Las arcas del Estado están con telarañas, no se sabe cuándo llegarán los fondos europeos que se observan como el maná, de ahí que hayan decidido aumentar los impuestos indirectos (esencialmente el IVA) que son aquellos que pagan por igual los ricos y los pobres. Una medida muy ortodoxa que afectará a la hostelería, el transporte, el ocio y la cultura tal y como han recomendado desde la Airef. En otras palabras, los menos pudientes no deben tomar cañas, no deben utilizar taxis –VTC sí que para eso no pagan los impuestos en España-, no debe ir al cine, ni comprar libros. El argumento para esta subida impresentable que se plantean Nadia Calviño y María Jesús Montero es el siguiente: “Los tipos reducidos, al disminuir los impuestos al consumo, benefician en una cuantía mayor a las rentas altas, que son las que más gastan. Este efecto se acentúa en aquellas partidas de gasto a tipos reducidos que más consumen los hogares de rentas altas (restauración, paquetes turísticos, hostelería, libros, jardinería…)”. Si usted no es clase pudiente no compra libros, ni toma cañas según esta visión clasista del consumo.

La ministra Calviño no se ha escondido y ha dado el visto bueno con estas palabras: “No es que estemos subiendo el IVA, estamos quitando una bonificación o un IVA especialmente reducido para algunos productos, por no considerar que sean productos cuyo consumo tengamos que incentivar, a diferencia de los de primera necesidad”. En casa de Calviño no leen y por ello piensan que los demás españoles tampoco lo hagan. De hecho cuanto más incultos mejor para manejarlos, típico argumento de la derecha de toda la vida. Además de la mentira que supone el decir que se quita una bonificación, porque en el IVA hay numerosos tramos y productos a los que se puede subir o bajar el impuesto libremente. No hay una bonificación al pan, por ejemplo, sino que la UE permite que se le asigne una cuantía menor o mayor.

Si se toma como ejemplo el tema del aumento a los libros, es curioso que se suba el impuesto a aquellos que se editan en papel, pero no a los libros electrónicos. Lo cual acaba por desmontar el propio argumento de la ministra sobre la necesidad o no y las clases altas o no. En principio quienes tienen un e-Book o libro electrónico (cuyo coste va entre 100 y 200 euros) no son precisamente familias ni personas de rentas bajas, mientras que quienes compran libros pueden o no tener una renta alta. Curiosamente, los dos libros electrónicos más utilizados pertenecen a dos empresas: uno llamado Kindle que pertenece a Amazon y otro que se llama Tagus que pertenece al grupo Planeta. ¿Se fomenta de esta manera a estas dos empresas en detrimento de los libreros que venden en papel? Porque la sola mención de que el IVA va a ser aumentado afectará en las ventas de esas familias de autónomos que dedican horas y estudio a su negocio (libreros y editoriales pequeñas). Sin olvidar que, por mucho que esos aparatos electrónicos tienen una luminosidad muy trabajada, afectan directamente a la vista de las personas que los utilizan en mayor medida que la lectura en papel. No sólo dejan a los pobres sin libros sino que les incentivan para quedarse ciegos.

¿Son los libros productos de primera necesidad? Evidentemente no se comen y no alimentan el cuerpo, pero sí son el único alimento del alma, del espíritu, de la formación del ser. En el Gobierno, por mucho que aparezcan los días señalados mostrando libros, es evidente que se mira a esa parte de la cultura como algo superficial. Si para la izquierda de todas las épocas que las personas tuviesen acceso a la cultura para poder ser autónomas y liberarse de las ataduras del sistema –además de procurar cierto ascenso social, que dirían los socialdemócratas-, para los postmodernos parece que es malo que las personas se culturicen. Mejor que vean series en plataformas de pago (a las que no tienen acceso), mejor que vean telebasura, mejor que no salgan a la calle a confraternizar, mejor que no piensen y hagan caso tan sólo de los que le digan los autoerigidos.

https://twitter.com/culturagob/status/1318587421282455553?s=20 El ministro José Manuel Rodríguez Uribes mientras tanto a sus cosas sin pestañear en este tema. Mandar a la ruina a miles de libreros y editores debe ser que no es competencia del ministerio de Cultura. Si al frente del mismo estuviese un malandrín del aparato del partido que está ahí por algún pago, como cuando estuvo Esperanza Aguirre que no sabía quién era Saramago, se entendería. Pero este hombre ha crecido y se ha hecho persona gracias a los libros. Incluso ha escrito algunos. ¿Cómo puede estar callado ante tamaña ofensa a la Cultura? Una persona igual puede ahorrar para gastar 20 euros en un libro pero si se lo aumentan a 25 igual no puede comprarlo, mientras que a un rico le da lo mismo ese pequeño aumento. Al final se establece una cultura para élites, una cultura de clase dominante, eso sin hablar de la manía de los innovadores que quieren al ser humano enganchado a cualquier apéndice electrónico –es lo que debe defender en el mensaje de más arriba-. Sea un teléfono móvil, una tablet o un libro electrónico. Es inhumano ese tipo de propósito de un ser lleno de ortopedias electrónicas que acaban por controlarle. Esto lo sabrían si leyesen libros claro, por eso igual los machacan… El IVA que afecta a las constructoras, por cierto, no se sube y es superreducido ¡qué extraño! ¿O no?

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