Ahora que tan dispuesto está Albert Rivera al transfuguismo político, visto que no tiene a nadie en quien confiar entre las huestes naranjas, desde las filas del PSOE han hecho llegar al dirigente naranja unos cuantos nombres de dirigentes y ex-dirigentes del PSOE que se podría llevar. Tras anunciar el fichaje de Celestino Corbacho para la plataforma de Manuel Valls para el Ayuntamiento de Barcelona, a Joan Mesquida para la candidatura de Baleares, y los ofrecimientos a la ex-ministra María Antonia Trujillo, muchas personas se preguntan por qué no se lleva a otros y otras también.

No es que Rivera se esté llevando a grandes políticos de hoy en día, ni en su momento lo fueron en los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero. Trujillo, con toda la prepotencia del mundo, negó hasta que la echaron por la puerta de atrás que hubiese en España una burbuja inmobiliaria siendo ministra de Vivienda. Lo que es más delictivo en términos políticos. También tuvo un encontronazo en 13Tv con tintes xenófobos, así que para Ciudadanos es una candidata perfecta. Cuñadista y de derechas. Lo mismo se podría decir de Corbacho, quien en los últimos tiempos habla que parece de derechas. O igual siempre lo fue y se escondía muy bien. El caso es que todos los que se lleva Rivera del PSOE hace tiempo que mentalmente no eran ya del partido.

Pero la guasa que tiene la gente no se puede parar y así le han pedido que se lleve también a Joaquín Leguina, en disputa con su paso a las filas del PP, quien parece más preocupado por volver al Consejo Consultivo de ex-presidentes de la Comunidad de Madrid, con su remuneración y oropel incluido, que en defender posturas socialdemócratas. También piden que se lleve al ex-ministro José Luis Corcuera y a la ex-militante y polemista Martu Garrote. Aunque ya llevan tiempo fuera del partido. Más sorprendente han sido las peticiones para que se lleve a Felipe González y Alfonso Guerra, dos verdaderos factótums del PSOE e historia casi viva del mismo.

Entre los que aún tienen algo que decir en política, esto es, no están retirados, los dedos culposos han señalado a dos de los considerados grandes criminales por el sanchismo: Javier Fernández y Javier Lambán. Curiosamente Emiliano García-Page y Susana Díaz parecen haber sido olvidados un tanto y no han salido apenas sus nombres entre los que se podría llevar Rivera a Ciudadanos. Igual porque ella tiene una posición complicada y no se va a hacer más sangre y el otro porque esperan muchos y muchas que se pegue una piña en las elecciones autonómicas (aunque las encuestas le son muy favorables). Pero odio, odio a Lambán.

Si Rivera pensaba rascar dos o tres votos con esos fichajes, más los que le pide la militancia, parece ser que ha vuelto a cometer un error. Con los del PP igual tiene más suerte, pero olvida el dirigente naranja que, no habiendo de por medio una afrenta grave o una pelea interna, estos dirigentes son vistos como traidores no sólo por la militancia, sino también por la ciudadanía. De ahí que llenar el partido de traidores, con todos los cuñados y cuñadas que ya tiene dentro, no parece la mejor opción para mejorar unos resultados que se avecinan catastróficos.

Eso sí, su doberman para estas cosas, Juan Carlos Girauta, ya ha avisado que Ciudadanos es la “Casa Común”. Ni para inventar conceptos son capaces de no copiar. Claro que es una casa común de liberales y constitucionalistas. No siendo ellos liberales, como demostramos hace poco, y no queriendo socialistas sino constitucionalistas, pues la casa van a tener que pintarla azul más que naranja. O incluso negra y roja como la bandera de falange. El caso es que no preocupa lo más mínimo a la militancia o a los votantes del PSOE que se lleven a unos cuantos, querrían que se llevase unos cuantos más.

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