Bastante complicado lo tiene el Atlético de Madrid para canalizar la comunicación, al menos la nacional, del marido de Erika. Si bien buena parte de la afición rojiblanca aceptó con alegría el retorno del jugador francés, una parte muy activa en redes sociales tragó pero muy enfadada y hablando de condiciones de todo tipo. Entre las más frecuentes, de ahí lo asombroso del asunto, estaba aquella en la que se le pedía al marido de Erika que se cortase el pelo y se dejase de trencitas. Un rapado à la Passarella se reclama como primer paso hacia no tanto el perdón como la primera muestra de contrición del francés.

No habrá sido Rafael Alique quien se lo haya dicho, es probable que la propia Erika Choperena, su esposa, se lo haya comentado. Pero tampoco sería de extrañar que Alique, mediante sus trolls en redes sociales o algún perfil falso que maneje (seguro uno de esos que parecen muy radicales para despistar) haya advertido que igual era una buena idea pasar por la peluquería. Una consulta a patrocinadores y corte de niño bien. O que le han pegado dos leches en el vestuario Savic y Oblak diciéndole que se había equivocado y que como castigo le tocaba parecer un jugador de fútbol y no un maniquí. El caso es que la petición de la afición rojiblanca ha sido aceptada por el marido de Erika y si por la mañana tenía el pelo largo, a la tarde durante la presentación había pasado por peluquería. Desde luego una especie de triunfo de la afición frente a un jugador al que se considera un traidor por las formas en que abandonó el equipo.

La maquinaria de Alique está en marcha para lavar la cara del marido de Erika y no faltan elogios de los habituales sospechosos en columnas y platós televisivos. Como dice Rubén Uría seguramente no todo lo que se contó de su salida sea cierto, pero la afición está muy enojada, por lo que un simple corte de pelo no basta. No se acerca ni a un mínimo perdón. Eso lo deberían tener claro en el Metropolitano (a Alique le toca poner más trolls en redes), que una pitada se va a llevar cuando le nombren antes del partido, incluso algún silbido suelto durante el mismo. De momento le toca correr y callar, o lo que es lo mismo jugar al fútbol (que sabe y muy bien) y dejarse de celebraciones con confeti y bailes extraños, vídeos tribuneros o todas esas estupideces que en la afición no aguantan. Bueno no se le aguantan al marido de Erika.

El Cholo Simeone tiene claro que va a haber resquemor y bronca, pero tampoco le viene mal para apretarle y que juegue al fútbol como ha hecho. Sin astracanadas. Igual puede servir de ejemplo a João Félix para que entienda lo que no debe hacer. Y eso sí que haría feliz a la afición. Igual cuando se convierta en el máximo goleador del Atlético de Madrid, está a cuarenta goles, la afición le perdone. Hasta que llegue ese momento a repartir biberones como hacen sus compañeros, pero siendo consciente de que sí pero…

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