Hasta hace unas pocas semanas todo parecía claro y sentado, atado y bien atado como dijo alguien, en el PSRM-PSOE, donde nada hacía pensar en cambios en la política de los socialistas múrcianos, acomodados en la oposición desde 1995. Una tras otra las distintas direcciones del partido en Murcia han estado dirigidas, unas veces abiertamente y otras en la sombra, por los mismos que participaron en el linchamiento de Carlos Collado en aquel lejano 1993 que arrojó dos años mas tarde al partido de los socialistas múrcianos a las catacumbas de la oposición.

Ahora todo podría irse al traste, y los que durante tanto tiempo han estado manejando los hilos del socialismo murciano esperando a que alguna vez el régimen imperante desde 1995 hiciera aguas y cayese por su propio peso como fruta madura, parecen tener miedo de ahora que gracias a las mentiras de Valcárcel, las imputaciones de PAS y la inoperancia de López Miras, se atisba en el horizonte que la caída del régimen popular está próxima, venga alguien nuevo con ganas de dinamizar el partido y, con el a la sociedad murciana, que no pertenece a ninguno de los clanes que han marcado la estrategia de la mesa de camilla y  les quite el juguete para empezar a hacer política de verdad.

Con la irrupción en la escena política regional del alcalde de Alhama, Diego Conesa, se han encendido todas las alarmas, y el sanedrín se ha reunido de urgencia en algún oculto cenobio de la región para pergeñar una estrategia que les permita neutralizar al recién llegado y mantener su silla calentita alrededor de la mesa de camilla.

A estas alturas nadie desconoce que el socialismo murciano lleva tiempo anquilosado, a pesar de que algunos quieran esgrimir que en las ultimas elecciones municipales se pasó de tres alcaldes a casi treinta, pero ese merito no es sólo atribuible a la dirección regional, sino mas bien a la descomposición del PP, ello unido al trabajo de las agrupaciones locales y al esfuerzo de gentes que como Diego Conesa, que cuando decidió presentarse para secretario local en Alhama, preparó un programa de actuación y fue visitando uno por uno a todos los afiliados de su agrupación para explicarles su visión de lo que debería ser el PSOE.

Una vez logrado el primer objetivo, consiguió convencer a sus afiliados de que ganar las elecciones y acceder al gobierno local era posible, de nuevo visitas para explicar sus ideas, aunque esta vez el número de visitados fue mayor, armado con su carpeta de proyectos volvió a recorrer todas las calles y callejones de la población y se lanzó a recorrer los campos. De esa manera llevo al PSOE de nuevo a la alcaldía de Alhama.

Hasta hay todo estaría bien, y posiblemente si se hubiese estado quietecito los de la mesa de camilla hubiesen contado con el para un puestecillo en la nueva ejecutiva regional y todos seguiría igual en el partido y todos tan contentos y felices a verlas venir y a esperar que el péndulo vuelva y algún día les cayese la breva de llegar al gobierno regional, solos o en compañía. Pero el alcalde les salió díscolo y pensó, y eso en política a veces es peligroso.

La verdad es que hay que tener las ideas muy claras para decidir pasarse el verano recorriendo la región armado con sus papeles y explicando sus propuestas a todos cuantos quieren escucharle,  y poco miedo para escuchar todo lo que los llevan mucho tiempo callados quieren decir y que hasta ahora no habían encontrado interlocutor.

La irrupción de Conesa está cambiando muchas cosas en el PSRM-PSOE, y eso está poniendo nerviosa a los miembros de la camarilla, lo que está provocando que estos tengan también que moverse para intentar en la medida de lo posible salvar todos los muebles posibles para poder seguir calentitos en torno a la mesa de camilla cuando llegue el invierno.

No sabemos cual será el resultado de las votaciones del 24 de septiembre, pero lo cierto es que las patas de la mesa de camilla en torno a la cual se he venido reuniendo la camarilla parecen estar empezando a quebrarse.

 

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