Lo que más molesta a la ciudadanía de las peleas dentro de un partido político es que sean disputas personalistas. Esas típicas de “Quitaté tú pa’ ponerme yo” que decía la canción (muy recomendable la versión que realizó la Fania All Stars). Y algo así está pasando en Podemos Andalucía y su conflicto con Podemos estatal. Una pelea que cada vez que salta a la prensa andaluza, que es casi toda susanista o de derechas (o las dos a la vez), se difunde y se disfruta en San Telmo. Todo ello acaba perjudicando el magnífico proyecto que se estaba formando, como movimiento de izquierdas para derrotar a Susana Díaz, mediante la plataforma Adelante Andalucía.

Desde Podemos estatal se acusa a Teresa Rodríguez de querer hacer de Podemos Andalucía un partido aparte, una organización controlada completamente por el sector anticapitalista. Por este motivo, no habrían desarrollado la organización en toda la región y habrían registrado una marca propia para separarse del partido. Una visión de Podemos como partido frente a lo que defienden en Andalucía de Podemos como movimiento. Es lógico que Rodríguez y su gente quieran tener un control mayor sobre la organización andaluza porque, al fin y al cabo, lo que pasa en Andalucía se queda en Andalucía. Pablo Echenique no puede llegar a comprender los parámetros en los que se mueve la política andaluza. Es cierto que cada región española tiene sus propios tics y mecanismos propios (más en las regiones bilingües o con fuerte implantación de un sentimiento nacionalista), pero en Andalucía la lógica de estos últimos 40 años y la extensión territorial a cubrir impone otra forma de hacer política. No se sigue una lógica similar a lo que ocurre en Podemos estatal.

Desde Podemos Andalucía se critica que Echenique y Pablo Iglesias quieren hacer de Podemos un partido de centralismo democrático, de dirigismo centralizado y de imposición de candidatos, rompiendo lo que fue el surgimiento de Podemos como movimiento para la conformación de un bloque de cambio que pudiese luchar en el plano hegemónico. Y si se parasen los Pablos a analizar Adelante Andalucía se percatarían de que eso mismo es lo que están montando Podemos, IU y demás movimientos que se están adhiriendo. No es que Rodríguez o Kichi quieran montar un Podemos para ellos, sino que pretenden ir más allá de Podemos. Lo de Marea Andaluza era el primer paso para este camino, pero tras charlar con Antonio Maíllo y discutir la fórmula que mejor podía funcionar, decidiendo montar Adelante Andalucía.

Los propios anticapitalistas andaluces (y quienes no lo son también) están encantados con el movimiento que se está creando. Esto desmonta las críticas de Echenique y Podemos estatal, aunque tengan razón seguramente en que, al verse los anticapis fustigados en otras regiones intenten, dentro de una lógica partidista que ha pasado en otros partidos a lo largo y ancho del mundo, tener una especie de rincón propio. Así que lanzar a Isabel Franco, mujer sumamente capacitada, contra Teresa Rodríguez posiblemente haya sido un doble error por parte de la dirección estatal, tanto como si llevasen a cabo la pretensión de nombrar gestora en Podemos Andalucía.

La presidenta gana si Podemos pelea.

Esos dos errores tienen que ver con lógicas que entienden, o deberían entender, en Podemos estatal. Uno, es que a Franco en Andalucía y para Andalucía no la conoce casi nadie. A diferencia de otros diputados y senadoras que están muy presentes en el día a día de la organización morada y en los medios locales, Franco lo ha estado mucho menos. Podemos es Teresa y así es conocida por toda Andalucía, especialmente, porque es la némesis de Susana Díaz. La presidenta de la Junta de Andalucía la tiene un odio visceral que se ve reflejado en sus debates parlamentarios y en las declaraciones que lanza contra la dirigente morada. Por ello, situar a una persona que es desconocida, en parte, electoralmente y por el cariño de la gente (esas abuelillas que se sientan a la puerta de casa quieren a Teresa y se abrazan a ella al verla pasar), es un grave error.

El segundo error es que ya hay montado un movimiento que está funcionando muy bien, tanto a nivel social como mediático, y que por un cambio de cara se vendría abajo. Cuando algo funciona no se debería tocar, te tomes o no te tomes cañas con ellos y ellas. Y algo que se ha ido cocinando por otras manos no puede ser terminado por quien se crean que es mejor chef. El mejor chef del mundo puede arruinar el pote de la abuela y Adelante Andalucía es pote de la abuela, no manjar de restaurante tres estrellas. Es tortilla de camarones, es chopitos, es rejos, es espeto de sardinas, es manteca colorá, no cocina fast-food. Ahí está el segundo error, poder arruinar algo que funciona. Luego igual lo votan cinco, pero hoy en Andalucía hay entusiasmo en la izquierda por ese movimiento que está funcionando. ¿Ha escuchado quejas de Alberto Garzón? No. Por algo será.

A esto se podría sumar un tercer factor como es dar motivos a que Susana Díaz no se vea en la obligación de virar a la izquierda. Cosa harto complicada sin duda porque como la suma le salga con Ciudadanos allí que irá corriendo a unirse. Poco o nada le gustan a ella las alianzas por las izquierdas, aunque sí le gustan sus gentes para llevárselas al PSOE andaluz y darle una pátina de izquierdismo. Pero una izquierda fuerte podría hacerla dudar, podría cambiar el número de diputados y diputadas y que la suma por la derecha no diese o no fuese rentable políticamente. Por ello, cuando Susana ve la pelea entre los Pablos y Teresa entra en un orgasmo político porque sabe que no perderá votos por la izquierda. De esa forma, con un Adelante Andalucía desmigado, Díaz puede atacar a Marín y Moreno Bonilla (aunque éste se ataca solo) y jugar en el terreno de la derecha que es el que le gusta.

Adelante Andalucía un movimiento de esperanza andalucista.

Cuando se afirmaba que los Pablos conocían poco el patio andaluz es porque parece que quisieran un Podemos monocorde, carente de andalucismo. Parecen no recordar en todas esas lecturas que hacen que las luchas subalternas son, a veces, tan importantes como la principal. En Andalucía la “lucha de clases” se hace al lado del busto de Blas Infante, con la verdiblanca colgada del cuello y mucho arte. Para luchar contra la violencia del sistema contra las personas decentes no puede ir arrasando todo. Deben ser bocinazos fuertes pero con acento. Confluyen en Adelante Andalucía esos movimientos subalternos  que propician una potencia al movimiento tanto en la lucha contra los desahucios, como contra los ataques ecológicos a Las Salinas almerienses, como contra las bandas de las drogas de Algeciras, como contra las víctimas de violencia sexual en las plantaciones de fresas onubenses. Y en esa lucha el toque andalucista es fundamental, lo crean o no en la calle Princesa.

Por primera vez en muchos años, pero en muchos, hay cierta alegría en toda la izquierda andaluza por la buena acogida que viene teniendo la pareja formada por Rodríguez y Maíllo. A todos sitios van los dos juntos y en todos los sitios los reciben con entusiasmo. Lógicamente son de formaciones distintas, pero la persona del común, de la calle ya los identifica como un pack unitario. Volver a la casilla de salida, como quieren hacer desde Madrid, legítima pero erróneamente, haría acabar con el impulso que ha cogido el movimiento. Son muchas las reuniones, actos, acuerdos que se han venido haciendo y que han permitido conformar Adelante Andalucía. Muchas personas de la izquierda, como han contado a Diario 16, que estaban en un abstencionismo sufriente están entusiasmadas para volver a apostar por una candidatura de izquierdas. Por ello Podemos estatal debería replantearse las cosas y asumir su error.

En Izquierda Unida, como nos han contado personas de su dirección, miran perplejos que todo el esfuerzo de más de un año que se viene haciendo en las calles, brazo con brazo, se pueda venir abajo por una pelea entre dos facciones de un partido. Que lo que es normal en la batalla del día a día pueda ser derribado por una pelea entre direcciones y así arruinar un proyecto ilusionante, les sorprende y mucho. Y lo dicen gentes del PCE que saben mejor que nadie lo que es la disciplina y el centralismo democrático, pero que han entendido mejor que los Pablos que el camino ese no es correcto. Que Rodríguez se haya encerrado un poco y se haya mostrado poco dialogante sí, pero no está en su cabeza, como ha dicho varias veces, montar un Podemos de anticapitalistas, más que nada porque no son tantos en Andalucía. En efecto, en Podemos Andalucía apoyan a Rodríguez gentes como Manuel Monereo, el pope intelectual de Iglesias. Aún hay tiempo para no acabar con el proyecto, pero se necesita diálogo y no pelea.

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