La trama está compuesta por los de siempre, los empresarios cómplices del sistema: Francisco Correa, Álvaro Pérez «El Bigotes», Pablo Crespo y Antoine Sánchez. Todos ellos están acusados de idear una compleja red de empresas (Easy Concept, Orange Market y Special Events, entre otras) que ofrecía regalos y sobornos a funcionarios y políticos del PP, sobre todo en Madrid, Valencia y Galicia, a cambio de beneficiarse de adjudicaciones, contratos públicos y organizaciones de mítines y eventos del partido.

Las grabaciones sacan a la luz el sórdido mundo en el que se mueve todo el Gobierno valenciano: las orgías con prostitutas de lujo, la cocaína, las comisiones. A principios de 2009, el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón imputa a Camps por cohecho al haber aceptado supuestamente de la trama corrupta de Correa unos trajes de marca valorados en 12.000 euros. Se ha abierto la caja de Pandora y las grabaciones policiales en las que Camps le dice a El Bigotes “amiguito del alma, te quiero un huevo” suponen un escándalo de enormes proporciones para el PP. Finalmente, el jurado declara a Camps y al secretario del Partido Popular de Valencia, Ricardo Costa, no culpables, aunque por un estrecho margen de cinco votos a cuatro.

Quince años de inversiones ruinosas y saqueos a manos llenas llevan a la suspensión de pagos a la Comunidad Valenciana, una ruina que es decretada oficialmente por el sucesor de Camps, Alberto Fabra, el 3 de enero de 2012

Ambos salen absueltos en el último round, pero tras el juicio son ya cadáveres políticos. Camps dimite el 20 de julio de 2011, asegurando ante la prensa que se ofrece “en sacrificio personal” para que Rajoy pueda ser presidente del Gobierno. Sin embargo, Rajoy no mueve un solo dedo para salvarlo y lo deja caer.

Quince años de inversiones ruinosas y saqueos a manos llenas llevan a la suspensión de pagos a la Comunidad Valenciana, una ruina que es decretada oficialmente por el sucesor de Camps, Alberto Fabra, el 3 de enero de 2012. No hay dinero para pagar a los acreedores, ni las nóminas de los funcionarios ni a las farmacias. Se recorta en camas de hospitales, en personal sanitario, en ayudas para enfermos y dependientes. Hay juzgados paralizados porque no tienen dinero para folios, hay barracones en lugar de colegios donde los niños se abrigan con mantas por falta de calefacción en invierno y se abrasan en verano al no disponer de aire acondicionado. Las cajas de ahorro como la CAM y Bancaja –de donde antes salía el dinero alegremente para proyectos fastuosos y gastos personales de directivos y políticos– se van a la quiebra. Fabra tiene que cerrar Canal 9 y despedir a miles de trabajadores porque la empresa está en la ruina más absoluta. “Aquí no ha quedado dinero para los valencianos, aunque nos quieran vender que la Fórmula 1, la Copa América o la hípica, nos ha traído mucho. Nos tienen que devolver el dinero y la dignidad”, asegura Mónica Oltra, vicepresidenta del Consell.

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