Andan preocupados en la calle Génova con los sondeos que están haciendo. Si en los entornos urbanos, debido a su magnitud, salvan la cara, en los entornos semiurbanos y rurales los datos llaman a la bancarrota. De ahí que estos días ande su presidente y candidato lanzando un llamamiento al voto útil en las filas de su partido claro. El hundimiento le llevará perder una buena cantidad de diputados en las circunscripciones pequeñas (2-3 diputados) aunque lo que pueda pasar en las de mayor tamaño es toda una incógnita. Es por ello que en el llamamiento a ese voto útil está plagado de hipótesis que son falsas a priori. En un relato unidimensional intentan validar la hipótesis por sí misma. Un artificio lingüístico muy estudiado desde hace años y que intenta esconder una serie de contradicciones que muestran la realidad tal como es.

Pablo Casado ha pedido que los neofascistas, quienes les hacen pupa de verdad, no se presenten en 28 circunscripciones, a lo que han respondido con sorna pidiéndole al popular que le pida al PSOE que no presente en las grandes circunscripciones para no perder el chiringuito. Por principios lo normal sería no votar a neofascistas, pero la libertad y la irracionalidad están en nuestras sociedades, así perjudiquen a Casado o a Rivera (otro que pierde votos hacia los neofascistas aunque moderadamente), por lo que no vamos a incidir en cuestiones morales o éticas sino en realidades factibles a fin de desmontar la operación miedosa del PP.

“Todos los votos son útiles, pero si estamos preocupados por el riesgo de que pueda seguir gobernando Sánchez con los separatistas y con Podemos, tenemos que ser responsables y aglutinar el voto en la única opción que puede liderar un gobierno responsable: la de Pablo Casado” han dicho en el PP. Como se comprueba no es un cálculo racional o explícito, sino que el argumento político (legítimo) no se sostiene con datos que doten a su argumento de una cierta factibilidad. Lo primero que hay que expresar es que, por muchas encuestas que haya o se hagan, la realidad es que hasta que las personas votan no se puede saber a ciencia cierta cómo lo van a hacer. Ni los datos del pasado cuentan como verdad indisoluble. En el PP pecan, por tanto, de cierta prepotencia al pensar que circunscripciones donde suelen ganar son suyas en propiedad. Una patrimonialización del electorado con efluvios muy caciquiles. Esta incertidumbre de no poder saber realmente el voto (una especie de principio de incertidumbre de Heisenberg aplicado a la política) nos lleva a una hipótesis alternativa a la del PP. Podría darse el caso de que en las circunscripciones más pequeñas, donde hipotéticamente ahora el PSOE quitaría un diputado al PP, al final el partido más votado fuese Vox o Ciudadanos. Por tanto el voto útil sería para alguna de esas dos formaciones. ¿Quién puede asegurar que en Ávila acabe ganando el partido neofascista? Así que en principio no se puede decir que votar al PP en estas circunscripciones beneficia a alguien más que a los candidatos y candidatas del PP.

Pasemos a las otras circunscripciones donde el PP ha pedido que tampoco se presenten (las de 4 y 5 escaños). Hasta la fecha se han venido repartiendo 2-2 o 3-2 los escaños entre PP y PSOE. Esto es lo más o menos normal, salvo en algunas provincias donde Podemos entró a ese reparto quitando un escaño al PSOE. También en alguna elección el PP ha conseguido 3-1 en las de cuatro escaños. Pero lo habitual es un reparto entre ambas formaciones. Sabiendo que hablamos mediante hipótesis a priori y dada la fragmentación del voto en la actualidad, lo normal es que en las provincias de 4 escaños pueda haber un reparto 1 PSOE, 1 Podemos, 1 PP y 1 Vox/Ciudadanos. Este reparto factible invalida ya de por sí la hipótesis del PP. El bloque de la izquierda conserva 2 y el de la derecha otros 2. En Lleida, por ejemplo, que se vote al PP o a Vox podría no tener trascendencia y perjudicar a Ciudadanos ¿dejará de presentar candidatos el PP?

Pasemos a las hipótesis en circunscripciones de 5 escaños (Huelva, Jaén, Ciudad Real, Castellón, Cantabria, Navarra y Valladolid). En Todas ellas podría haber un escaño para cada partido de los cinco posibles lo que sería igual a 2 bloque izquierda y 3 bloque derecha. Todo igual salvo que los candidatos del PP no saldrían pero la derecha conservaría el mismo número de escaños. También puede suceder que el PSOE sacase el último escaño por ganar con suficiencia en alguna de esas circunscripciones y ¿lo perdiese? Nadie puede decir que no sea Podemos, o que sea Ciudadanos, o Vox. Lo que no se sabe es si habría un cambio entre los bloques. Y hasta el momento las encuestas a nivel provincial y autonómico sólo reflejan mucha volatilidad. Si, como todo parece, las elecciones se juegan como dos bloques (izquierda y derecha) puede haber mucho movimiento intrabloque más que entre bloques.

Pura especulación interesada la del PP porque, salvo en circunscripciones pequeñas donde el PSOE también ha ganado a lo largo de la historia electoral, que los neofascistas o Ciudadanos saquen tantos o más votos que el partido reaccionario no moverá el tablero en sí. Lo que no quieren en el PP es perder la hegemonía de la derecha trifálica. Porque en grandes circunscripciones donde los neofascistas quitan votos a PSOE o Unidas Podemos no dicen nada. No quieren dejar de ser hegemónicos en algunas provincias que piensan son de propiedad. Saben que en algunas de ellas los neofascistas pueden conseguir quitarles hasta el primer puesto y tienen pánico a que su jefe máximo acabe siendo realmente Fra-Casado. Ni más, ni menos.

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