Por si no lo recordaban, por si el paso del tiempo había debilitado las mentes de la ciudadanía española, Albert Rivera ha querido refrescar la máxima del neoliberalismo rampante en nuestras sociedades: el fin de la Historia está aquí y nada puede hacerse frente a él. “El futuro de España no pasa por el viejo eje izquierda-derecha sino por nuevas premisas de igualdad y de libertad” ha manifestado el presidente de Ciudadanos. Olvídense de pensarse de izquierdas o derechas, eso ya no existe, sólo cabe hablar sobre el sistema capitalista y la adaptación de cada individuo para cumplir las funciones que le toquen.

No es que Rivera se haya vuelto hegeliano, no se le ven muchos afectos al Estado salvo cuando le sirve para justificarse, al contrario, siguiendo la senda del neoliberalismo promete más libertad e igualdad. Bajo el manto de una “falsa” progresía, el presidente de Ciudadanos ha querido iluminar a la ciudadanía española con todos los grandes logros que va a obtener su partido este año y que permitirían el progreso español. Reformas inimaginables, reformas extraordinarias que “PP y PSOE no han realizado en 40 años de democracia”. Llega el manjar de los dioses para que la ciudadanía lo pueda libar gracias al nuevo Prometeo hispánico, Albert.

La reforma del sistema electoral.

La primera gran reforma que pretende Ciudadanos es cambiar el sistema electoral “para que se represente a la ciudadanía y no a los territorios”. Primera propuesta, primera mentira como se verá. En la formación naranja insisten en lo que han dado en llamar el sistema de un ciudadano, un voto, para que haya mayor proporcionalidad y así ellos obtener más diputados. O que no se pierdan votos. Como se muestran incapaces de pasar el 3% de los votos en muchas regiones (Euskadi o Galicia como mayor ejemplo), quieren cambiar el sistema no para que el sistema sea más de la ciudadanía, sino para ellos poder sacar tajada. Algo, por cierto, que suelen pedir y solicitar todos los partidos que se quedan a las puertas de conseguir sillones.

¿Cómo lograr el cambio? Y aquí viene la trampa que no provocará mayor proporcionalidad sino menos que el actual sistema. En su programa electoral, hay que tener memoria, proponían 175 demarcaciones uninominales donde se elegiría un diputado o diputada. Y luego una lista estatal para elegir los otros 175 representantes para todos aquellos que superen el 3% de los votos a ese nivel estatal. ¿Qué supone este cambio? Cargarse a los partidos nacionalistas porque ninguno de ellos supera el 3% estatal, como es obvio al no presentarse nada más que en sus propias regiones. Así, pese a lo que puedan decir, se cargan de un plumazo no el territorio sino la representación de la diversidad española. Y esos votantes de partidos nacionalistas ven perder su voto y su representación. Porque, en los propios territorios no obtendrían el apoyo en todas y cada una de las circunscripciones. Eso sí, Ciudadanos rascaría algún diputado más al sólo pelear con otros tres partidos. Y claro, la rebelión nacionalista sería culpa de los demás.

Además, habría que añadir que el propio sistema que plantean en su programa electoral daría la mayoría absoluta casi al PP con menor número de votos. Hagan el cálculo. En Galicia, Asturias, Valencia, Castilla y León, Madrid, Murcia y algunas otras provincias las candidaturas uninominales serían ganadas en su mayoría por el PP. Algo así como 120 de los 175 diputados. De los otros 175 ganarían, con datos de hoy en día, unos 42 más. Así que con un porcentaje del 24% obtendrían más escaños que con el anterior sistema y más voto. Un genio el que haya ideado la propuesta en Ciudadanos. Menos proporcionalidad y más problemas territoriales.

Pero cabe otra posibilidad, que en este tiempo, como suben en las encuestan, opten directamente por un sistema de voto solamente estatal. Ya nos iluminará Albert en su momento. Con lo fácil que es cambiar solamente la circunscripción provincial por la autonómica y se acabó el problema del desvío mínimo de la proporcionalidad. Y se tiene contento a todo el mundo. Pero esto también beneficiaría a la izquierda y eso ya no es de tan el gusto de la derecha naranja.

Lucha contra la corrupción.

La segunda promesa de Ciudadanos es “la supresión de indultos a políticos y la protección de denunciantes contra la corrupción” por medio de la ley Ómnibus presentada por la formación naranja y que se debatirá hacia abril/mayo. Muy bien, estar en la lucha contra la corrupción, pero Albert Rivera no ha explicado por qué sigue apoyando al PP, un partido que tiene ni se sabe ya cuántos casos de corrupción. Y da igual a nivel estatal, en Madrid o en Murcia. Visto el nivel de putridez del partido conservador lo suyo sería no apoyarlo… pero claro eso igual daría el poder a la izquierda y eso sí que no.

Por no hablar de las cosas extrañas que pasan en Ciudadanos a niveles regionales. Como en Andalucía donde pagar con dinero público la sede de Huelva no es corrupción, sino imaginación financiera. Donde Juan Marín controla desde su clan de la Manzanilla las asesorías de diputaciones y ayuntamientos. O lo que ha pasado con el nuevo Tanatorio de Majadahonda que nadie lo quería, ni se necesitaba pero ahí ha aparecido. O pedir que se revise el concurso de adjudicación del arquitecto para diseñar el Plan general de Ordenación Urbana de Alcorcón porque no ha salido quien Ciudadanos querían. Cosas raras pero, que se sepa, aún sin investigación judicial.

Aunque es curioso su actual apoyo a los denunciantes de la corrupción. Hace tan sólo dos años ni caso los hacían. Bueno, se hacían las fotos con ellos, pero poco más. Salvo Podemos, IU y Compromís, y algo el PSOE y ERC, los denunciantes por corrupción apenas recibían apoyo institucional de la derecha española. Pero todo fue ver que le estaban haciendo daño al PP y correr como locos a buscar a las personas que antes repudiaron. Todo en año y medio. Y no es algo imaginado, sino que quien redacta estas líneas lo ha vivido en primera persona. Por tanto, su compromiso contra la corrupción se puede decir que es “interesado” y tardío. Segunda propuesta, segunda mentira.

Lucha contra la precariedad.

Rivera ha explicado que el año 2018 “tiene que ser el año contra la precariedad laboral [subrayando que] no puede ser que nueve de cada 10 contrataciones sean contratos basura”. Eso sí, nada de aumentar el salario mínimo interprofesional a 1.000 euros. No. Sino que van a estudiar una reforma laboral para que todos los trabajadores sean de primera. No hace falta que la estudien, la tienen en su programa electoral. El contrato único, mediante el cual los trabajadores y trabajadoras perderían derechos, especialmente en los despidos. ¡Ah! Pero para ello tienen la solución utilizando la Cuenta Individual contra el Despido, que les sirve para que el trabajador se vaya pagando su propio paro y así acabar con las prestaciones por desempleo que son solidarias. Una Cuenta, que en Latinoamérica se llama cesantías y que sólo sirve para que las aseguradoras y entidades financieras tengan suficiente efectivo para sus especulaciones, donde a un trabajador que ganase 1.000 euros al mes y fuese despedido al año, le quedarían ¡¡12 euros!!

Tener trabajadores y trabajadoras de primera significa para Ciudadanos, tenerlos a todos y todas en la cuerda floja, sometidos y sometidas al capital, y mucho más alienados y alienadas aún que en las actuales condiciones. Los quieren sometidos y estrangulados a cambio de unos céntimos. Por si Rivera no lo sabe, el trabajo no libera, sino que es alienación, una forma de sobrevivir. No hay libertad en trabajar, ni igualdad. Bueno, igualdad sí en la miseria y la alienación. El trabajo es producto del sistema económico que existe y sólo sirve para obtener cierta cantidad de dinero a fin de comprar mercancías.

Cataluña y lo progresista.

Respecto a Cataluña es curiosa la paradoja que existe en Ciudadanos y que gran parte de la ciudadanía no acaba de observar. Son los mayores críticos del nacionalismo de corte regional pero los defensores del de corte estatal. “Ciudadanos trabajará por un proyecto moderno de futuro para España teniendo claro que es el enemigo es el nacionalismo” ha dicho Rivera. Se espera que sea cierto y se dé cuenta que el suyo, su nacionalismo, también es malo. Todo nacionalismo es malo, sin duda. Tanto el de ERC como el de Ciudadanos.

Eso sí, todas estas propuestas Rivera y su cohorte de medios de comunicación, fuertemente financiados por el establishment que los quiere en el poder en cuanto se pueda (magnífico Ramón Triviño desmontando parte de lo son en realidad), son vendidas como la única forma de progreso para España. Lo del PSOE es una antigualla socialdemócrata de los años 1980s, Podemos son populistas y el PP es conservador y corrupto. Esta es la gran mentira que venden desde el poder mediático. Falso de toda falsedad aunque utilice las palabras libertad e igualdad. Porque para Rivera la libertad no es para el autodesarrollo de la persona, para que cualquiera tenga la posibilidad de desarrollar todas sus potencialidades independientemente de su género, raza, religión o clase social, no. Para Rivera la libertad es solamente tener la capacidad de comprar mercancías (el fetichismo de la mercancía), de acumular un poco dinero en una cuenta de ahorro, de cambiar de coche de vez en cuando. En general libre de los poderes “malos” del Estado, no del sistema capitalista, que es lo progresista.

El progreso económico, esto es, la acumulación de capital por parte de ese 8% de la población que tiene el 90% de la riqueza, es lo mejor que le puede pasar a España. Cuanto más dinero haya moviéndose, entienden, algo caerá a las personas que no disponen más que de su fuerza de trabajo. Para Ciudadanos el progreso es sólo económico y liberal, no hay más en esas palabras. De hecho, son el partido que quiere rascar las últimas briznas del sistema de bienestar. ¿Les han oído hablar de las pensiones seriamente? Muy callados están con eso. Y nada dicen de los hospitales concertados, mientras en los públicos se reducen las inversiones. Quieren a los ciudadanos y ciudadanas iguales, pero en el sometimiento al establishment.

Suenan seductoras las palabras de Rivera pero porque son producto de la falsedad y el mal uso de principios ideológicos. El eje izquierda-derecha no ha desaparecido, es más, con la aparición de Ciudadanos está más presente que nunca. Son la derecha naranja neoliberal, nacionalista y totalitaria del sistema capitalista. Son los muñecos del establishment español e internacional. Están ahí para ejercer las funciones del poder político en favor de sus amos, de quienes se están gastando el dinero (que piensan recuperar) en los medios de comunicación para loor y gloria del partido naranja. Palabras seductoras pero falsas y mentirosas.

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