Puede sonar extraño hablar de crisis en Podemos, pero existir, existe. Cuando llegó a la política estatal la formación morada (y después Ciudadanos) se produjo un desacople sistémico. El primer partido en sufrir la crisis fue el PSOE, y le han ido siguiendo los demás partidos. Digamos que el sistema, mediante un proceso autopoiético, se está volviendo a acoplar con las nuevas novedades que han entrado/se han generado en él. No es por tanto una crisis grave, sino una encrucijada que genera el sistema político y que afecta a todos los subsistemas participantes. En el PP están manejándose con ella y Ciudadanos está comenzando a sufrirla. Las perspectivas electorales que marcan las tendencias demoscópicas para Podemos dan muestra de ese momento de acople sistémico donde se ven afectadas sus perspectivas electorales y su representatividad en distintas instituciones. Este movimiento del sistema debería ser aprovechado por la formación morada para articular una orientación interna y externa suficiente para cambiar el rumbo. Pese al paso dado en Vistalegre II, o por la no finalización del paso dado, Podemos sigue vacilando entre las varias almas que componen la organización. A esto habría que añadir la unión más adecuada que se quiere con Izquierda Unida, Equo y demás organizaciones. Es pues una tarea compleja, sin duda, y que no ha sido vertebrada aún para dar lugar a una fórmula orgánica polivalente. Por ello vamos a aportar ciertas ideas a esos fallos que son patentes a simple vista.

Decidir entre partido o movimiento.

En Vistalegre II los inscritos e inscritas decidieron que Podemos debía virar desde la mezcolanza primigenia a un modelo orgánico más parecido a un partido político clásico. Pero se pedía evitar los males que afectan a este tipo de organizaciones en sí. Por tanto, la organización “partido” junto a los círculos debían entrelazarse permitiendo que fluyese la información de abajo a arriba, de lado a lado, y de arriba abajo. Una especie de acción total que permitiese a Podemos ser un partido y un movimiento a la vez. Como partido Podemos es un partido de cuadros, esto es, un partido que se sostiene en base a los cargos públicos y unos pocos activistas más, con la ayuda discontinua de inscritos e inscritas. A nivel círculos sería un movimiento transversal de confluencia y canalización de demandas sociales para articularlas en políticas concretas. Esta es la teoría.

¿Ha funcionado y/o funciona así Podemos? La parte de partido sí, la parte de movimiento no. No hay que negar la evidencia de que los círculos han ido perdiendo cierto peso como instrumento de activismo, canalización de demandas y democracia de base. Lo que Juan Carlos Monedero reclama con insistencia de dar vida y palabra a los círculos no se ha logrado integrar en el partido-movimiento. De hecho Podemos está reproduciendo algunas malas prácticas del resto de partidos. Unas evitables, otras no porque son consustanciales al ser humano en política. Ha habido problemas y disputas profundas (de visión sobre el futuro como organización) en Madrid, Andalucía o Euskadi, las cuales no se han manejado con la necesaria visión más global.

En Madrid, por ejemplo, se ha optado por un proceso más “elitista” pues la mayoría pensaba que Íñigo Errejón podría hacerlo bien como candidato a la Comunidad de Madrid. Pero las disputas han estallado tensionando a la organización (como suele ser habitual en este tipo de procesos) por las excesivas peticiones del candidato. Al final Ramón Espinar lo ha canalizado medianamente bien pero perdiendo un tanto del impulso “movimiento” que sería aconsejable. Perder a los anticapitalistas en Madrid tras el buen trabajo realizado en las instituciones podría penalizar la confluencia con las demás fuerzas políticas (o no, nunca se sabe), pero el secretario general madrileño lo bien manejando con prudencia y paciencia, que no es poco.

En Andalucía se produce el caso contrario, se está conformando un movimiento de base y popular que desde el centro de la organización se ha querido reorientar hacia algo más tipo partido. Afirmaban (y hay quien todavía lo hace) que Teresa Rodríguez lo que persigue es construir un Podemos paralelo, que quiere montar su propio chiringuito, etcétera. Ni lo uno, ni lo otro. En Andalucía confluyen dos aspectos cualitativos importantes. Por un lado, el deseo de mayor autonomía como organización Podemos y la necesidad de construir pueblo andaluz mediante un movimiento amplio y menos articulado como partido. Adelante Andalucía como plataforma de creación de pueblo andaluz y de izquierdas ha tenido enorme impacto y ha sido muy bien acogida a nivel social. Un movimiento de democracia popular que mira menos a los nombres y más al qué hacer. Que no ponga Podemos no impide que sea Podemos, ni que las esencias de Podemos estén dentro de ese movimiento. Es más, el consejo sería que Pablo Iglesias, por significar a un dirigente estatal, acudiese a coger la verdiblanca y mostrase su total apoyo al movimiento del pueblo. Porque las disputas inertes están siendo aprovechadas por el susanismo para intentar hacer mella en Adelante Andalucía.

Deben ser conscientes en Podemos que, en vez de crear disputas por nombres o candidaturas, cada contexto político y social requiere una solución propia. En Castilla-La Mancha se requerirá un partido más de vanguardia, por ejemplo, mientras que en Madrid el proceso puede ser elitista (paradójicamente donde hay círculos sumamente activos) y en Andalucía se conforma un movimiento abierto y de base. A diferencia de los demás partidos Podemos puede (y debe) articularse según lo demande el contexto (algo que se ha hecho con las Mareas o En Comú Podem) y lo deseen las bases populares. No todo debe ser A o B, como la población española Podemos está lleno de matices en las bases porque su ser, al final, es transversal y coral. De ahí que Pablo Echenique debería ser consciente de que a cada contexto o zona sistémica corresponde una acción propia. Eso sí, sin que Podemos se convierta en la “casa de tócame Roque” y se genere un ruido sistémico que le perjudique por falta de comunicación.

Hiperliderazgo, dirigencia coral o ácratas.

Tras analizar una de las causas de la “crisis” de Podemos, es momento de hablar algo que tiene más que ver con lo que acaban reflejando los medios de comunicación, especialmente los de derechas. En las últimas semanas se ha achacado a la baja por paternidad y maternidad de Iglesias e Irene Montero la caída en las encuestas que sufre la formación. No hay datos concretos de ello y es utilizado por la derecha (y el PSOE a veces) para dañar la imagen de la formación, pero nos sirve para preguntar si ¿existe un exceso de liderazgo en Podemos? Desde su creación prácticamente, Podemos ha sido una formación bastante coral, donde diversos dirigentes se expresan en los medios de comunicación y participan en debates. No es extraño, aun estando a pleno rendimiento Iglesias, que en la televisión o la radio aparezcan Montero, Espinar, Rafael Mayoral, Ione Belarra o Monedero. Lo han hecho antes y lo hacen ahora. Por lo que las acusaciones o la impresión de que la falta de Iglesias es perjudicial para Podemos sin más no se sostiene.

Esto no puede, empero, negar la evidencia de que Iglesias otorga a Podemos, por su forma de ser y actuar, ese plus del que carece el resto de la dirigencia de la formación. Ejerce el liderazgo dentro y fuera de la organización (no es sólo el jefe para que se entienda) de forma natural y eso no se discute. Como todo liderazgo atrae más que quien no ejerce esa función sistémica y orgánica. Pero para poder haber hiperliderazgo debería él tomar todas las decisiones, casi en solitario, algo que no sucede normalmente y con frecuencia. Al contrario, Iglesias suele hablar bastante y consensuar la posición de la organización. Cuando debe hacer uso de su autoridad la ejerce, pero es bastante más dialogante de lo que quieren mostrar los medios de la derecha. Ahora bien, su baja por paternidad (sorpresiva por desgracia, aunque parece que todo marcha bien) ha coincidido con la victoria de la moción de censura y el ascenso al gobierno del PSOE. El cual, aprovechando los recursos y aparatos del Estado, más la inactividad parlamentaria, está aumentando su base electoral. Algo que es completamente coyuntural (baja paternidad/maternidad y nuevo gobierno) se cataloga de catastrófico y con una magnitud que no tiene. Es evidente que Podemos, con Iglesias más o menos público, de la expulsión del PP. Algo completamente previsible al competir en el mismo espacio con el PSOE, pero no es menos cierto que el gobierno aún no ha gobernado. Ha hecho anuncios, pero gobernar en sí y someterse al control parlamentario no. Y para una vez que lo ha hecho, ha salido trasquilado. Por tanto las encuestas pueden cambiar, aunque no hay que dejar de notar que desde hace tiempo no son buenas.

El problema que debe enfrentar bajo estas circunstancias Podemos es que su comunicación coral puede estar sufriendo un problema comunicativo. Con Iglesias parece que los mensajes son más claros y direccionados. Pero esto se resuelve con más diálogo y consenso interno. Y, tal vez, momentáneamente dejar a un lado lo coral y fijar más los mensajes en un par de personas. Lo que no empece para que sigan apareciendo los dirigentes de Podemos como hasta la fecha en los medios. Que Iglesias y Montero no estén por un tiempo no puede esclerotizar a la organización. Hay que articular el discurso de la misma forma por otros medios y personas. Todo ello teniendo en cuenta que estamos en período estival y que hay cuestiones que se están negociando con el gobierno y se están respetando, un poco, los 100 días de gracia. El 1 de septiembre ya no habrá período de gracia y la situación seguramente cambie.

Tendencias y democracia de base.

Las tendencias, aunque en algún caso se podría decir facción (Anticapitalistas), que se analizaron en el punto anterior y, no hay porqué esconderlo, la difusión de la casa comprada por Iglesias y Montero (que choca con la ética propugnada), han hecho más mella que la ausencia temporal del líder. Sobre la casa no merece comentar nada, salvo que ha sido bien utilizada por los adversarios para dañar la imagen. Pero sobre la articulación de las distintas tendencias y facciones en podemos hay que hacer una serie de puntualizaciones. En la formación morada confluyen dos ejes políticos, un transversal donde las personas se sitúan respecto al feminismo, el ecologismo, los derechos humanos o la ética pública; y otro vertical y más ideológico que es donde se reúnen pablistas, errejonistas y anticapitalistas. Es la mala articulación en este eje vertical el que lastra a Podemos en muchas ocasiones y el que es utilizado por los adversarios para generar ruido alrededor de la formación. Esa articulación afecta más a la parte partido que a la parte movimiento, aunque se pueden detectar huellas en círculos y/o debates transversales de esa pelea ideológica y orgánica.

Ideológicamente ¿hay grandes diferencias entre pablistas y anticapitalistas? Casi no las hay salvo matices marxistas o de izquierda radical; más o menos gradualismo o transformación más aguda. Pero a grandes rasgos los posicionamientos ideológicos son compatibles. Algo menos lo son con el errejonismo que, más allá de la oscuridad de su lenguaje, se sitúan en un plano claramente populista y contingente. Son los más laclauianos de Podemos y por ello hablan de competencia virtuosa y transversalidades varias. Pero tampoco ha una excesiva incompatibilidad ideológica. Donde están los matices que sí son significativos es en el plano estratégico. Y por ahí vienen parte de los problemas.

Iglesias puede compartir el combate y la lucha frente al antagonista que es la clase dominante con los anticapitalistas. Igual no se sitúa tan claramente en una posición de lucha de clases y de transformación radical de la democracia, pero no está muy lejos de esa posición con la preferencia por el antagonismo “los de arriba y los de abajo”, sin llegar al populismo errejonista. Sin embargo, el errejonismo busca los caminos consensuales que permiten ir generando un momento populista y ganar la hegemonía (dicho de manera un tanto simplista). La utilización de los significantes vacíos donde agruparse con otros partidos pero tendentes a ocupar el poder es una estrategia clara y divergente con el posicionamiento de pablistas y anticapitalistas. De hecho, son muchas las voces ya que entienden que el apoyo al PSOE en el gobierno está llegando a su final si no hay un cambio radical en Pedro Sánchez. Entienden que el PSOE está traicionando las bases por las que se produjo la moción de censura y el apoyo al partido socialdemócrata. El apoyo al gobierno de Sánchez perjudica a Podemos en un doble sentido: uno, no se ponen en práctica las políticas de base en beneficio de los más perjudicados por la crisis; dos, Podemos queda desplazado electoral y políticamente. Digamos que la política errejonista de competencia virtuosa da rédito en la práctica al adversario como se está observando.

Conclusiones.

Echenique no ha sabido crear un partido de tendencias que realmente funcione. Culpa suya y de todos los que persisten en la pelea. Todas las tendencias y facciones deberían tener una voz cualificada en los órganos decisorios en relación al peso orgánico. No puede ser que por pelear en un momento dado unos u otros casi copen todos los órganos de decisión y debate. Además, se deberían articular mejor los debates para que, una vez consensuada y/o votada una estrategia, la disciplina lógica y mínima de una organización política actúe. Los “Pablos” han querido centralizar la organización por miedo a la fragmentación, algo muy lógico, y eso ha generado distensiones y fracturas. En cierto sentido deberían haber abierto más los órganos directivos y consultivos pero con una exigencia de unidad de acción externa. Si se decide, por ejemplo, no apoyar la compra de armamento en un consejo ciudadano y una Ejecutiva plural, nadie debería afirmar en los medios que podría haber matices. Todo ello genera un problema de canalización ideológica y estratégica adecuada.

A cambiar esto debería dedicarse Echenique porque parte de la superación de la crisis depende de ello. No es fácil porque hay personas y algunos intereses en juego, pero debería hacer el esfuerzo. Porque si ideológicamente no hay casi diferencias grandes, sólo matices, orgánicamente sí las hay. Y por ahí vienen los problemas. El buen engarce de los círculos como democracia de base es fundamental y evitaría distensiones al abrir el debate de forma amplia. Más democracia de base y más activismo para lograr extender las propias posiciones que han sido consensuadas por todas las partes implicadas en la organización. En muchas ocasiones la decisiones deben tomarse en la cúpula por inmediatez y/o estrategia de respuesta, pero las grandes líneas deben ser gestadas en toda la organización, tal y como logró hacer en sus primeros tiempos, que es algo que le dio fortaleza. No es fácil, ni sencillo y hasta la fecha nadie ha dado con el modelo ideal, pero la historia muestra que las organizaciones cerradas son eficaces en un momento para fenecer al siguiente.

¿Pueden acabar todos estos apuntes acabar con la crisis coyuntural del Podemos? No puede asegurarse con completa certeza que sí, pero la experiencia demuestra que ayudarían a ampliar la base y aparecer frente a la ciudadanía de otra forma. Volver a generar ilusión y esperanza. Muchas veces no basta con tener la razón, sino que hay que conseguir comunicarla con eficacia. Y los problemas mencionados son parte del problema de comunicación que se observa. Las peleas, el liderazgo coral o la tensión partido/movimiento no son más que elementos distorsionadores introducidos en el canal comunicacional por una mala praxis de aquellos. Evidentemente, no van a desaparecer todas ellas salvo que Podemos se transforme en una secta como Ciudadanos. Reducir el ruido que generan ayuda a que la comunicación (incluida la simbólica que tan importante es) de Podemos sea más nítida. Y ahora que se produce una unión con otras fuerzas políticas (de Unidos Podemos hay muchas cosas de las que aprender que se podrían haber hecho mejor) se debe trabajar en este aspecto comunicativo. Bien es cierto que cuando habla Alberto Garzón se visualiza a IU, aunque sea una propuesta general del Unidos Podemos, de ahí que se debería trabajar más sobre ello. Lo que se debería visualizar es una comunicación del “movimiento” creado. Es un proceso que está abierto ahora mismo, pero podrían aprender del movimiento Adelante Andalucía en materia comunicacional global (un mensaje común que todos lanzan por sus canales).

El caso es que Podemos se encuentra en un “momento de crisis”, de encrucijada para decidir qué camino tomar políticamente. Debe representar a nivel partido como forma de lucha contra la clase dominante y los poderes globalizados que están ganando la batalla de la acumulación de la riqueza en pocas manos. Una representación que se debe realizar como movimiento y partido a la vez contra los mecanismos del bloque en el poder en toda la sociedad y el Estado. Y debe mediar contra los aparatos del Estado, los demás partidos políticos y los poderes fácticos en pos de las políticas necesarias para transformar el sistema en beneficios de toda la ciudadanía con esa transversalidad que es parte natural del alma de Podemos. El pueblo puesto en primera línea representado y mediado frente al poder del capital. Es sólo un apunte para contribuir al debate posible. Es una perspectiva que observa que debe volver mucho de la parte de movimiento de los círculos y las alianzas estratégicas. No es momento de desborde sino de lucha, pero no puedes inclinar por ello todo hacia el partido porque lo que da fuerza a Podemos son sus activistas y participantes de base. Cualquiera que sea el camino elegido debería tener en cuenta matices parecidos a los aquí expuestos. Depende del camino y los compañeros y compañeras de camino que pase todo o nada.

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