Que la llegada al Gobierno de los principales jerarcas de Podemos no iba a calmar las aguas dentro de la organización era algo previsible porque hay demasiados intereses confrontados. Evitando hablar de aquellos más espurios y personalistas, en el plano ideológico organizativo se presuponía que Anticapitalistas presentarían batalla a Pablo Iglesias. Y así ha sido. Desde posiciones ideológicas (el error admitido sobre Billy el niño) y desde posiciones orgánicas (Andalucía), la corriente interna de Podemos han expuesto las contradicciones propias de un partido que viene mutando de oposición a Gobierno y de plataforma a partido en sí. Ya se advirtió en estas páginas que no iba a ser sencilla la tarea que tiene por delante el dirigente máximo de Podemos, pero la cuestión se agrava cuando todos los problemas tienen el mismo camino: la relación de Iglesias (y su núcleo) con Anticapitalistas. La penúltima bronca se titula el artículo porque lo más probable es que haya más o llegue la última.

A algunos les gusta “cabalgar contradicciones” como ya advirtiera en su programa de televisión Juan Carlos Monedero, a otros parece que les preocupa más el seguir impugnando el sistema en su totalidad. Es el gran dilema de Podemos hoy ese estar en el Gobierno y a la vez hacerse oposición. Normal que Monedero pidiera el apoyo de la calle para sacar adelante lo que venga en estos años, aun reconociendo que no será todo lo que se quiere. Por su parte Anticapitalistas, en este tema de lo programático-ideológico, son más puristas, más pegados a los principios fundacionales de Podemos y de ahí que les chirríen algunas cuestiones. Raúl Camargo lamentó profundamente la votación que se produjo respecto al expediente del torturador franquista. Entendiendo que algunas renuncias hay que pagar por estar en el Gobierno hay cuestiones éticas que le resultan inexplicables. “En este caso creo que el sapo es demasiado grande y demasiado indigesto. Urge una explicación sobre este dislate acerca nada menos que del torturador Billy el Niño” dejó por escrito en redes sociales con razón. Tanta que hasta desde Podemos corrieron presurosos a presentar una explicación legalista que no se ha llegado a entender por parte de las bases. Aunque Miguel Urbán, otro de los dirigentes de Anticapitalistas, ha aceptado la excusas disciplinadamente tras haber realizado una crítica que iba en el mismo sentido que el de su camarada.

El verdadero punto de fricción, sin embargo, se sitúa en Andalucía donde la relación de amor-odio entre las dos facciones partidistas es patente. Por su parte, Iglesias quiere hacerse con el control de la plataforma andaluza, incluso contando con la ayuda de las huestes de Izquierda Unida, para conformar la idea de partido que tiene en mente. Un partido donde las estructuras intermedias existan pero no provoquen disfuncionalidades al centro de poder. Mientras tanto Teresa Rodríguez, que ha recogido a una buena parte de los excluidos por Pablo Echenique en diversos puestos de podemos, quiere para Andalucía una plena autonomía en la región. Construir poder popular desde abajo y en unión con las personas directamente. Hasta el momento Anticapitalistas y demás grupos andalucistas han aguantado los envites de la calle Princesa pero ahora Iglesias ha decidido presentar batalla con todo. Aprovechando que está en el Gobierno, con el efecto simbólico que produce, ha decidido echar el resto por controlar Andalucía.

Alberto Rodríguez y Rafael Mayoral son las personas que están recorriendo Andalucía tanto para retrasar la III Asamblea andaluza como para ir estableciendo una red de contactos. De esto se ha percatado la dirigencia andaluza y ha salido el secretario de Organización Pablo Pérez Ganfornina a quejarse y enfrentar a Iglesias. Han esperado a que la prensa hablase de un tema que era conocido por muchos periodistas para tener un hilo al que agarrarse. Así se ha expresado en las distintas redes sociales: “No queremos ser las representantes de un partido en Andalucía, sino andaluces y andaluzas que construimos Andalucía y construimos Podemos desde el lugar en el que respiramos y nos sentimos, desde el lugar, no solo geográfico, desde el que vemos el mundo y la vida”. Toda una declaración de intenciones  y que deja bien a las claras la distinta concepción de partido que tienen ambas facciones.

Un choque, afirma el secretario de Organización andaluz, totalmente evitable, culpabilizando a Alberto Rodríguez, su homónimo estatal, como responsable de la mala relación. La realidad es que las relaciones llevan bastante tiempo rotas entre la región sureña y la cúpula del partido al haber habido numerosos desencuentros a lo largo del tiempo. Si bien es cierto que la fórmula Adelante Andalucía salvó los muebles para Podemos respecto al número de escaños, los cuales no fueron disputados por los anticapitalistas, y la representatividad del mundo Unidas Podemos (no como en Madrid que tras la traición errejonista el paso atrás ha sido evidente), la coyuntura ha cambiado radicalmente, Eso es, al menos, lo que piensa Iglesias y su núcleo duro. Por muy verso libre que se quiera vender Monedero, la realidad es que siempre está al quite para salvar a Podemos de las numerosas emboscadas que le tienden. Tanto la externas (que son ya hasta paranoicas) como las internas. Nunca da puntada sin hilo el profesor y en esta semana ya ha advertido que, estando en el Gobierno, los experimentos con gaseosa. Que hoy se necesita un Podemos adaptado a las circunstancias históricas y que empuje a los compañeros que están gobernando. Con críticas, algo que en una formación de izquierdas es casi imposible impedir, pero algo de disciplina y abandonando aventuras. Y en Madrid se entiende que la III Asamblea andaluza y la autonomía que se pide es excesiva.

Un asunto complejo porque Andalucía es, se quiera o no, muy de Rodríguez, aunque no dejan de querer a Iglesias. Aquello de querer más a mamá o papá se cumple en la región, por ello desde algunas partes del partido se pide actualmente la intervención de alguna persona o personas que puedan actuar como intermediadores de las dos partes. También piden a Anticapitalistas que dejen de hacer cosas raras como los acercamientos que tienen con las CUP. Un embrollo que puede ser utilizado por la caverna mediática para dañar la imagen del Gobierno en general y de Iglesias en particular. De ahí que no guste dentro de las bases no andaluzas esta pelea que no es sobre cargos en sí sino sobre principios ideológicos, estratégicos y orgánicos. Las bases entienden que ahora hay que apoyar con toda la fuerza que se pueda a las compañeras que están en el Gobierno de Coalición. Desde el otro lado dicen sí pero sin llegar a perder los principios.  Y no piensen que esto es contra Iglesias personalmente, en Anticapitalistas también critican a Alberto Garzón por su propuestas para la publicidad de las casas de apuestas (desde IU también lo hacen realmente) como pueden ver en el mensaje de Brais Fernández. En la calle Princesa, mientras tanto, trabajan en silencio para voltear la situación y copar los órganos andaluces. Más fraternidad y camaradería por parte de ambas posiciones sería mucho mejor, pero Iglesias es consciente de que, al final, va a tener que tomar la decisión que no quiere, como es la expulsión de Anticapitalistas de Podemos. Algo que la mayoría de las bases de la formación morada apoyan.

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