matteo Salvini a Lampedusa durante la gran crisis de los refugiados.

Por otra parte, el director general de la Guardia Civil ha dado órdenes de identificar a los inmigrantes que no solo saltaron la valla sino que además se enfrentaron a las fuerzas de seguridad con instrumentos peligrosos como sierras radiales y cal viva, provocando heridas leves a algunos agentes. Si finalmente se consiguiera identificar a estas personas podría incluso abrirse un proceso judicial contra ellas por atentado a la autoridad, “aunque resultará complicado saber las identidades de los implicados en los actos violentos”, asegura el guardia civil consultado por este diario.

El agente de Ceuta, que prefiere mantener su nombre en el anonimato por miedo a represalias del alto mando, asegura que tras la última crisis migratoria en la ciudad autónoma la situación se ha calmado un tanto, aunque se muestra pesimista de cara al futuro. “Esto ya ha pasado, pero vendrá otra oleada porque aquí seguimos igual que ayer; y mañana seguiremos igual que hoy. Nadie, ni en Madrid ni en Bruselas, nos hace caso”, se lamenta.

La situación en la frontera sur ha llegado a un punto insostenible y cualquier cosa puede ocurrir a partir de ahora. Se sospecha que al otro lado de la valla, en territorio marroquí, hay más de 50.000 personas esperando el momento propicio para dar un nuevo salto que les lleve hacia un futuro mejor lejos de la guerra, el hambre y la enfermedad que se ceban con África. “Sí, lo he leído en algún sitio; yo no sé si son cincuenta mil, mil o diez mil; lo que sí sé es que esta valla está preparada para contener a un grupo reducido, no para evitar el salto de mil personas a la vez”, asegura el guardia civil fronterizo consultado por este periódico.

 

Una canción para que Casado, Salvini, Rivera y Trump, entre otros, entiendan las razones de la crisis migratoria

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