Para ser el Atlético de Madrid, realmente, este verano está siendo sumamente tranquilo. A la espera del fichaje (DAO o cedido, salvo sorpresa) de un delantero centro, no se esperan más sorpresas. Durante las entrevistas que mantuvo el Cholo Simeone con As y Marca, dejó más o menos claras sus intenciones que no eran mover demasiado lo que ya tenía. La salida de Saúl –solicitada por el propio jugador hace meses y ratificada por el entrenador- es el único movimiento claro que hay sobre la mesa, porque la cesión de Grbic tampoco está clara. El resto mucho humo y escasez de dinero en todos los equipos europeos (menos los ya conocidos).

Ahora bien ¿existe el temor de una heitingada el último día de traspasos en el fútbol europeo entre la afición rojiblanca? Existir, existe. Con Miguel Ángel “jeque mochilo” Gil nadie está nunca tranquilo. El año pasado fue Thomas quien se marchó en busca de más dinero y… nada más, el último día de la ventana de fichajes. Algo que se pudo solucionar de forma amistosa con el Valencia al fichar a Kondogbia. Pero ya ese tipo de soluciones han quedado prohibidas con el nuevo reglamento. Así que, de haber venta (encubierta o clausulazo), no podría haber sustitución. Si llegasen a por Šaponjić, nadie lloraría salvo cuatro, el problema es que se abone la cláusula de Trippier, habiendo colocado a alguno o los dos laterales derechos con los que no se cuenta. Por el lado del Manchester United, que es el único equipo sobre el que se ha rumoreado en la prensa inglesa, no parece que vaya a hacer ese esfuerzo cuando ya está gastando el dinero en otras posiciones y el presupuesto que ha desvelado el Manchester Evening News está casi gastado. Pero…

Si el Atleti se aferra a las cláusulas, abonadas billete sobre billete en la sede de La Liga, posiblemente este año se salve de un susto el último día porque no hay dinero. Si hay una negociación para pagar a plazos la cláusula, témanse lo peor porque a Gil con estas cosas le saliva por las comisuras y las comisiones. De momento los medios de comunicación nada más que venden humo y rumores para conseguir clics o vender dos periódicos –eso hacen con otro equipo y su jugador soñado que de hacer tantos guiños tiene ahora un ojo tonto- y eso gusta en el palco del Metropolitano. Entre otras cosas porque sirven de excusas para colar una venta sorpresa y decir que no dio tiempo a fichar a este o aquel que ya habían salido en prensa. Que para esto tienen amanuenses de sobra.

En realidad este año el verano está siendo tranquilo y gozoso. Se ha fichado a De Paul –que tiene a parte de la afición excitada por diversos motivos-, se venderá a Saúl, se espera un delantero y poco más salvo cubrir alguna salida en estas tres semanas que quedan para comenzar el campeonato. En vista de lo que hacen en otros equipos, mantener la estructura y los jugadores es suficiente para mantener la esperanza en la afición –rezando para que no se infecten de coronavirus-. Tras años de jugadores desconocidos o en decadencia –salvo alguna excepción-, todo esto es tranquilidad para los corazones atléticos. De hecho, si ven las redes sociales, los atléticos y atléticas están a otras cosas, a disfrutar del campeonato –por mucho que moleste a Gárgamel- conquistado, cervezas, playa, programas de rumores y paz interior. En algún momento se reparte algún biberón (estos meses con destino a Barcelona en mayor proporción), porque es justo y necesario, pero tranquilidad. Eso sí, todo buen atlético tiene ese pálpito, ese mosqueo permanente, ese “y si” que va acrecentándose según se acerca el fin de los fichajes.

Y sí, no había muchas más cosas de las que hablar y se ha metido este rollo indescifrable a finales de julio. Mañana ya se verá.

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