Thomas Carlyle sabía perfectamente que, entre esos grandes hombres de la historia que había estudiado, algunos no sólo se movieron por cuestiones de grandeza o poder, sino que el impulso ético que imprimieron algunos movilizaron tanto o más que soflamas nacionales, por ejemplo. Y es que el PSOE de la mano de Ángel Gabilondo no quiere que Kant acabe en las manos de Maquiavelo. Como ha respondido el portavoz socialista, existen momentos en que no es importante ni perder, ni ganar, sino hacer lo que se debe hacer en consonancia a los valores que defiendes. Digamos que el imperativo categórico del socialismo madrileño le impele a presentar la moción de censura contra Cristina Cifuentes porque, en términos éticos, no ha sabido demostrar que lo publicado contra ella y su Máster es falso.

Porque la presidenta madrileña se ha acogido, y en su derecho está, a apelar a los datos legalistas, esto es, a la existencia de unos comprobantes que dicen que sí hizo el Máster en la URJC. Para el PSOE, como han expresado tanto Gabilondo como José Manuel Franco, esto no es válido porque son esos documentos los que en realidad se ponen en duda. Y no habiéndose salido de esa defensa numantina del papel oficial, la ética aconseja que no se puede permitir, ni un minuto más, que Cifuentes se mantenga en el gobierno de la Comunidad de Madrid. No es una cuestión de ser la presidenta de un partido que está hasta arriba de corrupción, saliendo la podredumbre por todas las rendijas; no es una cuestión de que los servicios públicos estén arruinados por culpa del austericidio que prima en las políticas públicas del gobierno conservador; no es una cuestión de que se haga una política en beneficio del establishment; no es una cuestión de estar ante un gobierno que, muchas veces, deambula políticamente; es una cuestión mucho más grande e importante: permitir que el poder actúe con impunidad obviando cualquier principio de igualdad (de oportunidades o de partida).

Como ha reiterado Gabilondo, y es casi una posibilidad muy cierta por el escaqueo, una vez más, de Ciudadanos, no es importante si gana o si pierde, desde luego preferiría ganar, sino proyectar una imagen ética de buen gobierno y responsabilidad a la ciudadanía. A esas personas que se dejan las pestañas estudiando para obtener sus másteres, a esas personas que sufren al lado de su descendencia por verles estudiar y estudiar en pos de una más buena; a esas personas que trabajan en una universidad y no firman sin mirar, que investigan para mejorar, que leen y leen para aportar algo a la sociedad; a todas estas personas y al resto de la ciudadanía no se la puede poner a los pies de los caballos. No puede ser que, aunque siempre hay intersticios, el poder, el poderoso pueda hacer y deshacer a su antojo utilizando, además, lo público, lo que debería ser de todos.

En esta moción el PSOE contará con el apoyo de Podemos, tal y como ha expresado el secretario general de la formación morada, Ramón Espinar. Una colaboración en el sentido expuesto por Gabilondo. No será un gran proyecto de gobierno porque no hay tiempo para ello, pero sí servirá para hacer entender a la ciudadanía que hay políticos que se preocupan por sus verdaderas necesidades. Que hay partidos que quieren regenerar la vida política. Un proyecto para atajar las necesidades más urgentes de los madrileños. Porque no es una más entre todas las que se vienen sufriendo, es el punto y final, al menos así desean los partidos de la izquierda, del absolutismo del PP.

Una moción que no contará con el apoyo de Ciudadanos. Salvo que cambien de opinión a última hora, que no es descartable dado el cuñadismo que les impulsa, Ignacio Aguado ya ha dejado claro que hasta que no tengan todos los datos mediante una comisión de investigación, no dirán nada. Una medida falsa, que esconde lo que todos los que llevan años cubriendo la información de la Asamblea no se tragan: primero, no hay tiempo real para establecer una comisión, comenzaría después del verano con suerte y terminaría justo antes de las elecciones (dato a tener en cuenta); segundo, según nos han contado los letrados y algunos diputados, es muy discutible que pueda plantearse una comisión de investigación en un tema que no es de gobierno, sino personal y que, en todo caso, afectaría a la Delegación del Gobierno; y tercero, ellos quieren seguir metiendo el dedo en la herida de la presidenta para seguir rascando votos. Ahora tendrán que retratarse, como ha dicho un alto cargo del PP madrileño “que se jodan y se mojen de una vez”.

Y sí. Ciudadanos tendrá que mojarse por una vez. Esta vez es una dicotomía clara, o con Cifuentes, o contra Cifuentes. Si se ponen en contra gana la izquierda, algo que Rivera no quiere ver ni en pintura. Si se ponen a favor de Cifuentes, tendrán que estar callados, algo complicado, para el resto de la legislatura porque dejarán claro que no tienen ética alguna. Que sólo se mueven en virtud de las encuestas y en favorecer al establishment que les financia y les protege en los medios de comunicación. Y, lo que es peor, se pondrían al mismo nivel que el PP y eso le posibilita la victoria a Cifuentes que está mucho más preparada políticamente que Aguado. Claro, si es que Aguado sigue porque aumentan los rumores de su posible sustitución por otra cara para las elecciones. Como nos han comentado desde el gobierno del PP, “frente a Cifuentes, Errejón o Gabilondo, el niño se ve que no da para más”.

Porque, paradójicamente, en el PP había alegría al terminar el Pleno. Incluso algún diputado que reconocía estar bastante jodido porque “se cargan el partido”, al terminar ha reconocido que salía con otro cuerpo. Desde luego en el Gobierno todo eran sonrisas, especialmente, porque sabiendo que la izquierda iba a hacer lo que tenía que hacer (presentar la moción de censura), blandían espadas contra Ciudadanos. Porque saben que son medrosos y no darían nunca el poder a la izquierda. Les toca “retratarse” y hacer política “de mayores” por una vez en su vida. Basta de ser el “niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro”, ahora hay que dar el paso y ponerse en la luz y los focos. Desde luego en el entorno de Cifuentes, reconociendo que todo esto tiene como finalidad engordar a Ciudadanos en las encuestas, no están preocupados por la moción. Es una parte de la democracia y hay que aceptarlo así. Pero cuando se les cita Ciudadanos, la sonrisa maliciosa aparece en su rostro. Por cierto, y hablando de rostros, mucho más delgada ha aparecido la presidenta que ha recuperado su sonrisa y que al salir de la rueda de prensa se ha parado para dar las gracias a los que han acudido a apoyarla.

Una vez que el PSOE de Ferraz ha dado el visto bueno a la operación y la Ejecutiva regional también, la moción de censura es una realidad. Un impulso ético que recupera, en cierto modo, la política para las personas decentes (las más) y se la quita a los electoralistas y a los tramposos. Por una vez la ética vence a la estética. El ciudadano impecable, recogiendo la formulación de Rafael del Águila, vence al ciudadano implacable. Algo de dignidad en la política se ha ganado con este paso dado por el PSOE. Gane o pierda la izquierda la moción, como nos ha reconocido Gabilondo, “algo ya se ha ganado”.

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