Debería estar entrenado de tantos años bregando con gentes del nacionalismo catalán para lo que supone plantear cualquier tipo de diálogo y acuerdo con Isabel Death Ayuso (o sus edecanes). Salvador Illa debe entender que con sociópatas, por no decir psicópatas, no se puede dialogar. Hay que aplicarles un tratamiento para su enfermedad o, en caso de no tener el coraje suficiente, dejarles a su suerte hasta que fenezcan. El diálogo por el diálogo no es un bien social en sí mismo. Carece de todo sentido cuando la otra parte no tiene intención más que de aparentar, de teatralizar la política, de sacar rédito político incluso caminando sobre cadáveres como vienen haciendo en la Comunidad de Madrid. De ahí que cualquier acuerdo que se contraiga con las gentes del PP, personas sin honra como vienen demostrando, sea papel mojado aunque se esté jugando con la vida de personas.

Como con el PP, salvo que esté en el gobierno, no cabe ningún tipo de pacto –salvo aquel al que le hayan obligado sus superiores de la patronal-, Illa y el presidente Pedro Sánchez deberían tener claro cuando menos que o mano dura, o dejar al albur a la Comunidad de Madrid. Las estupideces del camarlengo monclovita de intentar ganar el relato cuando cada día mueren centenares de personas no caben ya. Actuación política dentro de las posibilidades que la legislación permite. Las cuales, por cierto, no son demasiadas salvo recurrir a la excepción. Y recurrir a la excepción (estado de alarma, porque la aplicación del art. 155 de la CE encaja con más dificultad que el otro) supone tomar una decisión. No mañana sino hoy mismo. O se actúa con contundencia en favor de la vida de las personas, o se retira todo apoyo y que el gobierno de la Comunidad de Madrid –donde Ciudadanos tiene tanta culpa como el PP, aunque sea por cagados y cuñados- y se diga con total claridad. “No vamos a prestar ningún apoyo al gobierno madrileño porque ni tienen palabra, ni utilizan los fondos en favor de lo sanitario, ni son mínimamente leales con su propia población” deberían exponer en rueda de prensa. Las estupideces de Teodoro García Egea y Death Ayuso sobre España y Madrid, Madrid y España, el AVE, el Aeropuerto Adolfo Suárez no deben distraer de la toma de decisiones. O respetan los acuerdos, o no habrá más apoyo de ningún tipo.

Esto no es nuevo. Los criados a los pechos corruptos de Esperanza Aguirre llevan años utilizando las grandes frases e incumpliendo todas las normas de diálogo, democráticas y sociales. Desprecio e insultos a la oposición. Criminalización de las respuestas sociales. Dumping fiscal para hacerse con todas las centrales de empresas (cuyas fábricas no se movían) y exigencia de centralización de las dotaciones infraestructurales. Todo debía pasar por y en Madrid, incluso unos Juegos Olímpicos que jamás se celebrarían pero que supusieron miles de millones de gasto. Surgida de ese contexto mental y político, es normal que hoy la inepta presidenta madrileña acuerde ayer una cuestión para hoy abandonarla pues no hay lealtad alguna, sino teatralización y entrega a ciertos poderes económicos. La creación de bantustanes pandémicos mostraba bien a las claras que no hay criterios sanitarios sino económicos detrás de toda la acción del gobierno madrileño. Ante eso el gobierno de España, que ha intentado dialogar y acordar un sinnúmero de ocasiones, debería haber aprendido y no volver a hacerlo.

Illa, por mucho que guste su actitud meliflua, no ha entendido que para enfrentarse a los sapos de la charca de Aguirre y José María Aznar sólo hay un camino, decisión. Por mucho que aparezca en los medios diciendo que las normas hay que cumplirlas, a la dirigencia madrileña eso le trae al pairo. Quieren una intervención para acusar al gobierno de totalitario, para acusarles de antidemócratas, para que toda la prensa cavernícola tenga carnaza diaria y excusas para habar de dictadura bolivariana y confabulación judeo-masónica comunista. Si esperan Illa o el camarlengo monclovita que la prensa les dé la razón, aunque la tuviesen, es que no han entendido nada. La prensa va a apoyar siempre, y cuando se dice siempre es siempre, a los partidos de la derecha hagan lo que hagan. Así se lleven miles de millones de euros en los bolsillos a sus casas. Por tanto, si interviene debe saber que le acusarán de todo. Y si no lo hace también e incluso le demandarán por negligencia.

Debe, sabiendo que le van a poner a caer de un burro, ser consciente que ha de tomar una decisión. Y esa decisión que se tome deberá ser firme y sin remilgos. Si se interviene Madrid hay que hacerlo sin ser pusilánime ni gazmoño. Se interviene, se da una rueda de prensa con toda la dureza del mundo y se señalan todas las traiciones de la cúpula dirigente de la Comunidad de Madrid. Con datos, con mensajes, con todo lo que se tenga a mano. Total la prensa cavernícola se lo reprochará haga lo que haga. Y si no se interviene, se explica la decisión y las consecuencias de ello, esencialmente las económicas. Ya que el pérfido Pablo Casado se ha reunido con los embajadores de la UE para señalar el gasto de los fondos europeos por parte del Gobierno, nada mejor que decirle “como no tenemos ninguna seguridad de que lo van a gastar en lo necesario, no verán ni un solo euro”. Se corta el grifo, el flujo de caja y que aguanten lo que puedan.

Cuando los muertos rebosen en las morgues y tanatorios las personas deberán ser conscientes de que todo es culpa de los verdaderos sociópatas que gobiernan Madrid. Que la culpa es de aquellas personas que actúan en base a criterios crematísticos y dispensando a sus zonas de votos (o sus territorios de vida) de las mismas restricciones que los demás. Que los muertos hay que cargárselos a quienes no han querido tomar medidas sanitarias y mienten día tras día en los datos sanitarios para evitar el escándalo. Que todas las personas que no tengan medicinas o asistencia médica sepan que es para que empresarios como el viudo con gafas se forren con hospitales, con servicios de limpieza o telefónicos (que no funcionan) con costes por encima de lo razonable.

Se tome la decisión que se tome, con valentía ya que hay vidas en juego, hay que dejar claro que con sociópatas, con psicópatas del dinero, con esquizofrénicos del capital, no se puede dialogar. No hay diálogo con quien tiene los oídos tapados. No hay diálogo con quien carece de cerebro para asumir el significado del pacto o el acuerdo. No hay diálogo con quien te quiere apuñalar por la espalda. Y el ministro Illa ya ha puesto muchas veces la espalda en juego. Desde ya hay que decidir con todas las consecuencias. Sin pensar en las estupideces del relato cuando hay millones de vidas en juego.

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