Fuente: Marine Le Pen cuenta oficial Twitter

Mientras Emmanuel Macron marchaba hacia la plaza de Marte para dar su discurso de elección presidencial, Marine Le Pen afirmaba que la suya había sido una victoria increíble. También Jean-Luc Mélenchon pedía pasar de ser el tercero en la primera vuelta a ser el primero en la tercera. Es curioso que “pecho lobo” hubiese vencido en la segunda vuelta y estuviese con más preocupación que las personas que habían quedado por detrás de él en la primera y la segunda vuelta. Una alegría de los perdedores que tiene una explicación y que preocupa al presidente francés más de lo que se imagina.

Hace cinco años Macron venció holgadamente en las presidenciales a Le Pen y arrasó en la tercera (las elecciones legislativas de junio) gracias a que el sistema electoral laminó a sus contrincantes. A eso se le suma que Los Republicanos aún tenían cierto peso político y se pudo conformar una Asamblea Nacional plenamente de centro derecha. La France Insoumise de Mélenchon sólo pudo obtener 17 diputados y el Rassemblement National de Le Pen 7. Algo que aspiran a cambiar en la tercera vuelta de este mismo año. ¿Qué ha cambiado?

Le Pen a superar los vetos

El partido de Le Pen tuvo que soportar en 2017 los vetos que le hicieron en numerosos distritos electorales los partidos de derechas y los de izquierdas. Eso impidió que buena parte de sus candidatos se quedasen a las puertas de obtener el acta de diputado pese a haber sido los más votados, en numerosos casos, en las primeras vueltas. Ese mismo sistema uninominal y a dos vueltas sigue presente pero parece que la situación ha podido cambiar a su favor. Los Republicanos están mejor que los partidos clásicos de la izquierda pero el camino a su disolución parece haber llegado. Y eso para el RN es una suerte en muchos distritos electorales.

Le Pen sonreía el domingo pues ha conseguido romper una barrera dentro de la derecha y dentro de la izquierda. El veto constante a su partido parece haberse quebrado y ello podría ayudarle para conseguir más diputados en la Asamblea. En caso de lucha con los candidatos de La République en Marche (la plataforma electoral de Macron) podría en esta ocasión obtener el apoyo de personas de cualquier lado del espectro. Si la disputa fuese con el partido de Mélenchon atraería el voto del centro-derecha (si es que se puede seguir hablando en términos de derecha-izquierda).

Normal que haya solicitado durante toda la campaña presidencial el cambio al sistema proporcional para elegir a los integrantes de la Asamblea Nacional –algo que Mélenchon también desea-. Tras obtener porcentajes por encima del 20% en las primeras vueltas no ha obtenido representación cercana a ese porcentaje, como sí sucede en el Parlamento Europeo (que se elige proporcionalmente). Ahora tiene la oportunidad de ganar con un sistema mayoritario a dos vueltas o cuando menos aumentar su representación. Éric Zemmour y su sobrina Marion Maréchal de Reconquête están dispuestos a fortalecer ese núcleo en las legislativas.

Mélenchon como única alternativa a la izquierda

Al igual que le sucedió a Le Pen, LFI de Mélenchon sufrió los vetos en segundas vueltas del macronismo y no pudo obtener unos resultados acordes a los datos obtenidos en las presidenciales. En esta ocasión la disolución del Partido Socialista Francés, el hundimiento del PCF, el desvarío de Los Verdes y que los trotskos y demás son cuatro, ponen a Mélenchon en la carrera por obtener buenos resultados en la tercera vuelta o legislativas. A la izquierda de Macron, salvo algunas personalidades regionales, no hay nada salvo Mélenchon.

Existe tanto odio hacia Macron en Francia, casi el 60% de los franceses no le soportan, que los vetos que tuvo Mélenchon en las anteriores legislativas seguramente desaparezcan en esta ocasión. Si existe una segunda vuelta entre macronistas y mélenchonistas, las gentes de Le Pen igual se deciden por el segundo. En Francia existe una buena parte de la población que no quiere que Macron tenga la mayoría en la Asamblea. Prefieren la vuelta a la cohabitación, una fórmula que ha funcionado bastante bien. Y buscando esa cohabitación puede verse beneficiado Mélenchon.

Cuenta, además, con un apoyo muy fuerte en la zona de París –donde Le Pen es más débil y que ha dado la victoria a Macron- y eso son muchos diputados en disputa. Sin PSF puede tener más cerca la victoria, como en las grandes ciudades de Francia. Algo menos en las ciudades medianas y pequeñas. Una baza que tiene que jugar ahora, no dentro de unos años. Un juego de votos entrecruzados antisistema globalista que puede dar frutos a Le Pen y Mélenchon. Por eso ayer los dos derrotados estaban contentos y el vencedor acongojado. Mucho “pelo en pecho” y postureo (le han faltado los morritos), pero la realidad puede llevarse por delante su aspiración a ser un pequeño Napoleón. Cuando menos es un populista del sistema.

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