No sólo son las mentiras que dice día tras día; no sólo son es que tras decirle que ha mentido insista en el segundo debate en las mismas difamaciones; no es sólo que cada vez que habla demuestra que su paso por la Universidad ha sido por las cafeterías antes que por las aulas; es que ya, incluso en el bloque de la derecha, tiene la imagen de una persona que genera desconfianza. Si dividimos el debate en Atresmedia en dos bloques, en el de la derecha ha ganado Albert Rivera por el hundimiento en el que está sumiendo Pablo Casado al PP.

No es que haya sido una maravilla el candidato de Ciudadanos, aunque la mayoría de medios de la caverna dirán que sí, no ha ganado el debate en sí, pero ha dejado por los suelos a un Casado bronco, maleducado y mentiroso. Ha utilizado mucho la imaginería, algo que le supondrá muchas críticas, pero hay que tener en cuenta que los debates, al final, son mucho más espectáculo que propuestas bien elaboradas. Dejen que les contemos un dato significativo. En el famoso debate Kennedy-Nixon, el primero venció al segundo en televisión, potenciado por la imagen juvenil y la soltura de quien sería presidente luego. Empero en la radio, que en aquellos tiempos era un medio muy utilizado, los preguntados entendieron que había ganado Nixon. Luego la mafia terminaría por arreglar las votaciones, pero en el medio más espectacular (TV) venció el que mejor imagen tenía y en el que requiere más concentración y fijarse en lo dicho ganó quien mejor discurso tenía. Y eso lo sabe Rivera y juega con ello.

Casado, pese a haber mejorado algo, ha proyectado una imagen de persona no fiable, ha llegado hasta a negar algo que escuchó todo el mundo, como le ha recordado Pablo Iglesias. Rivera ha aparecido como más fiable en diversos tramos del debate, al menos, mientras se trataban los temas más duros como violencia machista, economía y la cuestión territorial. No es que las diferencias reales con Casado sean profundas, pero ha proyectado mejor imagen. Y cuando menos ha sido respetuoso, algo que Casado no ha logrado por interrumpir constantemente. Intentó el pepero no acabar por los suelos como el día anterior y logró aparecer como un ser maleducado, a lo que hay que sumar las mentiras.

Rivera puede haber conseguido que no se le vayan más votos hacia la extrema derecha y a la par rascarle unos pocos a Casado. Los suficientes para quitar algún escaño al PP. Casado, atenazado por el miedo que le está causando el neofascismo, se ha librado de perder más votos porque no han visto la sangre en la víctima el resto de candidatos, pero la sangría podría haber sido de época. En el tema catalán Casado, sabedor de que no sacará casi ni un diputado, ha establecido un muro entre españoles. Incluso en el tema económico ha resultado más solvente el candidato naranja. Y mal hace Casado aduciendo que su derrota se produce porque es joven. Porque los otros no es que sean grandes dinosaurios y mienten menos, o al menos lo parece. En el bloque de la derecha nueva victoria para Rivera que, para su pesar, no le servirá para algo.

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