Gabi era un chaval de buena familia burguesa asentada en las estructuras del régimen dictatorial. Su padre, en conexión con otros hijos de familias burguesas, había apostado por el aperturismo poco a poco de España. Aunque como había que sacar a Gabi y su hermana Bea adelante, no tuvo reparos en ser director de gabinete de Fraga en el ministerio de Comunicación, gobernador civil de Tenerife o delegado de publicaciones de la dictadura. Como otros burgueses, mientras Gabi jugaba y comenzaba el colegio, intentaba que las ideas más o menos democráticas se abriesen paso, pero mirando con sospecha a todos los rojos –que no eran hijos de burgueses, eso sí-. Así creció Gabi en una familia con tendencias liberales, algo que, una vez llegado a la universidad Complutense, le serviría para fundar asociaciones liberales y llegar al famoso partido PRD que lanzó la “operación Roca”. Ese deseo de una parte de la derecha de poner a un catalán, burgués por supuesto, en Moncloa.

En el Partido Reformista Democrático Gabi formó parte del Comité Ejecutivo junto a Antonio Garrigues Walker (presidente), Florentino Pérez (secretario general), Rafael Arias Salgado (uno de los hombres del Borbón en todos los gobiernos), Justino Azcárate, Pilar del Castillo o Dolores Cospedal. Además contaron con el apoyo de Pedro J. Ramírez, enfadado en esos tiempos porque Felipe González no le había hecho director de RTVE. Como su padre ya estaba dedicado a la política, de hecho estuvo desde los tiempos del franquismo hasta 2008, Gabi se centró en sus oposiciones al Cuerpo Superior de Inspectores de Hacienda, mientras persistía en el consejo directivo del Club Liberal de Madrid, poderoso lobby liberal del “todo Madrid”. Pero el gusanillo de la política le seguía royendo por dentro. Así que con el aval de su amistad con cierto empresario que comenzaba a despuntar en el sector de la obra pública, el aval de su papi, acabó uniéndose al aznarismo en diversos cargos que ha ido alternando desde 1996 hasta la fecha. Inquieto divulgador liberal fue uno de los primeros en crear FAES, así como columnista de vez en cuando en El País y otros medios de comunicación.

¿Qué tiene esto que ver con Cayetana Álvarez de Toledo? En tres días se ha dicho de todo sobre su purga como portavoz del grupo parlamentario del PP. Que si era para moderar el tono y las formas del partido, algo inexplicable mientras estén ahí Pablo Casado o Teodoro García Egea que son bastante bocachanclas. Que si era para poder negociar con el PSOE presupuestos y el relevo de la cúpula del CGPJ, algo que han desmentido desde el propio PP con toda la soberbia de la que son capaces. Que si ha sido por era una individualista. Que si ha sido porque era más lista que sus jefes -algo que no es complicado visto el nivel-. Que si ha sido por esto o por lo otro, pero sin concretar algo que sea medio racional, comprensible o asumible más allá de la pérdida de confianza de quien fue propuesta por José María Aznar.

La “rueda de prensa” de Álvarez de Toledo a las puertas del Congreso no ha gustado nada en Génova, entre otras cuestiones, porque ha dicho muchas verdades. Como dijo en la famosa entrevista en El País –curiosamente donde Gabi escribe- por mucho que Casado diga que no se puede uno referir de esa forma a la borbonada. Una cosa es ser monárquico, algo completamente irracional para alguien que se dice liberal, y otra accidentalista como son la mayoría de políticos y políticas españolas. Mientras funcione el sistema se aguanta con la monarquía, pero son miles los militantes del PP que son republicanos, como lo es la purgada. Aunque lo que no ha gustado, en realidad, es que se quejó de la purga realizada con el “hombre de Florentino” en el PP: Gabriel Elorriaga. No sólo es aznarista de pro sino que tiene amistad con el presidente de ACS desde hace años, con todo lo que ello significa para bien o para mal –según les guste a ustedes pensar-. “Invasión de competencias” dijo la purgada y algo más cabe añadir.

Se cargan a alguien del ámbito del florentinismo-aznarismo para colocar a un cospedaliano vinculado a empresas competidoras del viudo con gafas. José Sánchez Arce es el elegido por García-Egea para cumplir las funciones de Elorriaga. Más vinculado al marianismo –trabajó en uno de los cien mil cargos de M. Rajoy en su etapa presidencial-, que al aznarismo, pero igualmente con contactos en el mundo de la obra pública. ¿Qué consecuencias puede tener este cambio a nivel mediático? En breve lo veremos porque, más allá de la amistad de Pedro J. con Elorriaga y lo que le gustaba Cayetana, habrá medios que cambiarán sus exigencias, sus opiniones y sus editoriales cuando se trate del PP de Casado. Hay que remarcar, el PP de Casado. Excepto los panfletos que están a los brazos de la extrema derecha, alguno controlado por el florentinismo que siempre pica en todos los postres, el resto habrá que ver cómo responden a lo que puede ser considerado como un agravio a cierta facción de la clase dominante. Antes del confinamiento ya se contó en esta columna que el futuro de Casado no era halagüeño, en estos días ha dado algunos pasos para que la hoja del invento del señor Gillette se acerque a su nuca. Justo cuando los medios estaban entretenidos con los diversos MacGuffin habituales (las cuentas de Podemos, los gritos a Sánchez y demás memeces) se le ocurre “montar el pollo” en su partido. Como se sabe que la estolidez es parte de su ser, tampoco ha calculado los riesgos. Si luego no le invitan al palco del Real Madrid que no se queje.

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